28 dic 2010

Vito Nervio, el detective porteño


(De Germán Cáceres)

Leonardo Wadel está considerado como uno de los fundadores de la profesión de guionista.
Comenzó con Kharú, el hombre misterioso (1936), con dibujos de Carlos Clamen, para la revista Mustafá. Luego vinieron, entre muchas otras historietas, Vito Nervio (1945), A la conquista de Jastinapur (1946), Conjuración en Venecia (1946) y Duval y Gordon (1951).
Vito Nervio se inició con la dupla Domingo Repetto (conocido como Mirco Repetto), en la escritura, y arte de Emilio Cortinas, en el Nº 1 de Patoruzito,  de la que el primero era director. Después, Repetto –que nació en Italia y se radicó en la Argentina–, tapado de trabajo, cede su lugar a Leonardo Wadel, mientras que a Cortinas, que regresa definitivamente a su país, lo reemplaza un joven Alberto Breccia, también uruguayo. Ambos se hacen cargo de la historieta en 1946 hasta su desaparición en 1960. A principios de la década del setenta el tándem intentó renovarla para la revista Chaupinela, con un Vito Nervio abuelo y director de una escuela de detectives, pero el experimento no tuvo éxito. En 1981 Vito Nervio fue llevado al cine en la película Beto (sic) Nervio contra el poder de las tinieblas, de Miguel Bejo, pero el nombre de Wadel no apareció en los créditos. Vito Nervio, vivió aventuras en la Argentina y en todo el mundo, como también lo hicieron en la revista Pimpinela los periodistas criollos de la historieta Duval y Gordon, con guión de Wadel y arte de Enrique Vieytes. Pero el detective porteño continuamente se preguntaba cómo estaría la calle Corrientes.
Con el dúo Repetto-Cortinas, Vito Nervio fue una historieta seria, pero su dibujo tenía ciertos sesgos humorísticos, una fórmula algo similar a la de César, el capitán sin miedo (1933), de Roy Crane. El guión era muy original y sus diálogos eficaces y precisos, aunque, como en todas las producciones de la época, a veces caía en la ingenuidad. Una planificación muy profesional le otorgaba un sólido ritmo. Más que un metódico detective, el héroe era un valiente porteño dispuesto a dar pelea en todo momento. Hay ingenio en las tretas que urde Vito Nervio para combatir a los delincuentes (entre ellos un jefe de pandilla llamado Satán) y recursos para crear el misterio: una isla tiene ocultas compuertas que conducen a la guarida de la banda. A la vez, sótanos secretos desembocan en túneles con salida al mar y  una lancha anclada en la orilla.
Emilio Cortinas muestra talento para registrar escenas de acción, en las que se destacan los planos generales. Ya tenía un concepto evolucionado del arte de la historieta, y utilizaba con oficio las sombras proyectadas y las siluetas negras de personajes y objetos.    
Con el nuevo equipo (Wadel-Breccia) Vito Nervio inicia un giro importante. Los textos –incluídos los globos– son más extensos  y su estilo es altisonante y alambicado. Sin embargo, el detective acostumbra a decir chistes mientras afronta situaciones peligrosas. La narración de Wadel exhibe la influencia del folletín (era admirador de Alejandro Dumas, Víctor Hugo y Miguel Zevaco) y de los seriales cinematográficos. En el anuncio de un próximo episodio se puede palpar su estilo: “El caso de la Dalia Estrellada”/ “¡Una princesa!”/ “¡Un arqueólogo!”/ “Un floricultor fanático”/ “¡Y el monstruo que acecha! ¡Todo en una inolvidable aventura!”. Vito Nervio –que se autocalifica de “criollo” – se ha transformado en un aventurero a lo Indiana Jones y recorre sitios exóticos de distintas partes del mundo, aunque siempre está añorando su querida Buenos Aires.
Breccia impone en su grafismo un sombreado que será su marca estilística y le permite lucirse en las escenas nocturnas. En él hay algo de Milton Caniff (el registro de mujeres hermosas) y de Burne Hogarth (la representación de la selva). Sus originales enfoques son magistrales. 
Con el correr de los años, la prosa de Wadel adquiere concisión y los episodios logran mayor solidez y están mejor resueltos. Pero el gran hallazgo es el personaje de la malvada Madame Zabat  –“una mujer de enigmática belleza y ojos alucinantes”–, miembro de la terrible banda el “Triángulo Verde”. Sucede que Vito y Zabat son enemigos, pero terminan enamorándose, y se crea una vuelta de tuerca que no tiene fin ni solución: un amor imposible que hizo furor entre los lectores. Pasa algo similar con Lois Lane, que ama a Superman, y éste a su vez está cautivado por ella pero a través de Clark Kent.
Leonardo Wadel demostró con Vito Nervio poseer una imaginación inagotable e ingenio para librar al detective de situaciones riesgosas. Asimismo, talento y oficio para sostener el misterio y dar constantes giros a la trama de sus guiones. Su obra representa un hito en la historia del noveno arte argentino.
______
Imagen: El personaje Vito Nervio dibujado por Alberto Breccia.