10 ene 2014

Arroyo Medrano: en busca del sueño perdido



(De Jorge Luchetti)

Retomar la idea de un arroyo a cielo abierto puede parecer descabellada para algunos. Sin embargo existe Planeamiento Participativo, un espacio para que el ciudadano pueda ejercer el derecho a soñar una ciudad mejor a través del ejercicio y difusión de ideas. Los detalles de un proyecto que acabaría con las inundaciones en Saavedra.

Sabemos que a finales del siglo XIX la sociedad porteña soñaba con una ciudad distinta, con una ciudad moderna, la cual se fue desprendiendo de su aspecto colonial para poder equipararse con las urbes más destacadas de Europa. Los porteños pusieron principalmente su mirada en París. De allí que muchos encuentren ciertos parecidos entre las dos ciudades. Para ello se comenzaron a proyectar grandes edificios públicos e importantes bulevares; además se embellecieron y se desarrollaron plazas y parques. Más tarde aparecerían el subterráneo y las principales estaciones ferroviarias como exponentes de la modernidad.
Dentro de este sueño de ciudad moderna se incluía la idea de los canales a cielo abierto, los que servirían de paseos y lugares de recreo. Así funcionó por años el trayecto del Medrano en el barrio de Saavedra. Como ya hemos mencionado en alguna otra ocasión, en la zona del Parque Saavedra -conocido como Paseo del Lago- se había construido un lago artificial, que tenía puentes levadizos y estatuas, donde navegaban góndolas; los chicos se bañaban en aguas trasparentes surtidas por el propio arroyo. La jerarquía del lugar se acrecentó por el maravilloso lago. Los rematadores comenzaron las ventas de estas tierras utilizando al espejo de agua como atractivo urbano.

UN PUERTO CERCA DE SAAVEDRA
También se planteó una idea fabulosa: convertir la desembocadura del arroyo en el segundo puerto de la ciudad. Para ello el Congreso había dictado en aquella época la Ley 2676, donde se autorizaba la construcción de dos canales navegables, uno desde la desembocadura del Medrano y el segundo por el arroyo Maldonado, que partiendo del puerto de Palermo empalmaría con el anterior. Dentro de las bases se preveía un ancho de unos 30 metros, con una profundidad no superior a los cinco. Se incluían dos avenidas a cada lado con empedrado, ocupando unos 15 metros de ancho de piedra macadamizada (piedra comprimida con rodillo), y un gran cantero verde con tres hileras de árboles. Esto se concretaría con la inclusión de un tranvía que uniría los puertos de embarque y desembarque. El ambicioso plan de canalizar el arroyo y convertirlo en un segundo puerto de la ciudad incluía, además, la idea de levantar el Hotel de Inmigrantes en donde hoy está el Parque Saavedra.
En 1919 el proyecto fue archivado, cuando Obras Sanitarias de la Nación recomendó el entubamiento de los arroyos porteños como plan de urgencia para evitar las inundaciones que sufrían con frecuencia los barrios bajos. Por otra parte, esta nueva propuesta despertó interés ya que el entubado de los arroyos permitiría construir amplias avenidas. Además las aguas contaminadas por fábricas y curtiembres, como sucedía en el caso del Maldonado, quedarían ocultas, algo así como esconder la basura debajo de la alfombra. En 1933 comenzaron los trabajos de entubamiento y el sueño de un lugar distinto se terminó. Hoy estas aguas llevan décadas encerradas, el Paseo del Lago se perdió, la idea de puerto fue abandonada y las inundaciones año tras año se agravaron, pasando a ser un verdadero problema para Saavedra y los barrios aledaños.
En la edición de 1896 de la guía realizada por Jacobo Peuser, se publica un plano de la Ciudad de Buenos Aires donde se pueden apreciar cómo surcaban la ciudad los arroyos a cielo abierto. El Medrano es uno de los arroyos más importantes que tiene Buenos Aires y se forma a través de tres pequeños afluentes. La cuenca del arroyo Medrano tiene un área superior a las 5.000 hectáreas, de las cuales 1.713 corresponden a la Ciudad de Buenos Aires y las restantes a la Provincia de Buenos Aires. El Medrano posee una silueta sutilmente redondeada, producto de recolectar las aguas de sus afluentes. El suelo del arroyo, al igual que en todo este territorio, se asienta en el macizo cristalino de Brasilia, que es uno de los basamentos más antiguos del planeta.
El relieve original del lugar estaba constituido por pequeñas lomadas que formaban la llamada Pampa Ondulada, la cual se alteró a través de las intervenciones urbanas tras el crecimiento de la ciudad a lo largo del tiempo. La escasa pendiente del lugar evita que las aguas tengan fácil escurrimiento cuando las lluvias son importantes. Esto se acrecienta cuando hay sudestada, provocando que un incremento de las aguas del Río de la Plata vuelvan a los arroyos. En las zonas bajas era característica la abundancia de camalotes. También habían, próximos a su desembocadura, entre la barranca y el río, tupidos pajonales que alcanzaban hasta dos metros de altura. Hoy parte de estas zonas bajas fueron ganadas al río, de allí que también sean inundables.
En la actualidad el arroyo recibe el aporte pluvial proveniente de los partidos de Tres de Febrero, San Martín y Vicente López. Ingresa a la ciudad entubado, con excepción de un tramo cercano a la desembocadura con el Río de la Plata que permanece a cielo abierto. El límite entre ambas jurisdicciones -Provincia y Capital- está determinado por la avenida General Paz. La cuenca porteña ocupa la zona noroeste de la ciudad de Buenos Aires y comprende los barrios de Villa Devoto, Villa Pueyrredón, Villa Urquiza, Coghlan, Saavedra y Núñez.
El nombre que recibió el arroyo es consecuencia de que estas aguas pasaban por la propiedad de don Pedro Medrano de de la Vega, quien en 1744 adquirió estas tierras. Luego las heredaría su sobrino Luis María Saavedra, nieto del prócer.

