(De Luis Alposta)
Para designar al que anda con unas copas de más se suele
decir, aunque cada vez con menos frecuencia, que tiene una flor de tranca o una
tranca bárbara. ¿Y de donde viene eso de tranca?
Consultando el Diccionario de la Real Academia
Española, leemos que tranca es un palo grueso que se pone para mayor seguridad,
a manera de puntal o atravesado detrás de una puerta o una ventana cerrada, y
que en segunda acepción significa borrachera, embriaguez, lo que en sentido
figurado equivale a pasar sobre todos los obstáculos. Pero, y aquí lo curioso,
el diccionario también nos dice que tranca es una palabra de origen celta. Y si
ahora recordamos que el pueblo celta en sus primeras migraciones se extendió
por Europa central y avanzó hasta las Galias (actual Francia), las Islas
Británicas y España, no debe extrañarnos, o sí, si encontrándonos en Alemania,
en lugar de la estereotipada palabra bar, leemos tranke o G-tranke, que en
alemán significa lugar para beber; y donde nos podemos seguir sorprendiendo, ya
con un diccionario bilingüe en la mano, al encontrar que trank es bebida y tranken dar
a beber.
Después,
reflexionando sobre estos germanismos, es fácil advertir que los mismos están
fonéticamente muy próximos a la conjugación del verbo beber en inglés: drink, drank, drunk (beber, bebió y
bebido) y a la palabra francesa trinquer,
que significa brindis.
Y con esto sólo he querido destacar, en parte, la prosapia
de una palabra que con muy escasas variantes en su grafía y en su
pronunciación, se viene añejando -como los buenos vinos- desde tiempo
inmemorial en varios idiomas.
_____
Imagen: "Bebedores de ajenjo" de Edgard Degas.