(De Jorge Luchetti)
El ex cine-teatro “25
de Mayo” fue incluido en un libro sobre patrimonio argentino. El viejo
edificio, que estuvo al borde de ser desmantelado, renació de sus cenizas y hoy
figura entre las principales salas de espectáculos del país. Transformado en
centro cultural desde 2007, es uno de los hitos arquitectónicos más singulares
del barrio de Villa Urquiza.
La historia muestra que alrededor de un teatro, una
biblioteca o un museo siempre se ha generado un espacio de variedad cultural,
que hasta hace pocos años sólo llegaba a una elite de la sociedad. En la
actualidad el centro cultural viene a democratizar estos ámbitos de cultura,
logrando hacer un espacio que congrega a toda la sociedad. O sea que, además de
ser un lugar generador de cultura, en ocasiones actúa como espacio de expresión
e identidad para los vecinos. Algunas casas de cultura tienen salas de
conciertos, microcines, talleres de arte, bibliotecas y otras tantas
actividades comunitarias y sociales, que hacen del lugar un espacio
participativo. Se transforma así en una esfera de expresión donde el hombre
interactúa con el resto de la comunidad.
El llamado Mayo Francés produjo en 1968 un cambio no sólo en
lo social y político, sino también en lo cultural. Dos años después nació el
Centro Cultural George Pompidou, de París, un icono que expresa la nueva forma
de manifestar el arte y muestra un carácter más popular. Ya desde su creación,
el edificio supo manifestar sus diferencias y se contrapuso a la estructura
convencional del museo clásico. En esta singular construcción la estructura de
acero y vidrio, sumada al colorido de sus partes (los exteriores están pintados
con distintos colores, según sean sus diferentes funciones técnicas), deja la
idea de estar transitando dentro de una maquinaria futurista, que a pesar de
tener varias décadas de existencia mantiene su vigencia. Pero el edificio,
realizado por los arquitectos Renzo Piano y Richard Rogers, muestra su
verdadera transformación -vanguardista y revolucionaria- en las entrañas de la
sociedad, desafiando al museo tradicional.
En la ciudad de Buenos Aires nos podemos encontrar con
varios centros culturales, de los cuales el “General San Martín” es un símbolo
de los hábitos de tradición porteña. Construido en 1970, se encuentra anexado
al teatro homónimo por un túnel que sirve como lugar de exposición. Este
referente de la nueva cultura renació en 1983, con la llegada de la democracia.
En un contexto de libertad y optimismo participativo, el Centro Cultural “General
San Martín” (CCGSM) se convirtió en un paradigma del pluralismo y la cultura,
donde la expresión común fue la convivencia y el respeto por la creatividad en
un contexto de nuevo país.
Los centros culturales “Recoleta”, inaugurado a fines de los
años 70, y “Borges”, a mediados de los 90, son modelos de expresión y espacios
de participación artística. Si bien cada uno tiene un estilo distinto, ambos
sirven como motores de la cultura porteña. Con su nuevo vocabulario cultural,
esta explosión se fue expandiendo hacia los barrios. Es así que comunidades
vecinales y centros comunales se interesan y luchan para que cada barrio pueda
tener un ámbito de cultura comunitario con el fin de que las artes plásticas,
la música, las propuestas teatrales, el cine y todo tipo de actividades
participativas y sociales se desarrollen en un mismo escenario arquitectónico.
En Villa Urquiza nos encontramos con el ex cine-teatro “25
de Mayo”, ubicado en la calle Triunvirato 4444. La obra fue realizada por el
constructor Máximo Gasparutti en 1929 y fue promovida con orgullo por la
importante comunidad italiana del barrio. Adquirió el mote de Petit Colón debido a las significativas
figuras que transitaron por el lugar, como lo fueron principalmente Carlos
Gardel y Agustín Magaldi entre tantos otros. El edificio se desarrolló con un
frente de más de veinte metros de ancho y un largo que va desde Triunvirato
hasta la calle Ávalos. La sala principal tenía 1.500 butacas en platea y dos
balcones de amplias dimensiones; adoptaba la forma de herradura donde se
desarrollaban los palcos bajos y los balcones superiores envolventes. Esto le
daba las características típicas del teatro italiano. La superficie del foyer, sumada a los salones del frente,
ocupaba una extensión semejante a la de la sala principal.
