(De Armando Tejada
Gómez)
Amanecí de niebla en los andenes.
Dicen que con la luna a las espaldas.
No sé en qué viento vine. Te traía
ese polvo tenaz, esa distancia
agreste y cereal como la tierra
donde recobras tu paloma diaria.
Toqué tu aroma gris. Crucé el tumulto
incorporándolo al sonido de mi sangre.
Empuñé el viejo amor. Entré a la lluvia
y me volví guitarra en tu regazo.
Dicen que desperté como naciendo
con todo el sol en vilo en las pestañas,
que salí a conocerte en las esquinas
donde ya eras leyenda, puro tango,
porque anduve de olvido y fui tu ausencia
durante mucho hueso y mucho llanto
y teníamos tanto que decirnos!
tanto país doliendo que contarnos!
Andabas multitud, cálido río
de muchedumbre mía y navegante,
pero te busqué el rostro donde sueñas
y me quedé en tus ojos a soñarte.
Te averigüé la vida y era urgente
compartir el insomnio en un estaño,
discutir ese asunto del otoño,
demorarme en tu vino mano a mano
hasta fundar esa alegría lenta
que arde en la sal más fuego de una lágrima
desde donde se crece a la ternura
porque uno es hombre así, che, Buenos Aires.
Se dio el amor. Andaba entre la gente
como una flor perdida entre los pájaros.
Lo vi cruzar crepúsculos y esquinas
llevándose la tarde de la mano.
Jugándose en las calles. Combatiendo
por el íntimo pan y el trecho de alba.
Todo el amor se dio incesantemente
y yo lo vi estallar en sudestada.
Después me preguntaste: ... qué hay del aire
y ese color Oeste del verano?
En qué cañaveral, aún gimiendo,
anda la suerte pobre de la Patria?
Qué árboles recuerdas? Qué camino
pisa la dura copla que me cantas?
Cómo quedó tu madre? Siempre cobre
bajo la luz enorme y camarada?
Se crece allá? Perdura lo profundo?
sigue subiendo el sol a nuestra causa?
Qué traes en los ojos? Cómo ejerces
tu oficio de badajo y de campana?
-Vos siempre de país...!
-Siempre andariego!
-Sacate el viento...
-La camisa agraria.
-Es hora que hagás sombra por Boedo
donde una luna bandoneón te aguarda...
Entonces, me quedé a contarte el viento
y a saberme tus vidas y milagros,
fundé la casa al sur con mi Gloriana,
un grillo Glorianita y otro Paula.
No sé por cuánto tiempo. No sabemos
qué tiempo de vivir es necesario
para serte guitarra, canto tuyo
crecido en el tumulto de tu canto.
De noche, suelo caminar tus lunas.
Dicen que ando de niebla...
No hagas caso.
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Ilustración: Cubierta del LP Testimonial del Nuevo Cancionero, poemas y canciones de A.T.G. acompañado
por la guitarra de Oscar Matus.