(De Arnaldo Ignacio A. Miranda)
En 1896, el doctor Luis Adolfo Sauze inició el loteo de un incipiente núcleo urbano denominándolo Villa Sauze, intentando que su apellido perdurara en la nomenclatura urbana.
Los terrenos sobre los cuales tuvo existencia efímera este barrio formaron parte ab urbe condita de una amplia franja de tierras ubicadas al rumbo oeste, conocidas durante el siglo XVII como Pago de La Matanza (1). En aquellos tiempos formaron parte de una gran chacra que fue sucesivamente propiedad del capitán
Mateo Leal de Ayala y del deán doctor José de Andújar. Este último la vendió en 1779 a don Isidro Lorea, destacado escultor muerto durante la invasión inglesa de 1806 (2).
A afectos de brindar una mejor ubicación y de acuerdo con las referencias actuales, la antigua chacra de Lorea comprendía el perímetro delimitado por el Riachuelo, al sur; Pedernera-General José G. Artigas, al oeste; avenida Álvarez Jonte, al norte y Boyacá-Carabobo al este (3). Ya hacia 1801 el renombrado escultor había iniciado el fraccionamiento de su latifundio resultando compradores de quintas, oscilantes entre cinco y diez hectáreas, Miguel Uzal, José Santos López y Melo, Rafael Ricardo y Roque Jacinto Pintos, entre otros (4). Seguiremos la evolución de la finca perteneciente al último nombrado por ser de interés para nuestro trabajo.
PANORAMA ENTRE 1810 Y 1890
Roque Pintos fue un labrador que no introdujo grandes mejoras en el lugar que ocupó desde 1801. Con fecha 13 de octubre de 1823, vendió su propiedad al presbítero Eusebio Trillo, quien dos años más tarde anexó una fracción lindera por compra que realizó a la viuda de Rafael Ricardo (5). Se trataba de una propiedad de diez cuadras y media de frente, por quinientas varas de fondo, lindante al norte con terrenos de la Chacarita de los Colegiales, al este con los sucesores de Agustín Pesoa, al sur, calle en medio, con José Santos López y al oeste con Alonso José Ramos (6). Tomando como base calles actuales, este predio se encontraría demarcado por las avenida Gaona y las calles General José G. Artigas, Álvarez Jonte y Boyacá (7).
El sacerdote introdujo notables mejoras en estos terrenos incultos, edificando algunos ranchos de paja y adobe con puertas de tabla y procurando la proliferación de plantíos y diversas especies arbóreas.
Luego de una breve enfermedad el doctor José Eusebio Trillo dejó de existir en casa de su hermana hacia noviembre de 1838 (8). Los parientes colaterales del cura entraron en un largo pleito con el objeto de adjudicarse un capital superior a los doscientos treinta mil pesos ($ 230.000) de aquella época (9). Finiquitada la causa judicial, luego de casi veinte años, el inmueble objeto de esta investigación fue vendido en pública subasta el 20 de noviembre de 1856, resultando comprador el martillero Santiago Oliden (10).
Al día siguiente Oliden traspasó el dominio adquirido a favor de don Antonio Dunoyer, cónsul general del rey de Cerdeña, quien a su vez, cuatro meses después, en marzo de 1857, declaró que la mitad del bien adquirido correspondía a Juan Bautista Piana (11).
Fallecido Antonio Dunoyer el 10 de marzo de 1875 bajo los términos contenidos en su testamento ológrafo, resultaron herederos sus sobrinos Manuel y Antonio, quienes, de común acuerdo con Piana, dividieron materialmente el terreno de sur a norte (12).
Transcurridos 12 años más, el 18 de mayo de 1857, resultó comprador de la parte correspondiente a los derechohabientes del reputado cónsul general, Luis Mascardi (13). Desde aquel día y por el término de casi tres años se realizó una dilatada serie de ventas y negociados con claros fines especulativos, al igual que ocurrió con otras propiedades linderas.
He aquí una lacónica reseña de lo sucedido: Mascardi vendió el 31 de mayo de 1887 a los señores Emilio Vily, Manuel Sánchez, Tomás Nocetti y Juan Spinetto quienes, pocos días después, el 10 de junio, lo traspasaron a favor de Pedro Guiñazú (14). Este último lo enajenó el 26 de setiembre del mismo año a Juan Parpaglioni quien, a su vez, lo hipotecó algunos días más tarde a favor del Banco Hipotecario de la Provincia de Buenos Aires por la suma de trescientos mil pesos ( $ 300.000) moneda nacional en células serie “K” (15). Como resultado final de estas maniobras arribamos al 8 de octubre de 1889, fecha en la que resultó adquirente la sociedad que giraba en plaza con la denominación de Constructora San José de Flores (16).
