17 sept 2010

San Telmo no es Palermo


(De Gabriela Sharpe)

San Telmo es el barrio más chico de la Ciudad, cuenta con tan sólo 1,2 km2. También es el más antiguo, se creó en los alrededores del primer puerto de Buenos Aires y hace muy poquito festejó sus 204 años de existencia. Durante la década del ’70 se convirtió en el lugar preferido de los bohemios. Hoy muestra su lado fashion.
Fue aristocrático durante las primeras décadas de nuestra historia, luego de la fiebre amarilla, en 1871, sólo quedaron los negros y la servidumbre, ya que la gente adinerada, para huir de la epidemia, se trasladó a sus quintas, ubicadas en zona norte. En los primeros años de 1900 se llenó de inmigrantes, convirtiéndose la cultura africana en un condimento muy fuerte para el barrio. Por la década del 70, la  plaza  Dorrego comenzó a poblarse de artesanos, los "hippies y bohemios", como se los llamaba por aquel entonces.
 Barrio pobre, de casas tomadas, calles oscuras, fachadas deterioradas, empezó a cambiar con la llegada del turismo. Ellos hicieron resurgir los bares antiguos, las fachadas de los edificios, los turistas ayudaron a revalorizarlo, le pusieron valor no monetario a su historia.
Los domingos, cuando la calle Defensa, columna vertebral del barrio, se convierte en peatonal, la barriada se abre y recibe a miles y miles de turistas, mostrando, en cada esquina, un pedazo del alma de Buenos Aires: tango, rock, bailarines, jóvenes, viejos, estatuas vivientes, personajes variopintos.
En la calle Defensa se puede ver, todavía, la casa natal de Domingo French (activista de la Revolución de Mayo), construida en 1762, (Defensa 1062), si bien algunos  historiadores afirman que poco queda de sus materiales originales. El patio de la casa es hoy una galería donde se alojan comercios.
Otra casa histórica es la del poeta Esteba de Luca, en Carlos Calvo y Defensa, data de fines del siglo XVIII, fue reciclada conservando elementos arquitectónicos de la época. Es Monumento Histórico Nacional. Hasta hace poco funcionó un restaurante.
Un paseo obligada es la Casa Mínima, en el pasaje San Lorenzo 380, su fachada mide apenas 2,2 metros de ancho. Es la parte que queda de una construcción de la segunda década del siglo XIX. Antiguamente era común que este tipo de adiciones a las casas fueran ocupadas por los esclavos de la familia. Otro paseo es el Zanjón de Granado.
Ahora bien, este pequeño barrio en el que  nació Mafalda y sus amigos, de la mano del gran maestro Quino, que hizo recorrer a sus lectores por los adoquines de Chile y Defensa, ubicando, sobre la calle Balcarce, el Almacén de Don Manolo, está dejando su bohemia a un lado, si uno observa con mayor detenimiento la calle  más transitada durante el fin de semana, nota que Defensa ya no es la misma.
Ay, si te viera Garay!  Antaño zona de venta de antigüedades exclusivamente, hoy va dejando paso a otro tipo de negocios. Los déco, los bistró o los resto-bar dan un nuevo y raro brillo a este barrio, otrora de compadritos, malevos, faroles y buzones esperando a aquel otario que le haga el verso.
Hasta es posible encontrar un restaurante con menú du jour, El Petanque, en Defensa y México, que pavonea con cocina francesa, sin darle lugar a la tradicional parrillada.
La bohemia, propia de la década del 70, de aquellos pelilargos artistas plásticos, que dejaban su vida en un café, que trasnochaban grapa hasta la madrugada y pateaban los adoquines de San Telmo, hoy ya no existe. Ahora hay una nueva clase de artistas plásticos, una nueva manera de ver el arte, otra generación que llena  las galerías de arte con  luz, brillo y color, con otra clase de desenfado.
Van quedando pocos bares tradicionales, ahora San Telmo se está  "palermizando", la antigua farmacia del barrio se convirtió en un coqueto resto-bar, la típica verdulería de la esquina de Estados Unidos y Bolíva –atendida por hinchas fanáticos del club de fútbol San Telmo–, hoy es un bistró que ofrece productos patagónicos, como quesos de cabra, pastrón, ciervo ahumado y jamón crudo de jabalí.
La peluquería de los hermanos Labore, en Defensa, entre Humberto I y San Juan, que databa de los años '20, hoy se transformó en un moderno negocio de venta de ropa.
Si hasta el Mercado, fundado en 1897, está cambiando. Quedan muy pocos puestos tradicionales como carnicerías, verdulerías o despacho de pan.  Cada año son corridos por puesteros de antigüedades dudosas.
Los santelminos seguimos teniendo nuestros reductos, como la pizzería Mi Tío, de Defensa y Estados Unidos, fundada en 1972, el bar de Bolívar y Estados Unidas o La Coruña, ese bodegón de mesas largas, ubicado en la parte exterior del Mercado.  Y además estamos orgullosos de pertenecer a la República de San Telmo que nació el 9 de julio de 1960, en la pulpería Los Troncos, en Balcarce 959, su sede actual está en Estados Unidos al 400.
Además somos fanáticos del Club Atlético de San Telmo, fundado en 1904, y nos conocen como los candomberos,  y la hinchada sale todos los sábados con sus remeras azul/celeste con la ilusión de dejar el descenso algún día.
Los demás días de la semana los vecinos nos convocamos en el  Mercado, haciendo cola en los cada vez menos puestos de comestibles, comentamos las noticias con el carnicero, luego pasamos por la verdulería y antes de llegar a casa charlamos con el  diariero de la esquina. Vida de barrio. Con ruleros, sin ruleros, con chancletas o tacones, con bolsa para la feria o cartera de cocodrilo, la vida sigue y los vecinos seguimos atentos los cambios del barrio. Para reafirmar lo que dice el graffiti: “San Telmo no es Palermo”.
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Plaza Dorrego, San Telmo (Foto tomada de turismoamba.wordpress.com ).