En sus comienzos en el edificio funcionaron locales
comerciales y también algunas radios. En el primer piso había un enorme salón
que ocupaba la mitad del largo del lote, separado de la sala principal y con
acceso independiente. Sobre su cielo raso se suspendía una cúpula vidriada
apoyada sobre columnas, la cual fue restaurada y hoy podemos todavía apreciar.
Entre sus muchas actividades el lugar era principalmente usado como salón de
baile. Además, en uno de sus lados había unas amplias cocinas, con lo que nos
hace sospechar que también servía para banquetes comunitarios. En sus inicios
el escenario tenía un fondo a cielo abierto que daba a la tranquila calle
Ávalos.
La fachada es de líneas clásicas y muestra cierta simetría.
Su cuerpo principal remata en un importante frontis que se apoya en columnas y
dobles columnas con capitel jónico de diferentes dimensiones. El gran balcón,
que asoma en su frente, es una libertad que toma el autor para enriquecer el
edificio; desde el punto de vista estructural el trabajo que realizó en
hormigón es excelente. Para 1982 las actividades comunitarias habían cesado, el
teatro funcionaba más como cine y se hundía como empresa ante el avance de los
videoclubes. Su dueño, el empresario Gruñeiro, lo vendió ese mismo año a un
empresario inmobiliario, que arrasó con todo el atractivo decorativo y niveló
el piso del salón. Así, el “25 de Mayo” perdió parte de su fisonomía teatral.
COMO EL AVE FÉNIX
En los años 90 los avatares sufridos por el “25 de Mayo”
parecían no tener fin; su travestismo y deformación arquitectónica,
principalmente en su interior, se habían hecho realidad. Se auguraba un futuro
poco feliz, ya que un grupo empresarial pensaba comprar el teatro y utilizarlo
para un bingo. El viejo edificio vivió algo parecido a la mitológica Ave Fénix,
leyenda que trataba sobre aquella ave fabulosa que se consumía por acción del
fuego y resurgía de sus cenizas. Si bien el teatro no se incendió, su
arquitectura fue devastada sin miramientos y resurgió como aquel colorido
pájaro gracias a la lucha llevada a cabo por vecinos, entidades barriales,
periódicos zonales, clubes y otras instituciones de Villa Urquiza.
Es así que se planteó reconstruir el lugar como centro
cultural comunitario y de espectáculos, que no sólo iba a cubrir las
expectativas del barrio sino que además se iba a transformar en un hito
cultural para la ciudad. Finalmente entró en la política del Ministerio de
Cultura de la Ciudad
y la Dirección
General de Infraestructura porteña llevó a cabo una
reconstrucción y puesta en valor con todas las técnicas necesarias. La
recuperación edilicia estuvo a cargo del arquitecto Álvaro Arrese.
En la edición del periódico
El Barrio correspondiente al
mes de octubre de 2012 hablamos del 125º aniversario de Villa Urquiza
mencionando los diez hitos arquitectónicos que hay en el barrio; ahí incluimos
al ex cine-teatro “25 de Mayo”, hoy
devenido en centro cultural. Lo destacamos no sólo por su sabrosa arquitectura
y su prolífica historia sino también por ser un ejemplo de rescate patrimonial,
que además se ha vuelto un modelo a copiar en otras salas de barrio que en la
actualidad corren el riesgo de extinción o tienen un destino incierto.
Tan excelente fue el trabajo de recuperación del “25 de Mayo”
que el inmueble ya forma parte de las bibliotecas porteñas dentro de las obras
más singulares que fueron rescatadas. Está incluido en “Patrimonio Argentino”,
un libro coleccionable de Clarín producido y editado por el suplemento de arquitectura
y el Centro Internacional para la Conservación del Patrimonio (CICOP). Allí se lo
señala entre las más importantes construcciones con fines culturales del país.
Y no exageramos: donde se mencionan al “Coliseo Podestá”, al teatro “Roma” de
Avellaneda, al teatro “Colón” de Buenos Aires, al ya citado CCGSM, al
anfiteatro” Martín Fierro” de la
Plata y otros tantos lugares de arte y espectáculo se le
dedicó un espacio a nuestro Centro Cultural “25 de Mayo”.
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Imagen: Frente del teatro “25 de Mayo”, en el barrio de
Villa Urquiza. Foto: buenosires.gov.ar
Nota tomada del periódico barrial El Barrio.