(De Siulnas)
Cuando algo se institucionaliza, cuesta reconocer su origen. Lo mismo ocurre con la etimología de algunas palabras; por ejemplo, cholulo, la. Hoy, cuando el cholulismo tiene cultores no sólo en el mundo de la farándula y el deporte, sino hasta en la política y los hechos policiales, nadie asociaría a Cholula con la ciudad mexicana del estado de Puebla (salvo sus habitantes, obviamente). No obstante, hasta principios de 1956, ésa era la única cholula conocida.
En la última semana de abril de ese año, la revista deportiva “La Cancha”, cuyo director propietario era I. Enrique Frigerio, se convirtió en “La Nueva Cancha ”, bajo la dirección de Mariano de la Torre Carlés –también conocido a través del seudónimo Dante de Palos–, un periodista de origen barcelonés ligado al humor argentino desde los comienzos del semanario “Patoruzú”, donde escribía secciones como Yo me hago el artículo, La radio en broma y Lalo Garramendia, entre otras.
La absorbente tarea de dirigir la renovada revista deportiva no le impidió a De la Torre aportar personalmente la cuota de humor necesaria; lo hizo con la ayuda del dibujante Oscar Blotta (padre), a quien encomendó la graficación de su flamante creación, “Cholula, loca por los cracks”. Hasta ahí, cholula era el nombre casi ridículo de un personaje de historieta. Y estuvo a punto de engrosar la larga lista de nombres de personajes que pasaron sin pena ni gloria. Pero dos años después, ya como director propietario de la revista “Canal TV”, De la Torre encarga al dibujante Toño Gallo la realización de una nueva versión del personaje. Esta vez deja los guiones de la historieta –que titula “Cholula, loca por los astros”– al otro director, el dibujante Juan Ángel Sagrera, también “ex” de “Patoruzú”. De la Torre y Sagrera estaban ligados profesionalmente no sólo por el semanario de Dante Quinterno, sino también por la revista “Radiolandia”, donde tenían a su cargo en ese momento la historiera “Tatalo busca una estrella”.
Hasta la aparición de “Canal TV”, revista de pequeño formato que alcanzó una tirada de 300.000 ejemplares semanales, a una chica de las características del personaje creado por De la Torre, guionado por Sagrera y dibujado por Gallo se la conocía como fan (expresión inglesa que significa aficionado, entusiasta y que se aplica por extensión a exacerbadas admiradoras de algún ídolo); la popularidad de Cholula en el medio televisivo fue tal que los fans pasaron a llamarse cholulos, naciendo el cholulismo.
Desde luego, esta “loca por los astros” ha tenido mucho más tiempo para ganar adeptos que su antecesora, la “loca por los cracks”, contraponiendo a las pocas semanas que esta última se mantuvo vigente en los cuadros de historieta, casi once años de presencia ininterrumpida, desde 1958 a 1968, en una revista de gran circulación. El personaje hasta fue adaptado radialmente por Lili Gen, hija del conductor del programa “Los Casi Casi Chiflados”, que a principios de los 60 se transmitía con gran éxito por Radio Splendid.
Cholula sobrevivió como personaje de historieta a su creador, que falleció tras una riesgosa cirugía cardíaca, el 1 de mayo de 1965, a los 49 años. Por entonces, el guionista de la “loca por los astros” era el periodista Marcial Frugoni, ya que Sagrera se había retirado de la empresa algún tiempo antes; a su regreso, en junio de 1967, ya como director responsable de la revista, halló a Cholula tan fan como la había dejado, o mejor dicho, tan cholula como una fan.
Aunque, ¿a quién se le ocurriría hoy en la Argentina definir a una cholula o un cholulo como fan? Nadie entendería ya lo de fan; ni hace falta que lo entienda, porque el argentinismo cholulo, la define determinadas características mejor que fan. Y ese argentinismo fue creado hace 45 años (1) por un humorista que buscaba un nombre apropiado para un nuevo personaje.
Cholulo, la y cholulismo son, sin duda, argentinismos ya irreemplazables; por eso, la Academia Argentina de Letras, que analiza y envía propuestas a la Real Academia Española para su incorporación en las próximas ediciones del diccionario de la lengua, debe solicitar –si aún no lo ha hecho– la aprobación de estos vocablos en el diccionario académico.
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(1) Cuando se elevó este comunicado, en octubre de 2001.
Tomado de la Comunicación Académica N º 1552 (Academia Porteña del Lunfardo).
Ilustración: Cholula, en la versión gráfica de Toño Gallo.