(De Víctor O. García Costa)
Tor es el
apócope del apellido de Juan Carlos Torrendell, nacido en Palma de Mallorca en
1895, que usó para denominar la editorial que fundó en Buenos Aires y que es motivo de esta crónica.
Juan Carlos
Torrendell era hijo de Juan Torrendell, también nacido en Palma de Mallorca el
31 de agosto de 1869 y que habría de morir en Buenos Aires el 12 de marzo de
1937. Comenzó a publicar en el Semanario Católico de su ciudad natal,
que dirigía José Miralles y Sbert (1860-1947). Miralles y Sbert, ordenado sacerdote
en 1884, obispo de Lleida (1914), de Barcelona (1925) y de Mallorca (1937),
enrolado en el clero franquista y que registra en su haber la bendición de
aviones italianos que llegaron para intervenir en la Guerra Civil Española,
masacrando al pueblo español.
Juan Torrendell,
seminarista frustrado, después de publicar en La Almudaina , de
Palma, llegó a Montevideo, República Oriental del Uruguay, en plena juventud,
para dedicarse al periodismo y a la crítica literaria. Comenzó su labor en El
Día, de Montevideo, firmando sus artículos con el seudónimo de "Blandengue".
En esa ciudad dio a luz su primer libro: El picaflor, novela de
costumbres sociales (1891), al que siguieron La ley y el amor, drama
(1894), Pimpollos, novelitas breves (Barcelona, 1895), Currita
Albornoz, comedia inspirada en Pequeñeces del sacerdote Luis Coloma
(1851-1915) -estrenada en el Teatro Principal de Barcelona y en el Teatro
Princesa de Madrid-, La familia Roldán, comedia (1898) y dos obras de
teatro, en catalán: Els encarrilat (drama estrenado en el Teatro
Novedades de Barcelona, 1901) y Els dos esperits (drama estrenado en el
Teatro Español de Barcelona, 1902).
Don Juan Torrendell regresó a España y en
Barcelona publicó sus trabajos en La Ilustración Ibérica ,
dirigió La Última Hora y el semanario Fígaro, fundó y dirigió La Nova Palma y La Veu de Mallorca.
En Barcelona fundó La Cataluña , revista
que apareció entre 1907 y 1910 para difundir el pensamiento de Solidaridad
Catalana. Se vinculó al político y economista Francisco de Asís Cambó y Batlle
(1876-1947), el mayor inversionista en la Compañía Hispano
Argentina de Electricidad, CHADE,
antecedente de la CADE , -fallecido en Buenos Aires- y apoyó sus
campañas desde La
España Grande. En 1910 regresó a Montevideo donde fundó El
Correu de Catalunya y en 1912 se afincó en Buenos Aires vinculándose con
los ambientes literarios de su tiempo. Así, fue redactor de El Diario
Español y colaboró con las revistas Nosotros y Atlántida,
especialmente como crítico literario. En Buenos Aires publicó El año
literario (1918), con
prólogo de Constancio C. Vigil (1876-1954), Los concursos literarios y otros
ensayos críticos (1926), La
literatura catalana en su actual
renacimiento (1928), Las lenguas de
España (1933) y Crítica menor, en dos tomos, aparecidos en 1933 y
1934, respectivamente. Durante seis años integró el Jurado de los Concursos
Municipales de Buenos Aires.
Su hijo Juan
Carlos Torrendell, como decimos, motivo principal de esta nota, nació en Palma
de Mallorca el 25 de octubre de 1895 y murió en Buenos Aires el 11 de enero de
1961. Tenía 12 años cuando vino a Argentina y rápidamente se vinculó con las
actividades relativas al libro. Trabajó en la librería La Facultad , de Juan Roldán,
que importaba libros de España y que hacía, también, de editorial, con local en
Florida 359. El 16 de junio de 1916,
a los 20 años de edad, fundó la Editorial Tor , que
revolucionó la producción editorial, con talleres en Río de Janeiro 760.
El sello editorial
era una suerte de escudo con una barca en medio del oleaje y con una leyenda
que decía: Contra viento y marea y así fue su labor editorial.
Tuvo locales de
venta al público en la calle Florida y, también en la calle Maipú. Durante una
crisis financiera, instaló en su local una gran balanza y ofreció y vendió
libros por kilo: 1 kilo de libros m$n 1, y 2 kilos de libros m$n 1,50. Esta modalidad
fue muy criticada por la
Academia Argentina de Letras, que se oponía a que el libro se
vendiera como cualquier mercancía de almacén.