RETOMANDO EL SUEÑO
Como ya expusimos en alguna oportunidad, el entubamiento de los arroyos no fue una solución acertada. Ya pasaron 80 años desde que estas aguas quedaron aprisionadas bajo la ciudad y el resultado no fue satisfactorio. Buenos Aires se siguió inundando y con mayor frecuencia, en gran medida debido al desborde de estos pequeños ríos. Por otra parte, sabemos que más allá de la necesidad de aumentar la cuenca del arroyo habrá que retomar aquel viejo proyecto ideado en 1925, según el cual se planteaba un sistema de reparo en las desembocaduras de los arroyos para disminuir los efectos de la sudestada. Esto es fundamental, ya que al producirse el reflujo de las aguas distintos sectores de la metrópoli comienzan a inundarse. Las gravísimas consecuencias de la última inundación que padeció nuestra ciudad, en abril de este año, han puesto sobre el tapete la eficacia del ensanche del entubamiento como única modalidad de obra hídrica que pueda enfrentar los efectos de las inundaciones.
Planeamiento Participativo es una red social donde se proyecta un espacio para ejercer nuestro derecho a soñar por una ciudad mejor, a través de la difusión de ideas y propuestas reales. Su objetivo es tomar medidas en el barrio contra las inundaciones, buscando soluciones rápidas, económicas y efectivas que no pasan por la construcción de un solo reservorio. Plantea la construcción de nueve de estas cisternas y un paseo inundable que llegue hasta el Río de la Plata.
La idea de un paseo peatonal sobre la Av. García del Río, por debajo del nivel de la calle actual, desde su intersección con Ciudad de la Paz hasta la desembocadura del arroyo Medrano en el Río de la Plata, tiene una doble función. El objetivo de la obra es que empiece a actuar como acequia contenedora y encausadora del agua en caso de precipitaciones, a fin de evitar el anegamiento de las zonas circundantes. El nivel de piso del paseo es el actual techo del arroyo Medrano entubado y la obra se complementa con espacios verdes de parque lineal a ambos lados. La calzada del paseo incluye bicisenda a los costados del arroyo.
La idea es que, mientras no llueva, el paseo permita la circulación peatonal y ciclística en todo el trayecto de García del Río, con espacios verdes como complemento de esparcimiento, reconectando así al barrio con el río y facilitando el acceso a los parques costeros. En días de lluvias fuertes, el lugar se transformaría en acequia, lo que evitaría el estancamiento e inundación de las calles aledañas.
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Imagen: El arroyo Medrano corriendo a cielo abierto a su paso por el Club Náutico Buchardo, próximo a su desembocadura en el Río de la Plata.
Nota e ilustración tomadas del periódico “El barrio”, Enero de 2014.