5 mar 2013

El monumento a George Washington



(De Miguel Ruffo)

En este artículo nuevamente aludimos a la época del Centenario que tan relevante papel desempeñó en lo que hace al desarrollo del arte público en Buenos Aires. Lo hacemos para analizar el monumento a George Washington. Obra del escultor Charles Keck fue realizado en los EE.UU. y trasladado desde Nueva York a Buenos Aires e inaugurado el 4 de julio de 1913, en ocasión de un nuevo aniversario de la independencia del país del Norte. El monumento fue un regalo del gobierno de los EE.UU. y de los residentes norteamericanos en la Argentina al país al cumplirse el Centenario de la Revolución de Mayo. Inicialmente se había pensado en un monumento ecuestre, pero finalmente se optó por una figura de cuerpo entero del primer presidente de los EE.UU. Es una escultura de bronce, que se levanta sobre un pedestal de granito y se alza frente a la embajada de su país en la intersección de las Avenidas del Libertador y John F. Kennedy en los jardines de Palermo. “Este monumento no hace alusión iconográfica a la República Argentina, ni a sus cualidades como país. Instaura una figura que fue un paradigma de la historia norteamericana e incluso se eligió la fecha de la independencia norteamericana para la inauguración del monumento”. (1) Charles Keck (1875-1952) fue un escultor norteamericano, que estudió varios años en Roma, trabajando no sólo en la ciudad eterna sino también en Florencia (una de las cunas del Renacimiento), en París (la ciudad luz que tan importante función desempeñó en el desarrollo del urbanismo moderno, como así también en la renovación de la pintura, con el movimiento impresionista y en la renovación de las formas y técnicas escultóricas a través de la obra de Rodin) y también en Grecia (cuna del pensamiento filosófico, político y artístico de la cultura occidental). Consecuentemente en Charles Keck nos encontramos con un artista impregnado en las artes de Occidente.
George Washington nació en Bridges Creek en 1732 y falleció en Mount Vernon en 1799. Perteneció a una familia de terratenientes, fue diputado de la Asamblea de Virginia en 1758 y se convirtió en el símbolo de la lucha contra la dominación de los ingleses en las colonias del Norte. En el curso de los enfrentamientos con la corona Británica fue nombrado por el Congreso de Filadelfia jefe de los ejércitos independentistas. El Tratado de Versalles de 1783 reconocía la independencia de los Estados Unidos declarada en 1776. En 1789 ocupó la presidencia de la Convención de Filadelfia encargada de elaborar una constitución para el naciente estado burgués. Fue elevado a la presidencia de la Unión, cargo que ocupó hasta 1796. George Washington fue el héroe máximo de los Estados Unidos, uno de los padres fundadores de la nación del Norte.
La lucha por la independencia de las colonias inglesas en el norte de América se integra a las revoluciones democrático burguesas de fines del siglo XVIII. Esta independencia está relacionada con la Revolución Francesa de 1789, relación que está dada por el ascenso de la burguesía al poder del estado. Junto a la Revolución Industrial en Inglaterra, esta trilogía de acontecimientos marca el ascenso económico, social y político de la burguesía. Se iniciaba una nueva época en la historia de la humanidad, que había sido precedida por la revolución inglesa del siglo XVII.
Si alguno pensase que debido a la política imperialista de los EE.UU. respecto del mundo y en particular respecto de América Latina el monumento a George Washington debiese ser eliminado, consideramos que estaría cometiendo un error de evaluación histórica.
Independientemente de los valores plásticos del monumento, debe señalarse que recuerda a un hombre, a un dirigente de la época de las revoluciones democrático burguesas. Estas revoluciones constituyeron un gran progreso social. Lenin decía que las repúblicas burguesas, pese a su carácter de clase y sus limitaciones, representaban un enorme progreso respecto del feudalismo, el medievalismo y el absolutismo monárquico. Y es el principio de la república burguesa lo que debemos señalar en este monumento. No olvidemos, por ejemplo, que Manuel Belgrano, en el curso de la revolución rioplatense, traduce al castellano el discurso de despedida de Washington al pueblo de los Estados Unidos de Norteamérica. La Revolución de Mayo que representa el momento en que  la burguesía se inicia en el Río de la Plata, esta hermanada con las revoluciones inglesas,  de las colonias del norte de América y francesa. Son parte de los horizontes burgueses de toda una época en la historia de la humanidad. Ello representa el monumento a George Washington.
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Nota:
(1) MAGAZ, María del Carmen; “Escultura y Poder en el espacio público”, Acervo Editora Argentina, Bs. As., 2007, p. 79.

Imagen: Monumento a GeorgeWashington en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.