(De Osvaldo Guerrica Echevarría)
Buenos Aires se inunda ante cada lluvia copiosa. La ciudad
colapsa y miles de vehículos quedan imposibilitados de seguir su camino,
cientos quedan flotando, las cámaras transformadoras de corriente eléctrica
quedan anuladas, miles de vecinos quedan sin electricidad, hay calles que se
convierten en ríos. La ciudad se paraliza.
Los funcionarios dicen que eso se debe a las maldades de la
madre naturaleza, a que los vecinos sacan la basura fuera de hora o que los
adversarios políticos se dedican a tapar lo sumideros para provocar el caos.
Por su parte, algunos de esos adversarios políticos aventuran que el
oficialismo no ha hecho todas las inversiones necesarias en infraestructura y
que no se ha cumplido con las megaobras proyectadas para acabar con "el
flagelo de las inundaciones".
La realidad es que los vecinos y circunstanciales ocupantes
de la ciudad somos convidados de piedra ante un escenario preparado para que se
produzcan esas inundaciones. Los funcionarios y "los emprendedores"
inmobiliarios lo vienen preparando desde hace muchos años; los vecinos, desde
entonces, estamos tratando de pararlos.
¿Qué ha sucedido en Buenos Aires en los últimos 50 / 60 años
para que cada vez sean más graves las consecuencias provocadas por una lluvia
copiosa?
Sucedió lo siguiente:
a) se prolongó, hasta en más de 500 m de su lugar original,
la desembocadura de los cinco arroyos que desaguan sobre el Estuario del Plata
(mal llamado río).
b) se impermeabilizó la mayor parte de la entonces
superficie absorbente de la ciudad con nuevas construcciones.
c) se redujo sensiblemente la cantidad de espacios verdes,
tanto públicos como privados.
d) se construyeron edificios en altura indiscriminadamente
en casi toda la ciudad, pero principalmente en las zonas cercanas a la costa
(Puerto Madero, microcentro, Retiro, Recoleta, Palermo, Belgrano, Núñez).
e) en la normativa constructiva de las zonas más densamente
pobladas se eliminó la obligatoriedad de mantener el pulmón de manzana
absorbente.
f) por obra de sucesivas repavimentaciones, el nivel de las
calzadas ha sido elevado ostensiblemente.
g) existen barreras físicas, que separan zonas inundables de
terrenos absorbentes (paredones del ferrocarril).
h) los conductos de desagote pluvial que conducen hacia los
arroyos entubados, quienes finalmente desaguan en el estuario, transportan
también líquidos cloacales y efluentes industriales.
¿Cuál es el efecto de esta permisiva intervención sobre el
cuerpo vivo de la Ciudad ?
¿Cómo influye cada una de estas circunstancias, potenciando los efectos de una
lluvia?
a) los arroyos de llanura, como los que atraviesan la Ciudad de BuenosAires, y que
entubados han sido convertidos en pluvioductos, tienen muy poca pendiente y por
lo tanto poca velocidad de escurrimiento. Si alegremente se prolonga su
desembocadura con rellenos sobre la costa, el escurrimiento de las aguas se
retarda sensiblemente (a mayor alejamiento de la costa original, mayor tiempo
de desagote de los conductos). La costa de la ciudad ha sido rellenada históricamente en una
superficie que casi llega a los 40
Km cuadrados y la desembocadura de los arroyos ha sido
prolongada hasta en 500 m .
Este tipo de tareas continúa en la actualidad para ejecutar las ilegales obras
de ampliación del Aeroparque Jorge Newbery.
b) el auge de la construcción en propiedad horizontal, ya
sea entre medianeras o en edificios de perímetro libre (torres), eliminó la
existencia de terrenos privados absorbentes.
c) durante el siglo XX se redujo la cantidad de espacios
verdes públicos en más de 50
hectáreas . Esto, además de ser un perjuicio directo a la
población porque se le eliminó la posibilidad de su disfrute, se constituyó en
una sensible pérdida de superficie absorbente.
d) las fundaciones de los edificios en altura implican
excavaciones muy profundas que sobrepasan largamente las dos primeras napas de
agua. Es a través de estas napas, que los terrenos aún absorbentes acumulan el
agua y la envían al estuario. La red de bases de hormigón construidas,
constituyen -subterráneamente- un verdadero dique a la evacuación de las aguas
de lluvia, retrasando y muchas veces impidiendo el escurrimiento. Este efecto
es conocido como el "endicamiento de la napa freática".
e) Los códigos indicaban la existencia de un "pulmón de
manzana absorbente". Esta obligación dejó de existir y desde hace más de
veinte (20) años se permite construir sobre planta baja en cada parcela,
perdiendo así, el pulmón de manzana, su condición de permeabilidad.
f) las calles de la ciudad estaban empedradas en un nivel
por lo menos 20 cm
por debajo de la vereda. Las sucesivas pavimentaciones y repavimentaciones
sobre el adoquinado original ha invertido esa relación; las calles (salvo la
cuneta de hormigón) han quedado más altas que las veredas, facilitando así la
inundación inmediata de éstas.
g) los largos y continuos paredones que rodean los antiguos
predios ferroviarios siguen existiendo, a pesar de que su eliminación haría
desaparecer una barrera física entre el agua de las zonas inundadas y un gran
sector de superficie absorbente.
h) una parte significativa de la sección útil de los
pluvioductos, es utilizada desde hace más de veinte (20) años por líquidos
cloacales y efluentes industriales no tratados, ya que la red cloacal está colapsada
desde entonces y no existen plantas de tratamiento de efluentes. Esto hace que,
no sólo se reduzca la posibilidad de evacuación rápida de las aguas de lluvia,
sino que estos líquidos altamente contaminados, descarguen "en crudo"
en nuestro ya contaminado estuario.
Todo esto es sabido y reconocido por profesionales y
técnicos de diversa extracción, pero dirigentes políticos y funcionarios siguen
proponiendo megaobras de transporte, almacenamiento y evacuación de aguas de
lluvia (como el peligroso proyecto de los túneles aliviadores del Maldonado)
que significan gastos extraordinarios -aún con endeudamiento externo- pero sin
contemplar la posibilidad de parar de construir, parar de impermeabilizar y
proceder a ejecutar proyectos vecinales como son los de generar nuevas tierras
absorbentes en los predios del dominio público del Estado Nacional dentro de la
ciudad (ferroviarios, militares, ex Mercado de Hacienda, que suman más de 300 hectáreas ) y
construir un lago regulador sobre la ex playa ferroviaria de Palermo.
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Imagen: Aspecto de una de las frecuentes inundaciones en el
barrio de Belgrano; en este caso la esquina de avenida Cabildo y la calle
Blanco Encalada.
Nota tomada de www.mibelgrano.com.ar