(De Enrique Espina Rawson)
Vieja pared del
arrabal/ Tu sombra fue mi compañera/ De mi niñez sin esplendor/ La amiga fue tu
madreselva…
La letra de “Madreselvas” no pretende evocarnos el arrabal
sombrío, de torvos malevos y compadres provocadores, sino aquel otro más
plácido, de sencillas y amigables tapias desbordantes de hojas y flores sobre
las “vederas” del barrio.
Al azar, (siempre es así) traemos estas líneas de Borges: …haber sentido el círculo del agua/ En el
secreto aljibe/ El olor del jazmín y la madreselva,/ El silencio del pájaro/ dormido,/
El arco del zaguán, la humedad/ Esas cosas, acaso, son el poema.
Aquella vieja pared del tango, no era por cierto la pared de
un edificio, sino una cualquiera entre las tantas tapias blancas o rosadas, con
sus manchas de líquenes rugosos y aterciopelado musgo en invierno, y su maraña
de hojas lustrosas como recién enceradas de la primavera.
Hay noches en que el perfume de los jazmines, o de las
madreselvas asombra al que pasa, como cuando, sin quererlo, recuperamos
sensaciones remotas, que creíamos olvidadas ya sin retorno.
¿Qué hay detrás de esos pequeños muros, que intimidades se
resguardan al amparo de ladrillos descascarados y rugosos tallos retorcidos?
¡Cuántas historias mínimas, leyendas de barrio, memorias de quienes
transpusieron otrora las antiguas puertas de minúsculos jardines,
transcurrieron con el transcurrir de los días y los años…
Las plantas son siempre las mismas: madreselvas, glicinas,
un par de rosales, un jazminero y, desde luego, una palmera, ya en muchos casos
desmesurada para el pequeño terreno que la vio crecer a lo largo de décadas.
Pero ya las tapias, las enredaderas y los jardincitos
pertenecen al pasado, quien lo duda, y muy pocas alegran todavía algún rincón
escondido de esta ciudad que se nos ha escapado de las manos sin darnos cuenta.
Pero, para nuestro consuelo siguen estando en la melodía,
tal vez más persistente que los muros de cemento que las reemplazaron: Madreselvas en flor/ Que me vieron nacer/ Y
en la vieja pared/ Sorprendieron mi amor…
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Imagen: Verdor en la tapia (Foto de Iuri Izrastzoff).
Material e imagen tomados del sitio Fervor x Buenos Aires.