Las ediciones de
Tor eran económicas, en papel diario, con tapas en papel satinado y con
dibujos anónimos en colores. Alguna vez,
con los cantos coloreados.
Entre sus “exclusividades” estuvieron las novelas románticas de M. Delly, César Duayen y
Pedro Mata, las poesías de Amado Nervo y las obras de Anatole France, Manuel
Gálvez, Knut Hamsun, Giovanni Papini, Marcelo Peyret, Eça de Queiroz, Eduardo
Zamacois, Stefan Zweig, entre muchos otros.
Entre esa
literatura romántica, resubida de tono para su tiempo y hoy más pálida que el
rostro de Manón, publicó El árabe y El hijo del árabe, de F. M.
Hull, con cuyas lecturas muchas jovencitas soñaban ser ellas la raptada
Virginia Mayo, llevadas a las arenas calientes de Arabia y poseídas por estos
poderosos personajes, y que mi hermana Nieves leía a escondidas de mis padres,
seguramente con iguales esperanzas,
lectura que yo usaba como factor de extorsión para que pusiera la mesa y
levantara los platos y que ella me devolvía amenazándome con decir a mis
padres que yo, a los 8 años, fumaba y guardaba el atado de
"Combinados" en el ropero, en un bolsillo interior de mi
sobretodo.
Tor editó, del
citado Marcelo Peyret: Alta Gracia, Cartas de amor, Mientras
las horas pasan, Padre nuestro y, sobre todo, Los pulpos,
cuya lectura era conceptuada como alta y gravemente pecaminosa, casi
delictual. En esa misma onda, también publicó Naná, novela de Emilio Zola y Safo de
Alfonso Daudet, cuyas lecturas eran pecado mortal.
También editó y
difundió Mi Lucha, de Adolfo Hitler, El fascismo, de Benito
Mussolini y Mirando adelante de Franklin Delano Roosevelt.
Dentro de la
colección El Pensamiento Argentino
publicó, de Juan Bautista Alberdi, Las Bases y El crimen de la guerra;
de Agustín Álvarez, ¿Adónde vamos?, El mundo moral, Historia
de las instituciones libres y La transformación de las razas en América;
de Miguel Cané, Juvenilia; de Godofredo Daireaux, Los milagros de la Argentina , de
Esteban Echeverría, El matadero; de Domingo Faustino Sarmiento, Facundo,
Recuerdos de provincia y Viaje a los Estados Unidos; de José
María Ramos Mejía, Las multitudes argentinas y Simuladores del talento; de José
Ingenieros, El hombre mediocre, La simulación en la lucha por la
vida, Las fuerzas morales, Hacia una moral sin dogmas, Las
doctrinas de Ameghino, La locura en la Argentina ; de Manuel
Gálvez, Vida de Sarmiento, Vida de Rosas y Vida de Hipólito
Yrigoyen, además de Nacha Regules, Historia de arrabal y
otras, de Julio y Rodolfo Irazusta La política británica en el Río de la Plata ; de E. M. S.
Danero, Toda la historia de las Malvinas.
También editó
los Episodios nacionales de Benito Pérez Galdós, un relato novelado de
la historia de España, y lo hizo en una gran cantidad de tomitos accesibles al
bolsillo popular.
Entre las
exclusividades de Tor estaba la
Colección En canto de cuentos encuadernados
ilustrados, para niños y adolescentes, iniciada con Simbad el marino y
al que seguían Pulgarcito, Alicia en el país de las maravillas, Gulliver
en el país de los enanos, Aladino y la lámpara maravillosa, Caperucita
Roja, El Príncipe Copete, Piel de asno, Alí Babá y los 40
ladrones, etc.
En la década de
los años '40, para su Colección Los
Maestros de la Música , editó las biografías de Beethoven,
Wagner, Gounod, Verdi, Massenet, Mozart, Schubert,
Schumann, entre muchas otras.
Hacia la década
de los años 50 publicó la
Enciclopedia de Gómez Nerea-Feud, con 10 títulos iniciados
con Freud y el chiste equívoco y concluidos con Freud y su manera de
curar.
