(De Elsa Bornemann)
Mamó la vida como un troli e’vino
y se dejó mamar por la pobreza.
Anduvo siempre en yanta mi vecino,
con sus nueve purretes a la mesa.
Mi infancia –en guardapolvo y bien trenzada–
lo vio amasijarse –tambaleante–
y lo quiso… no sé… por esa nada
de su ebria ternura de atorrante.
De todo el piberío era gomía,
por su parla entradora y altiyera.
(Si me parece verlo todavía
pitando “Regia Italia” en la vedera…)
Cinchando sobre un mionca de basura
la yugó –noche a noche– pa’delante,
pareciéndole ver –en su locura–
a Dios en camiseta en el volante.
Borroneado varón, ángel borracho,
filósofo en chancletas, duende mishio…
¡Desde que él se piantó le falta un cacho
al cuore rantifuso de Patricios!
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Caseros desde Arriola hacia Lavardén, con la torre de la iglesia San Antonio de Padua
y un poco antes el cine teatro "Urquiza", circa 1940.
(Foto de Carlos Silva en el sitio barriada.com.ar)