Se trataba en aquella época de “un terreno de chacra ubicado en el Cuartel V de la Parroquia de San José de Flores sobre calle de Gauna compuesto de doscientos veinte y cuatro metros con noventa centímetros de frente al sudeste, teniendo en el fondo en el costado nord-este mil trescientos noventa y ocho metros, por el costado sudoeste mil trescientos cincuenta y cuatro metros con cuarenta centímetros y por el contrafrente al noroeste doscientos metros con treinta centímetros” (17).
En poco tiempo más se intentaría formar sobre la extensión descripta un barrio metropolitano con singulares características.
NACE VILLA SAUZE
La Constructora de San José de Flores, presidida entonces por Mariano Escalada, sufrió diversas alternativas. Hacia mediados de 1892 la compañía carecía de liquidez y enfrentaba serios inconvenientes para cumplir con los impuestos de sus inmuebles y servicios de la hitpoteca de marras.
En ese estado de cosas apareció Manuel Chaves –testaferro de Luis Sauze, como veremos más adelante–, quien propuso al directorio de la empresa en su sesión del 2 de julio de 1892 la compra del bien raíz en cuestión, todo lo cual fue aceptado teniendo en cuenta que “debido a las ventas que en público remate se han hecho en Villa Santa Rita, propiedad lindera a la que se solicita y a los precios obtenidos en distintos remates de cuatro y once centavos la vara cuadrada como máximo”. La transacción fue verificada por documento privado (18).
Con fecha 13 de diciembre de 1895 se conoció el nombre del verdadero comprador cuando Chaves otorgó declaratoria al favor del jurisconsulto Luis Adolfo Sauze, explicando que la compra hecha en 1892 había sido por cuenta, orden y con dinero de éste (19).
El nuevo adquirente debió hacerse cargo del gravamen persistente más sus intereses, multas y amortizaciones. De tal forma surgió la idea de dividir materialmente la extensión obteniéndose veintidós manzanas de ciento cuarenta varas por lado cada una. Se propendió a la apertura de algunas calles públicas, tal el caso de las actuales Fray Cayetano y Caracas, ambas paralelas a Sud América (hoy General José G. Artigas), que ya figuraban en la nomenclatura del 27 de noviembre de 1893 (20). Respecto de las arterias corrientes en sentido oeste-este, fueron prolongadas de la pujante Villa Santa Rita surgida el 5 de septiembre de 1889 (21). Conforme la aludida Ordenanza , ellas se denominaron: Dúngeness. Vírgenes, Monte Egmont, Monte Dinero, Deseado, San Julián, San Matías, Camarones, San Blas y Médanos. Actualmente se llaman Luis Viale, Galicia, Tres Arroyos, Doctor Luis Beláustegui, Remedios Escalada de San Martín, General César Díaz, Alejandro Magariños Cervantes, Camarones, San Blas, y Juan Agustín García, respectivamente (22). Al igual que sus linderos estaba atravesado por el arroyo Maldonado, hoy entubado bajo la avenida Juan. B. Justo.
El loteo propiamente dicho comenzó el 27 de febrero de 1896, extendiéndose hasta después de 1901. Sin embargo, algunos años más tarde, esta pretendida denominación quedó subsumida al surgir el barrio metropolitano llamado Villa General Mitre, el 15 de septiembre de 1908.
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(1) Cunietti-Ferrando, Arnaldo: San José de Flores, el pueblo y el partido, 1580-1880.
(2) Miranda, Arnaldo Ignacio Adolfo: La quinta de la familia Miranda en el Pueblo de San José de Flores.
(3) y (4) Ibidem.
(5) A.G.N.; Registro 4 de 1823, escribano Manuel de Llames.
(6) Miranda, Arnaldo Ignacio Adolfo: Villa General Mitre, origen de un barrio de Buenos Aires (Inédito).
(7) Ibidem.
(8) A.G.N.; Sucesiones, legajo 8459. fs 1 y ss.
(9) Ibidem.
(10) y (11) A.G.N.; Registro 7 de 1856, escribano Teodoro Vila.
(12) A.G.N.; Registro de la Propiedad Inmueble de la Capital, tomo 209, folio 361.
(13) Archivo de Protocolos Notariales de la Provincia de Buenos Aires. Registro 44 de 1887, escribano Bernardo Folkeland.
(14) Ibidem.
(15) A.G.N.; Registro 52 de 1889, tomo 2do, escribano Doroteo Máximo Piñero.
(16 ) y (17) Ibidem.
(18) A.G.N.; Registro 52 de 1895, folio 441, escribano Doroteo M. Piñero.
(19) Ibidem.
(20) Miranda, Arnaldo Ignacio Adolfo: Villa Santa Rita, sinopsis histórica de un centenario barrio porteño.
(21) Ibidem, pág. 35.
(22) Miranda, Arnaldo Ignacio Adolfo: Villa Santa Rita y Villa General Mitre, dos barrios porteños.
Imagen: Encabezamiento de venta de un lote en Villa Sauze (1903)
Nota tomada de la revista: Historias de la ciudad, número 36, junio de 2006.