(De Ángel O. Prignano)
Con hondo pesar hemos recibido la noticia de su desaparición
física el primer día de 2013, pocos meses antes de cumplir los 90 años. Había
nacido en la ciudad de Buenos Aires el 9 de mayo de 1923. Dedicó su vida a su
familia, a su profesión y a la investigación de la historia porteña. Egresado
del Colegio Nacional de Buenos Aires, estudió abogacía y notariado en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires para luego obtener un doctorado en Notariado en la Universidad del Salvador.
Sus investigaciones sobre la historia de Buenos Aires se
basan en la rigurosidad de las fuentes consultadas, especialmente en los temas
que tienen que ver con las viejas quintas, cuyos fraccionamientos dieron lugar
a los barrios más populosos de la ciudad porteña. En tal sentido, muchos de los
que nos dedicamos a desentrañar tales historias recurríamos a él para completar
nuestras indagaciones. Fiel a su profesión, también se ocupó de la historia del
notariado y su antiguo cuerpo profesional.
Formó parte de numerosas instituciones dedicadas a estudiar
el pasado de Buenos Aires y sus barrios, como las juntas de estudios históricos
de Almagro, Caballito, La
Recoleta , Balvanera y del Puerto, ocupando cargos directivos
en algunas de ellas. Además fue miembro fundador de la Academia de Historia de la Ciudad de Buenos Aires,
integrante del Instituto de Historia Notarial y vicepresidente de la Junta Central de
Estudios Históricos de la
Ciudad de Buenos Aires.
Fue designado Miembro Honorario de la Junta de Estudios Históricos
de La Recoleta ,
Presidente Honorario de la Junta
de Estudios Históricos de Balvanera, Miembro Honorario de la Junta de Estudios Históricos
de Villa Ortúzar y distinguido como “Historiador Porteño” por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires en
2004.
Publicó dos documentados libros: “Carlos Spada, médico y
filántropo” (1988) y “Antiguas quintas porteñas” (1996). Por otro lado dio a
conocer varios folletos, entre ellos “Algunos vecinos de Balvanera” (1997),
“Mirando hacia atrás... Efemérides del barrio de Balvanera” (1997-98) y “Tres
desaparecidas capillas del barrio de Balvanera” (2004). Además publicó
numerosos artículos en revistas especializadas: “Historia del Hospital
Italiano”, “El ingeniero Bateman y el puerto de Buenos Aires”, “Réquiem para
una Costanera”, “El Puerto y la higiene (Bosquejo de una normativa durante los
siglos XVIII y XIX)”, “Las quintas de
los Alén”, “La llamada Quinta de Liniers”, “Un personaje singular de Buenos
Aires: el martillero Hermenegildo Baizán”, “Quinta de Vermoelen en el barrio de
Balvanera”, “Historia de un inmueble del barrio de San Nicolás”, “La quinta de
Vélez Sarsfield en el barrio de Almagro”, “El escribano Pantaleón Gómez”,
“Escribanos de registro en los mercados”, “Los escribanos en la época del
gobernador Láriz”, “Los escribanos Eufrasio J. Boyso y Tomás J. Boyso. 1769- 1832” y “La muerte del
escribano Alejandro Araujo y una extraña solución jurídica”.
Se nos fue un gran amigo que siempre se manifestó dispuesto
a entregar sus propias investigaciones, con generosidad y sin ningún tipo de
reservas, desinteresadamente y reticente a que dejáramos asentada su ayuda en
nuestros trabajos. ¿Cuántas veces en el “Homero Manzi” de San Juan y Boedo
compartíamos investigaciones e información con Arnaldo Cunietti-Ferrando, Luis
Cortese y Mario Tesler? ¿Y cuántas otras tantas veces nos habremos peleado en
el café “Margot” cuando armábamos la revista Historias de la Ciudad ,
que habíamos fundado junto a Cunietti, Cortese, Fernando Sánchez Zinny y el
recordado Norberto García Rozada? Conmigo mantenía una vieja polémica:
¿Nosotros, los que nos dedicamos a estas “pequeñas historias”, somos realmente
historiadores?, dudaba. Yo le respondía que al menos éramos barriólogos..., y
se sonreía, con esa mueca amistosa que siempre alimentó al grupo, mostrándose
generoso, activo y lleno de proyectos hasta el último suspiro de su vida que
acaba de apagarse, cuando aún teníamos un montón de cosas por hacer. ¡Chau,
Carlitos!
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Foto: Carlos Alberto Rezzónico.