(De Luis Alposta)
Había una vez (y esto no es cuento) en la antigua región de
Asia Menor, en lo que actualmente es el noroeste de Turquía, una comarca
llamada Misia, en la que reinó Télefo en tiempos de la Guerra de Troya.
Según la mitología, este rey, hijo de Heracles y de Augea (de
quien nos hablan Píndaro y Ovidio, entre otros), fue herido gravemente en uno de sus muslos por la lanza de Aquiles, cuando los griegos en su viaje a Troya
arribaron a las costas de su país.
De esa herida, Télefo sólo pudo sanar al cabo del tiempo (siguiendo las indicaciones del oráculo de Apolo) presentándose disfrazado
de mendigo, ante el propio Aquiles,
quien le aplicó en la llaga la herrumbre de la misma lanza con la que lo había herido.
En siglos posteriores, el mito de Télefo ha sido tratado por
los grandes trágicos.
Del argumento de la obra de Esquilo sólo se conservan tres
breves fragmentos. A Sófocles se le
atribuye la autoría de "Misios", formando parte de una trilogía. En cuanto al "Télefo" de Eurípides, representado por primera
vez en el 438 a .
C, sabemos, por numerosas citas de autores de esa época, que ha sido muy
popular.
Su argumento trata sobre el viaje del héroe a Argos para
pedirle a Aquiles su curación.
El hecho de
representar al "rey de los misios" como a un mendigo y vistiendo
harapos, era algo inusitado hasta entonces en la escena ateniense; no obstante,
el personaje se popularizó de tal forma que los harapos pasaron a estar siempre
presentes en las parodias de Aristófanes. Algo que nos da la medida de lo muy citada que ha sido esta tragedia por
los antiguos.
Aristófanes aprovechó la comicidad que resultaba del
contraste de la figura de un rey con disfraz de pobre, y utilizó, al menos en
tres de sus comedias, el relato de este episodio.
En "Acarnienses" es donde aparece más veces el rey disfrazado.
En ella, Diceópolis le pide a Eurípides "algún andrajo" de ese viejo drama
suyo, refiriéndose a "Télefo el misio";
y es cuando Eurípides le ordena a su criado que le dé "el andrajario de
Télefo".
Las otras comedias en la que aparece el "rey misio",
presentan menor interés respecto a la puesta en escena del personaje.
En "Las Nubes" (v.
922) sólo se lo alude cuando se le reprocha al Injusto su antigua conducta de
mendicante pidiendo limosna como el "Télefo misio" con una "alforjita".
De Télefo se ocuparon también otros autores, de los que se
conservan sólo fragmentos, que buscaron como motivo cómico su condición de
mendigo.
Resumiendo: el mito de Télefo ha sido utilizado en la
literatura griega desde la épica, donde figuraba en las "Ciprias" oponiéndose al
ejército griego en la llanura de Teutrania y recibiendo de Aquiles una terrible
herida, hasta la tragedia, sobre todo con Eurípides, y la comedia, en la que su
disfraz de mendigo, cuando se presentó buscando su curación en la asamblea de
los Aqueos, fue objeto de parodia.
Por otra parte, es para remarcar que entre los ligures
fructificó en esos tiempos la difusión del alfabeto, el arte, las costumbres y
las creencias griegas, entre las cuales, el mito de "Télefo", incluyendo el
gentilicio aludido no estuvo ausente.
¿Raíz etimológica o coincidencia? Lo cierto es que tres mil
años después, genoveses por medio, la palabra miscio devino voz lunfarda: mishio
(y sus derivados mishiadura, shiome, shiomería), con el significado de pobre,
indigente, falto de dinero (el DRAE registra "misio", de uso corriente en Perú
con igual significado).
Mishio: una voz lunfarda para la que, presumo, treinta
siglos "no es nada".
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Ilustración: Heracles y Télefo. Copia romana de un original del sigo IV a C. (Museos Vaticanos)