(De Francisco L. Romay)
En realidad, ninguno de los barrios de la ciudad tiene fecha cierta de nacimiento. Por consiguiente, el de Montserrat tampoco puede exhibir su fe de bautismo. El radio de cada barrio, como lo hace notar Lafuente Machain, "no ha tenido límites fijos ni determinados, al punto de confundirse uno con otro" (1). Tampoco podría mencionarse a qué circunstancia precisa debe su formación. El comienzo bien pudo ser una "pulpería", alrededor de la cual se fueron construyendo ranchos, cuyos ocupantes llegaban en pos de aquélla. O también alrededor de una fábrica o depósito de alguna importancia. Tal vez fuera el resultado de una aglomeración de viviendas, próximas al sitio de parada de las carretas del tráfico que llegaban desde el interior del país y se estacionaban en los llamados "huecos", terrenos baldíos que existían en varios puntos de la ciudad.
La primera división administrativa del municipio se efectuó recién en el año 1734, cuando el Cabildo, respondiendo a una orden del gobernador don Miguel de Salcedo, resolvió la creación de unos funcionarios que tendrían a su cargo la atención de un número determinado de menesteres de carácter edilicio. Con ese propósito, la ciudad fue seccionada en ocho barrios, de tres cuadras cada uno. con frente al Este, con todo el fondo hacia el Oeste. De esa manera se abarcaban las veinticuatro cuadras de la ciudad, con frente al Río de la Plata. Para cada una de esas secciones, barrios o cuarteles, a fin de que atendieran las funciones respectivas, fueron designados ocho vecinos caracterizados con el título de comisarios. Estos funcionarios tuvieron vida asaz precaria: al finalizar el año, en que se producía la renovación de las autoridades del Cabildo, desaparecieron al no ser nombrados sus reemplazantes, pues su nombramiento, como el de aquéllos, era de carácter anual.
Años más tarde, el gobernador don José de Andonaegui, funcionario que dio un singular impulso al progreso general de la ciudad, adoptó diversas medidas de carácter edilicio. Publicó bandos para hacer conocer las normas que debían ser observadas por los pobladores, con mención de las penas para los remisos o infractores. Además, con el propósito de que se vigilara el exacto cumplimiento de esas disposiciones, ordenó al Cabildo el nombramiento de vecinos aparentes, los cuales tendrían a su cargo las correspondientes tareas de fiscalización. En el año 1747, el Ayuntamiento, obrando en consecuencia, designó comisionados especiales, a quienes denominó alcaldes de barrio y les atribuyó la competencia y jurisdicción necesaria para el lleno de sus deberes (2). Con ese motivo la ciudad fue dividida en varias secciones, a las cuales, para distinguirlas, les dio el nombre de las iglesias parroquiales existentes dentro del radio de cada una. En esa oportunidad, el barrio de Montserrat no aparece todavía; quedaba comprendido dentro de los límites de la parroquia de San Juan, un poco más o menos. El caserío existente en la zona debería ser demasiado escaso, sin ninguna significación, y por consiguiente no merecía los honores de la independencia. Además, por esos parajes no existía ninguna clase de templos, ni siquiera una modesta capilla u oratorio.
Pero esa división administrativa también tuvo vida precaria y un tiempo después desapareció, para ser restablecida a la llegada del gobernador don Juan José de Vértiz y Salcedo, aun cuando la intervención de esos alcaldes no tuviera mayor trascendencia. Eran empleados honoríficos, que poco o nada se preocuparon de las funciones que se les encomendara, y que, por otra parte, les obligaba a desatender sus propios intereses. Recién en el año 1769, al procederse a una nueva división eclesiástica del municipio, aparece nuestro barrio, por la creación de la Parroquia de Montserrat.
La necesidad de crear nuevas parroquias, a causa de que la población de la ciudad se iba extendiendo, determinó al obispo, don Manuel Antonio de la Torre, a dirigirse al gobernador, don Francisco de Bucarelli y Ursúa, en oficio de fecha 20 de noviembre de 1768, con el fin de acordar lo necesario. El gobernador, por decreto del 15 de febrero del año siguiente, comisionó a su teniente, el licenciado don Juan Manuel de Lavardén, para que "concurra con S.S. Ilustrísima a la demarcación de los territorios y demás diligencias que se ofrezcan".
Los comisionados, después de varias diligencias, se pusieron de acuerdo y proyectaron para nuestro barrio el siguiente deslinde: "Por territorio y feligresía de la capilla de Nuestra Señora de Monserrat, se señaló por frente de su distrito, desde las esquinas de Don Juan Diego Flores, doctor Don Miguel de Leyva, Don Simón Barcala y Don Francisco de Merlo, tirando línea recta al Sur hasta encontrar con las esquinas de Doña Josefa de Ayllosa, viuda de Don Francisco Berois, y la de Antonio Nechea, desde las cuales se siguió la línea recta al Poniente en distancia de seis cuadras, hasta encontrar con las cuatro esquinas que son: la que mira al Norte y Poniente de Margarita Román. La que mira al Sur y Este, sitio despoblado de Don Vicente Hernández; y la que mira al Sur y Poniente, sitio también despoblado de Juan Ramírez. Desde estas esquinas se tiró la línea hasta el Sur, dexando sobre la derecha los sauces, que llaman de Bracho, y sobre la izquierda la nueva casa o Almacén de la Pólvora, hasta encontrar con el Riachuelo, entre la chacra que fue del oficial real futurario Don Bartolomé de Montaner, y la que es de los reverendos padres bethlemitas, finalizando en esta banda del Norte, hasta encontrar con el deslinde del curato del campo, que es donde remata la legua agregada al de Naturales. Para formar la línea divisoria por la parte del Norte de ese territorio, se volvió a las mencionadas esquinas de Flores, doctor Leyva, Barcala y Merlo, desde las cuales se sigue la línea recta al Poniente, hasta encontrar con el fondo de la legua de terreno del mismo curato de Naturales, y deslinde de los campos". El gobernador aprobó esta propuesta por auto de fecha 3 de octubre de 1769.
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(1) R. de Lafuente Machain: El barrio de la Recoleta, (Buenos Aires), 1945.
(2) Francisco L. Romay: Antiguos servicios policiales (Buenos Aires), 1939.
Tomado de Francisco L. Romay: El barrio de Montserrat.(Bs. As., 1971).
Imagen: la Calle del Pecado,barrio de Monserrat en el siglo XIX.