(De Isidoro Blaisten)
Se tomó un colectivo
y se bajó en la muerte.
Se dejó olvidado
un arlequín pequeño.
Pero llevó un cajón de lustrabotas y un banquito
y ahora está lustrando los zapatos de Dios.
Previamente le sacaron el corazón
y lo metieron en un guante.
Lo dejaron colgado de un árbol
en una calle de barrio.
No fue el último match
porque aún sigue peleando
disfrazado de lord
y cascando a los ángeles.
Por las noches del cielo
habla con mazorqueros
o se queda mirando
como una botella vacía para adentro.
Entonces gasta todo lo que gana
y tomándose el alma del único mateo
quiere llegar pero olvida la calle
e irremediablemente baja equivocado.
El mateo se va
y él se queda en la muerte.
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Foto: José María el "Mono" Gatica.
Del poemario de Isidoro Blaisten: Sucedió en la lluvia, Stilcograf, Bs., As. 1965.