(De Mario Bellocchio)
A las 9 menos diez de la tarde-noche del 15 de
enero de 1944 se producía la mayor catástrofe de origen natural de que se tenga
registro en nuestro país en cuanto a la destrucción y el número de víctimas
fatales consecuentes. Un terremoto de 7.4 grados en la escala de Richter
derruía completamente casi la totalidad de las viviendas de la ciudad de San
Juan. El fenómeno duró apenas 90 segundos pero su intensidad y la precariedad
de las construcciones, muchas de ellas de adobe, fueron letales. Cuentan las crónicas de la
época que “En pocos segundos se derrumbaron más del 90 % de las edificaciones.
Apenas entre 30 y 40 casas permanecieron intactas. De inmediato se interrumpieron
los servicios públicos y sobrevino el caos. Al día siguiente, aproximadamente
cuatro mil cadáveres fueron apilados y por recomendación de las autoridades
sanitarias se los quemó para evitar epidemias. El 10 % de la población fue
arrasado, murieron 10 mil personas y otras 12 mil resultaron heridas. Más de
mil niños quedaron huérfanos y otros cientos separados de sus padres que aún
vivían”.
Y hasta los que habían logrado escapar hacia la calle,
fueron aplastados por la mampostería de los viejos edificios que se bambolearon
y finalmente cayeron, incapaces de resistir, porque inexplicablemente –desde
1900 se sabía que San Juan estaba situada en zona altamente sísmica– no habían
sido hechos para eso”.
[…] “como era usual los sábados, a la hora en que se produjo
el terremoto se celebraban casamientos en las principales iglesias, cuatro de
las cuales –Concepción, Catedral, Trinidad y La Merced – se derrumbaron
sobre los contrayentes, los sacerdotes y centenares de invitados”.
“El Regimiento 22 de Infantería de Montaña organizó en la
madrugada del 16 de enero los primeros socorros a la población y dos trenes,
uno mendocino y otro cordobés, llegaron de inmediato con personal médico para
asistir a los heridos. Inclusive los 500 presos de la cárcel de Marquesado
fueron liberados para que auxiliaran a sus familiares”.
“Miles de heridos de gravedad comenzaron a ser llevados al
día siguiente en tren o en autos de familiares a hospitales de provincias
vecinas, ya que los de San Juan habían resultado dañados y se carecía de luz
eléctrica”.
“Ese 16 al mediodía, el coronel Juan Domingo Perón habló por
la Red Argentina
de Radiodifusión: ‘Se hace necesario ahora la colaboración del pueblo argentino
que reclamo en estos momentos y que, descuento, se concretará en los cuatro
puntos cardinales...’, dijo”.
“El terremoto cambió totalmente la fisonomía de San Juan,
que de ciudad colonial pasó a ser moderna y antisísmica, pero la reconstrucción
no fue una tarea fácil: duró hasta 1960 y demandó la ayuda suplementaria de la Nación ”.
“Tras el acto de
beneficencia en el Luna Park, donde Perón conoció a Evita, también los porteños
se movilizaron para ayudar: en los días subsiguientes comenzaron a salir desde
Buenos Aires trenes cargados con alimentos y ropa para los damnificados”.
Al otro día, en representación del presidente Ramírez, Juan
Domingo Perón, como flamante secretario de trabajo, habló al país por la cadena
radial informando sobre la situación y anunció la realización de una única
colecta oficial de ayuda a las víctimas convocando a toda la ciudadanía a reunirse
el lunes 18 en el actual Palacio Legislativo porteño, por entonces sede de la Secretaría de Trabajo y
Previsión. Ese mismo lunes, día de duelo nacional, el gobierno, temiendo
disturbios y enfermedades, dispuso la evacuación de la capital sanjuanina. En
cinco días fueron trasladadas más de 21 mil personas, decenas de miles por
ferrocarril en trenes especiales, cientos en camiones. Tan solo Mendoza recibió
18 mil refugiados.
Donaciones, colectas,
festivales y, en general, una movilización popular nunca vista otorgaron el
debido marco solidario a la catástrofe.
“Estamos en el cuarto día de actividad. Se han reunido ya
por contribución popular ocho millones de pesos en efectivo. Se han recibido
importantes donaciones en mercaderías cuyo valor alcanza también a 17 millones
de pesos. Hemos enviado para atender las necesidades de San Juan, veinte trenes
con una carga total de 600.000 kilogramos integrada por víveres,
ropas, medicamentos, instrumental quirúrgico, camas, colchones y otros enseres
reclamados con urgencia. Utilizando aviones del ejército, la armada y empresas
particulares, se ha remitido gran cantidad de elementos sanitarios, así como
personal técnico. Mucho nos queda aún por hacer”, dijo al país por radio el
Secretario de Trabajo y Previsión la noche del miércoles.
La obra de la
Secretaría fue enorme. Diariamente proveyó alimentos a 45.000
sobrevivientes y 18.000 refugiados. A Retiro arribó el primer tren con
evacuados y Perón les dio la bienvenida. La mayoría era gente humilde que había
perdido todas sus pertenencias.
El 4 de abril de 1944, en un acto efectuado en la Casa de Gobierno, Perón puso
en manos de su amigo Edelmiro Farrell, ya presidente –con quien había
compartido el ringside del Luna Park la noche del fatídico sábado 15 de enero–,
la recaudación de la “Colecta Pro Víctimas del Sismo de San Juan”, algo más de
33 millones de pesos de aquella época. Ya vendría la laboriosa y prolongada
reconstrucción, pero ese acto tenía un simbolismo solidario muy especial:
instituciones y pueblo habían asumido, con su denodada tarea, el compromiso de
ponerse a la altura de las aciagas circunstancias.
______
(1) Sergio Ramírez para “La Nación ”. Barranquilla,
Colombia.
Fotografía: Tapa del diario "Crítica" en su quinta edición.
Nota e imagen tomadas del periódico "Desde Boedo".