(De Marcelo L. Cáceres Miranda)
Fue don Jacobo Peuser un inmigrante alemán nacido el 28 de noviembre de 1843 en Camberg, pintoresca población de la provincia alemana de Hesse Nassau.
Tenía apenas 12 años cuando su familia decide trasladarse a las tierras del Plata y radicarse definitivamente en la República Argentina. Establecidos en la zona del litoral, el joven Jacobo comienza a trabajar en distintos establecimientos de artes gráficas, actividad que lo atrae, de las ciudades de Paraná y Rosario de Santa Fe. En abril de 1867, contando con sólo 23 años, se instala en Buenos Aires, donde abre un pequeño local de librería en la calle San Martín entre las de Cangallo (Tte. Gral. Juan D. Perón) y Piedad (Bartolomé Mitre). Trabaja con tanto esmero en esta casi pasión que tomó por las artes gráficas, que el negocio le queda chico, por lo que ya al año siguiente le compra a don José A. Bernheim, uno de los precursores gráficos de la época, su renombraba “Librería Nueva”, ubicada en Cangallo 89 de la antigua numeración. En sus manos el establecimiento progresa día a día, agregando nuevos rubros como el rayado y encuadernación de libros. Tal es la actividad que desarrolla, que debe instalar otro negocio en la esquina de la calle Del Parque (hoy Lavalle) en su esquina con Uruguay.
Llega 1891 y su progreso no se detiene. Es entonces cuando pasa a instalarse en la esquina de Cangallo y San Martín, edificio que se convertirá en su Casa Central, y que acabó por incorporarse a la toponimia popular como: la esquina de Peuser.
La necesidad de estar al día con su industria, le obliga a la adquisición de máquinas importadas para tipografías y otros trabajos especializados, con lo cual la falta de espacio hace que su establecimiento vuelva a quedarle chico. Es entonces cuando compra el predio de la avenida Patricios 567, en el barrio de Barracas, donde instala sus grandes talleres generales que permanecerán allí hasta su etapa final.
Su crecimiento y expansión no se detienen. Comienza a abrir sucursales en el interior de país, comenzando por La Plata en 1885 ¡a sólo tres años de fundada la ciudad!, y cinco años después lo hace en Rosario de Santa Fe, cuando se vislumbraba su conversión en el mayor puerto cerealero del país, decisiones con las que nos demuestra también su condición de pionero. Le siguieron Mar del Plata en 1920, Mendoza en 1923 y Córdoba en 1924. La propia ciudad de Buenos Aires gozaría de esta expansión descentralizadora que ponía sus servicios a la mejor comodidad de su clientela. En 1910 abre una sucursal en Once, en 1930 el Anexo Florida, en 1938 la sucursal Constitución y al año siguiente la de Boedo. En realidad una demostración de su fama en la venta de artículos de librería, escritoria e imprenta. No por nada era latiguillo popular: “Y… si no lo encontrás, andá hasta lo de Peuser”. No sólo en librería y papelería. Abarcó los más variados rubros que las artes gráficas ofrecía: láminas artísticas, acciones, etiquetas para envases, boletos de tranvía, estampillas fiscales, recibos, pagarés, letras de cambio, libros escolares y comerciales; pero hubo algo que asoció su nombre a la posibilidad de orientarse no sólo en la ciudad, sino en el país entero: la Guía Peuser , imprescindible librillo de tapas rojas que llegó a no faltar en ninguna casa y a la que se recurría para consulta de cualquier duda o información que fuere necesaria en la ciudad. Estaban allí las calles, todas las líneas de tranvías y, conforme iban apareciendo, se agregaron las de ómnibus y colectivos y, finalmente, trolebuses, direcciones de todas las reparticiones, consulados, embajadas, salida de vapores, correos, en fin: todo.
Su primer número apareció en 1887 y desde entonces mensualmente se iba actualizando, con la información al día, sobre todo en el cambio de recorrido del transporte. Quién no recuerda por Florida el clásico y monótono pregón: “¡Salió la nueva Guía Peuser !, con los recorridos de todos los…” El nombre “Peuser” llegó a ser sinónimo de “Guía”, a tal punto que, cerrada ya la casa, otro editor compró el nombre y la siguió publicando. A ésta debemos agregar la “Guía Peuser del viajero”, de mayor volumen que la anterior y en la que se publicaban todos los horarios de los ferrocarriles del país, tanto generales como locales, con tarifas de viajeros y cargas; además de los recorridos de los tranvías de capital y provincia con datos de las principales ciudades y pueblos del interior. A ambas, ninguna otra las igualó.
Pero hubo otro rubro en el que Peuser incursionó con éxito y del que, como recuerdos, perduraron por los años: la edición de tarjetas postales. Edificios públicos, avenidas, teatros, estaciones ferroviarias, parques y jardines, en fin, la vida y esencia de la ciudad plasmada como testimonio gráfico de las distintas épocas en que eran impresas. Para ello compraba las imágenes que tomaban los más importantes fotógrafos de la ciudad, como Harry G. Olds, Gastón Bourquin o Samuel Rimathé, entre otros. Para su mejor identificación las series editadas eran numeradas, de manera de facilitar los pedidos a los comerciantes, tanto de la capital como del interior, de los cuales era distribuidor. En la actualidad existe un muy bien detallado catálogo de todas estas emisiones, editado en 1997 por el coleccionista y comerciante del rubro Marcelo Loeb.
Don Jacobo Peuser falleció en Buenos Aires el 1° de noviembre de 1901. Sus descendientes y principales colaboradores continuaron con su obra por décadas con el mismo entusiasmo que él siempre brindó. La casa continuó en permanente progreso, incorporando todo nuevo método de impresión que apareciera, renovando su maquinaria para brindar siempre lo mejor a su clientela.
En 1961, la Asamblea de Accionistas aprueba la creación de una nueva razón social, bajo el nombre: “Peuser S.A.C.I.”, la que subsiste hasta el cierre definitivo de la tradicional librería tres años después, en 1964.
Como último recuerdo de aquel emporio, subsiste el edificio de la avenida Patricio 567, en Barracas, con su fachada prácticamente intacta, luciendo todavía en su frontis la leyenda “Fundado en 1867” , mudo testimonio de lo que fuera uno de los mayores talleres gráficos del país. Sin embargo, en parte de él, funciona hoy en día un establecimiento gráfico que, según cuentan familiares de Peuser, utiliza como oficina el primer piso donde aún se conserva parte del mobiliario original que perteneció al fundador: Jacobo Peuser. Ironías del destino.
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Imagen: Los talleres gráficos “Peuser” en avenida Patricios 567 (Foto: Hist. de la Ciudad).
Nota tomada de: Historias de la ciudad. Una revista de Buenos Aires, Marzo 2001.