En el área de
las novelas policiales Tor editaba las Aventuras de Mister Reader, con
una producción de una aventura por semana. Mister Reader era, aparentemente, un
anciano policía de Scotland Yard que transitaba los sórdidos barrios londinenses
y que sólo usaba como arma un pedazo de cubierta neumática que llevaba dentro
de su infaltable paraguas, que jamás abría, y que estaba muy vinculado a
algunos viejos delincuentes retirados que le pasaban información, uno de ellos
apodado "el Ratón". Todos los adolescentes de mi generación
disfrutábamos con las andanzas de Mister Reader y, alguna vez, con libritos de la Colección Ras tros que publicaba Acme Agency, pero que era algo más cara. Los
policiales del Séptimo Círculo,
que editaba Emecé, no estaban al alcance de nuestros jóvenes escuálidos
bolsillos.
Recuerdo una
dura polémica sobre los libros de Tor, en medio de otra polémica mayor, de
carácter político, desatada en el seno del Partido Socialista después del golpe
militar de 1955 y antes de las elecciones presidenciales de 1958. Las cabezas
visibles de esa polémica eran, por un lado, el profesor José Luis Romero
(1909-1977) y, por otro lado, el profesor Américo Ghioldi (1899-1985). La
confrontación incorporaba polemistas de ambos lados, cuyas largas tiradas
recogía el órgano oficial del Partido, La Vanguardia , que
por entonces dirigía la doctora Alicia Moreau de Justo (1885-1986).
José Luis
Romero, historiador e investigador depurado, cuestionaba a sus contrincantes
políticos, devenidos en contrincantes literarios, porque en sus citas
mencionaban las ediciones de Tor, aduciendo que las traducciones no eran
exactas y que no siempre los textos estaban completos, lo que ponía como locos
a los "ghioldistas" que sostenían que Romero, profesor universitario
y ex Rector de la
Universidad de Buenos Aires, debía de tener buenos recursos
como para comprar otras ediciones más cuidadas, pero que los trabajadores
socialistas apenas podían acceder a la lectura gracias a los libros de Tor.
En lo personal,
debo decir que desde que me interesé por los libros, sobre todo en los primeros
tiempos en que conté con algunos recursos de un remanente que me quedaba de mi
sueldo como cadete -civil o administrativo- de la Municipalidad de Buenos
Aires, no sólo compraba libros de Tor, sino también de Calomino, libros muy
baratos que rara vez superaban los m$n 0,50 el ejemplar. Usados, en las mesas
de saldos, se compraban por m$n 0,10 y m$n 0,20.
Cayetano
Calomino, a quien también es bueno recordar, editor de La Plata , en la calle 7 Nros.
152/66, publicó para una Biblioteca de
Cultura Integral, obras de Plejanov, Stalin, Glasser, Engels, Lenin,
Marx, Sobolev, Serafimovich, Shestakov, Gladkov. Liebknecht, Luxemburgo,
Schire, etc. y, para su colección Ediciones
Populares Calomino, obras de Rilke, Wolf, Delly, France, Stendhal,
Wilde, Turguenev, Maupassant, Balzac, Gorki, Puschkin, Bjoernson, Queiroz,
Chateaubriand, Loti, Dostoievski, Conan Doyle, Bocaccio, Daudet, Darío, Andreiev,
Berlioz, Kuprin, Voltney, Verlaine, Zola, Poe, etc.
Juan Carlos Torrendell tuvo 7 hijos: Carlos
Enrique, Jorge Mario, Ofelia Margarita, Miguel Ángel, Juan Carlos, Julio César
y Ana María, vivió en Vicente López muchos años y murió en Buenos Aires el 11
de enero de 1961.
En las páginas
de los libros de Tor, los jóvenes de mi generación, que trabajábamos y
estudiábamos y por entonces poco o nada sabíamos de cuidadas ediciones, tuvimos
la posibilidad de conocer a los clásicos de la literatura universal y
argentina. De ahí que siempre haya tenido para Tor, como para Calomino, un
afectuoso y agradecido recuerdo. Tanto es así, que a pesar de tener de esos
libros en buenas ediciones, atesoro cientos de libros del sello editorial Tor y los conservo impecables.
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Imagen: Librería de la editorial Tor en la calle Maipú, en Buenos Aires.
Material tomado del periódico barrial ABC.Almagro+Boedo-Caballito.