(De Miguel Eugenio Germino)
Hasta el año 1860 la construcción de los grandes mercados
proveedores de Buenos Aires se ubicaron teniendo en cuenta la distribución de
la población local, preferentemente en zonas densamente habitadas, de fácil
acceso, lo que en el corto plazo trajo aparejado grandes dificultades con el
tránsito. En su gran mayoría eran emprendimientos comerciales privados, sin
ningún tipo de planificación municipal.
Allá por el año 1858 se comenzó a hablar de la construcción
de un nuevo mercado, “Lorea”, en las inmediaciones del entonces Hueco de Lorea,
donde en 1873 se levantó el histórico gran tanque de agua para el
abastecimiento domiciliario. Con una altura de 20 metros, el tanque superaba a
todos los edificios existentes en la época; su depósito de 272 m3 (9 x 9 x 3,
60 m) tenía capacidad para contener un millón cien mil litros, que abastecía a
unos 32.000 hogares. Al elegir el lugar en el que se instalaría el nuevo
mercado se tuvo en cuenta la equidistancia con los mercados Del Centro y Del
Plata, ya que en esos tiempos, y debido a la lentitud de los medios de
locomoción, la distribución era más lenta y tediosa.
En principio se pensó como un mercado municipal, con el fin
de obtener financiamiento bancario para su construcción. Así se elevó un
proyecto de una inversión de hasta 2 millones de pesos de entonces, bajo
garantía de propiedades, proyecto que no prosperó. Finalmente este mercado se
abrió con capitales privados ocho años más tarde, el 7 de septiembre de 1864. Se
instaló en terrenos legados por el matrimonio Lorea, al lado de la plaza que
hoy lleva su nombre, en Rivadavia entre Lorea (hoy Luis Sáenz Peña) y Cevallos,
vereda sur. Tenía una superficie cubierta de 4788 m2, según datos de la Memoria
Municipal de 1890 y 1892, y contaba con aproximadamente 200 a 400 puestos.
Vale recordar que el 5 de julio de 1807 Isidro Lorea, junto
a varios de los esclavos que trabajaban para él, enfrentó a los ingleses
durante la segunda invasión inglesa y todo terminó en tragedia: Lorea y su
esposa resultaron heridos por bayonetas cuando peleaban contra los invasores y
murieron unos días después. También cayeron sus esclavos, luego reconocidos
como héroes de la resistencia.
Previamente la familia había constituido herencia de la
quinta y aledaños al Cabildo, con la condición de que se construyera en el
lugar una plaza que llevara su nombre, como paradero de las carretas que
llegaban desde el norte por el camino de Las tunas (hoy Callao). En 1808 el
virrey Rafael de Sobremonte aceptó la donación y la condición impuesta por el
matrimonio Lorea.
En 1875 los grandes mercados de abasto en Buenos Aires eran
siete: Del Centro, Del Plata, Lorea, Independencia, Florida, Comercio y
Libertad.
Hacia 1908 se planteó la necesidad de derrumbar el mercado
Lorea, para levantar en su lugar la Plaza Congreso, que se inauguraría con
motivo del primer centenario de la Revolución de Mayo. Los vecinos de Buenos
Aires no se opusieron a ello, ya que existía el Mercado Rivadavia, habilitado
desde 1882, que ocupaba más de media manzana en la intersección de Rivadavia y
Azcuénaga. Asimismo estaba el Mercado Spinetto, que se habilitaría en 1894. Y
otro mercado, el Abasto Proveedor, en dos manzanas en la antigua Quinta de
Nogueras, entre las calles Corrientes, Anchorena, Lavalle y Agüero, habilitado
en 1893, en una zona plagada de otros establecimientos como fábricas de hielo,
maduraderos de bananas y depósitos.
No se tiene certeza de quién fue el constructor del mercado
Lorea, aunque se presume que fue diseñado por el ingeniero Carlos E.
Pellegrini. En cuanto a la gestión del lugar, estuvo en manos privadas hasta
1902, cuando lo adquirió la Municipalidad por $ 418.000. Según la memoria
municipal del año 1903, la fisonomía del mercado cambió radicalmente hasta
ubicarse a la altura de otros mercados particulares de mayor importancia. En el
año 1895 la Guía de Buenos Aires decía: “Recientemente refaccionado, ofrece
comodidades tanto al público como a los expendedores”.
Salvo las fotografías de la demolición del predio, no se han
descubierto imágenes del mismo, toda una lástima.
El mercado Lorea no fue el único centro de abastecimiento de
efímera duración. El Mercado Modelo, propiedad de Juan Lanús, de 5.902 m2
cubiertos, inaugurado en 1884, terminó por ser demolido pocos años después, en
1893, para dar lugar al ensanchamiento de la avenida De Mayo.
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Fuentes:
Aguilar Graciela y otros: Mercados de Buenos Aires. Olmo Ediciones 2014.
http://drparbst.blogspot.com.ar/2015/02/plaza-de-lorea.html
http://www.revisionistas.com.ar/?p=11173
http://www.arcondebuenosaires.com.ar/plaza_del_congreso.htm
Imagen: Demolición del mercado "Lorea" en 1910.
Texto y fotografía tomados del periódico barrial Primera página.