(De Federico Moreyra)
(A Pedro Gaeta)
Miran con el asombro de quien vio su muerte
reflejada en el fondo de una copa
justo en el instante del último trago.
Miran como la desolación, como el vacío.
Son violentos como un tajo en la mejilla.
Deformes como el alma, borrosos como el llanto,
tibios como la sangre: están hechos de sangre.
Por las noches, cuando nadie los ve, salen del cuadro;
se van a tomar vino, se van a encamar con mocosas y yiros.
Van a misas blasfemas: escuchan tangos como quien mira a Dios.
Sólo pudieron nacer por la mano de un hombre como ellos;
son un sueño hecho vida, son la sonrisa del mejor amigo.
Una uña, un responso, una luna,
un temblor de la ciudad violenta.
Son como el respirar de Buenos Aires.
Por las noches, cuando nadie los ve, salen del cuadro,
y besan la sombra del hombre al que crearon;
porque suele haber casos -unos pocos-
en que las sombras recrean al pintor.
Y cuando cae el gris de la mañana,
por el lomo vencido de la noche;
a la hora de los reos y los pobres,
los amigos del pintor vuelven al cuadro:
son limpios como el odio, o como la amistad.
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Imagen: El pintor Pedro Gaeta. (Foto tomada de claramente.com.ar ).