14 ene 2014

Hesperidina: la marca registrada Nº 1, primera patente nacional. Ícono argentino


(De Gregoire Fabre)

La Hesperidina es una bebida tónica a base de corteza de naranjas amargas o agrias y dulces de frutos inmaduros con propiedades medicinales para las funciones digestiva y circulatoria. El nombre Hesperidina recuerda al Jardín de las Hespérides donde se encontraba mágicas naranjas doradas. Su principal componente es la sustancia “hesperidina”, un flavonoide que se encuentra en los cítricos y que produce efectos antioxidantes.
En 1862, Melville Sewell Bagley, oriundo de Boston en los EEUU, llega  a la Argentina. Comenzó a trabajar en la farmacia  “La Estrella”, en la esquina de Defensa y Alsina, en el barrio porteño de Monserrat (pegado a San Telmo y con el cual comparte la calle Defensa).
En 1864, Melville Sewell Bagley, utilizando las naranjas de una vieja quinta ubicada en Bernal, inventa la fórmula ingeniosa de una bebida que va a revolucionar la vida de los argentinos.
El lanzamiento de la marca fue muy original y vanguardista para la época. Un día, los porteños comenzaron a ver las calles pintadas con enormes letreros con las palabras “Se viene la Hesperidina”. La curiosidad invadió a los 140.000 porteños de la época y la gente empezó a preguntarse qué era este producto. Durante más de dos meses, nadie podía descifrar su significado. Por fin, el 24 de diciembre de 1864, víspera de Navidad, se devela la incógnita en “La Tribuna”, uno de los periódicos más importantes del país: “El mejor y más original aperitivo del mundo nace en la Argentina y ya se puede comprar”. Con una entrada más bien dulce, de a poco se equilibra con esa cuota justa de amargor propio de un bitter; con su sabor suave y dulce este oro líquido sedujo el pueblo argentino.
Tanto fue el éxito que, inmediatamente, comenzaron a aparecer las falsificaciones o imitaciones de dudoso origen. Melville actuó rápidamente convenciendo al Presidente de la Nación, Nicolás Avellaneda, de la necesidad de crear un registro de marcas y patentes. El 27 de octubre de 1876 el registro fue creado y Hesperidina fue la primera marca que se registró en la Argentina. Para ajustar aún más los niveles de control “anti-piratería”, Melville imprime también las etiquetas de Hesperidina en la Bank Note Company de New York. Hesperidina es entonces la primera receta puramente argentina (la otra es el Pineral).
Mucho antes que Coca Cola, Melville registró también la forma de sus botellas.
Entre 1864 y 1870, durante la Guerra de la Triple Alianza, la Hesperidina es la reina de las tiendas de campaña para “revitalizar a los heridos”, pero también en los hospitales ¡para mejorar cualquier dolencia!
Pedro Luis Barcia, presidente de la Academia Argentina de Letras, señaló que “quien no conoce los hábitos del gauchaje, piensa que tomaban vino tinto recio. Nada de eso: bebían ginebra, caña y Hesperidina, como puede apreciarse en los inventarios de boliches”.
Julio Cortázar la menciona en dos de sus cuentos y el Polaco Goyeneche la tomaba cada vez que se acodaba en la barra de un bar. Molina Campos también la incluyó en varios de sus famosos almanaques.
Cura: úlceras varicosas, hemorroides, várices, hipertensión, reducción del colesterol, disminución de dolores y de inflamación, protectores de la actividad celular y mejora el estado de los vasos sanguíneos. Podría tener actividad anti-tumoral, contrarresta la pérdida ósea después de la menopausia, y posible efecto anti-age.
Hoy se sigue produciendo en la Argentina y se puede pedir sin problema en los bares. Es aceptada socialmente para el consumo de las mujeres en espacios públicos desde su creación.
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Ilustración: Propaganda de Hesperidina (Tomada de caseusmundi.com)
Nota tomada del periódico El Sol de San Telmo.