(De Miguel Ruffo)
En los últimos años mucho se ha hablado y escrito acerca de
los pueblos originarios; sin embargo hemos asistido poco tiempo atrás al
cercenamiento de uno de los pocos testimonios escultóricos que a ellos remite:
nos referimos al Tótem canadiense inaugurado en septiembre de 1964 en la plaza Canadá en la
zona de Retiro. Había sido realizado por tallistas indígenas de la cultura
Kwakiutl de la isla de Vancouver en Canadá. La embajada de ese país le dio a la
entonces Municipalidad de la
Ciudad de Buenos Aires las instrucciones precisas por medio
de las cuales debía conservarse el monumento. Sin embargo, esas recomendaciones
no fueron seguidas por las sucesivas autoridades municipales. Finalmente en
2008 el gobierno de Mauricio Macri determinó que el Tótem sería removido para
su restauración. Fue todo un despropósito: fue talado con una motosierra,
dividido en pedazos y desguazado. Félix de Álzaga, director de Monumentos y
Obras de Arte señaló en 2009 “lamentablemente eso fue lo que hicieron con el
tótem…” En 2012 las autoridades porteñas colocaron un nuevo Tótem en la plaza Canadá. Fue
realizado en una sola pieza de cedro, tiene 12,9 metros de altura,
siendo más pequeño que el original y entre los especialistas que participaron
en su construcción en el país del norte, se encontraba Stant Hunt, quien
pertenece a la cultura Kwakiutl y es hijo del artista que había tallado el
Tótem originario.
¿Qué es un Tótem? Sigmund Freud señalaba “El psicoanálisis
nos ha revelado que el animal totémico es, en realidad, una sustitución del
padre, hecho con el que se armoniza la contradicción de que estando prohibida
su muerte en época normal se celebre como una fiesta su sacrificio y que
después de matarlo se lamente y llore su muerte. La actitud afectiva
ambivalente, que aún hoy en día caracteriza el complejo paterno en nuestros
niños y perdura muchas veces en la vida adulta, se extendería, pues, también el
animal totémico considerado como sustitución del padre” (1)
En otras palabras: en las sociedades primitivas, basadas en
el principio gentilicio (comunidad de parientes), se reputan como descendientes
de un antepasado mítico común, asociado a un
animal. Para Freud en la infancia de la humanidad, los grupos
protosociales sólo admitían un macho adulto, el único que tenía acceso a las
hembras del grupo; hasta que los machos-hijos jóvenes conspiraron y mataron al
macho-adulto-padre y accedieron a las hembras del grupo y para que no se
reiterase la historia establecieron el principio del incesto (tabú, lo
prohibido), debiendo los jóvenes buscar sus parejas por fuera de la gens o clan
del que formaba parte el padre. Para decirlo con otras palabras: la tribu se
dividía en gens o clanes y los machos pertenecientes a una gens, debían buscar
hembra en las otras gens o clanes. Lo interesante es que ese padre sacrificado
se asociaba a un animal. ¿Alguno de los animales del Tótem primitivo, como el
águila, el león marino o la nutria marina, representaba a un padre sacrificado?
Pero la cuestión no es tan sencilla: si para Freud en la sociedad originaria
sólo se admitía un macho adulto; para Engels la transición de la animalidad a
la humanidad se desarrolló en un estadio de promiscuidad sexual, en el sentido
que no existían limitaciones a las relaciones sexuales recíprocas. Si en las
manadas de animales hay un solo macho adulto, en la manada de antropoides que
se estaban convirtiendo en hombres, los individuos estaban tan alterados
sexualmente que en el grupo se admitía más de un macho adulto. Un animal tan
inerme como el antropoide que se estaba convirtiendo en hombre pudo subsistir
venciendo el estado de aislamiento del individuo por los lazos comunes de la
horda y ello significaba más de un macho adulto
en el grupo social. Se daba la ausencia de celos entre los machos. Para
Engels el amor como sentimiento se desarrolló tardíamente en la historia de la
humanidad y la selección sexual fue avanzando desde la promiscuidad sexual
hasta la familia sindiásmica (monógama) pasando por diversas formas de
matrimonios grupales.
En suma, el Tótem canadiense nos está hablando de relaciones
parentales, de antepasados, del rol del padre, de los celos o ausencia de ellos
y de la metamorfosis en el pensamiento mítico de un hombre en animal totémico.
______
1. Freud, Sigmund; “Tótem y Tabú” en “Obras Completas”, Siglo Veintiuno editores, Bs As,
2013, tomo 13, pp. 1837-1838.
Ilustración: el nuevo Tótem emplazado en la plaza Canadá.