(De Marcelo Benini)
Limitada por las
calles Bauness, Nahuel Huapi, Capdevila y Pedro Ignacio Rivera, la Plaza Echeverría
cumplió el 28 de noviembre pasado 105 años de existencia. Casi tan antigua como
el barrio que la cobija, por sus veredas, sus bancos y sus juegos pasaron
varias generaciones de urquicences. El espacio verde se apresta en la
actualidad a recuperar su bello monumento.
Del mismo modo que el Obelisco o la Plaza de Mayo lo son para la
ciudad de Buenos Aires, la
Plaza Echeverría es un icono indiscutible de Villa Urquiza.
Centro de todas las manifestaciones que guardan relación con el barrio, como el
reciente aniversario de su fundación o las conmemoraciones patrias, este
espacio verde tiene más de un siglo de existencia. Fue creado por Ordenanza
Municipal el 28 de noviembre de 1894 sobre un terreno cedido por el padre de
Villa Urquiza, Francisco Seeber. Limitado por las calles Bauness, Nahuel Huapi,
Capdevila y Pedro Ignacio Rivera, con frente y contrafrente a la avenida
Triunvirato, el predio tiene una superficie de 9.800 metros cuadrados.
Inicialmente fue un terreno baldío en el que se paseaban animales y que en
ocasiones se arreglaba para instalar alguna kermesse con fines benéficos.
El nombre de la plaza, impuesto por ordenanza el 28 de
octubre de 1904, rinde homenaje al sociólogo y poeta Esteban Echeverría, autor
entre otras obras de El Matadero, considerado el primer cuento de la literatura
argentina. La demarcación del predio se inició a comienzos de siglo, cuando se
realizaron las primeras plantaciones y se colocaron faroles y bancos. Con el
paso del tiempo el espacio verde fue objeto de constantes trabajos de
transformación y reforestación con el propósito de embellecerlo y ponerlo a
tono con el crecimiento demográfico y edilicio del barrio. Años después se
instalaron el kiosco para la banda de música, la casilla para el cuidador y un
alambrado para resguardar la plaza de los animales. En mayo de 1913 la Compañía Alemana
de Electricidad inició el suministro de energía a Villa Urquiza, motivo que fue
aprovechado para iniciar los festejos patrios con iluminación eléctrica en el
paseo.
MONUMENTO A URQUIZA
A mediados de 1939 Manuel Canicoba, director del periódico
“El Independiente” (todavía en circulación), reunió a los vecinos más
caracterizados con la finalidad de solicitar a las autoridades municipales el
traslado del monumento del General Justo José de Urquiza, ubicado en la
intersección de las avenidas Alvear y Pueyrredón, a la Plaza Echeverría.
La tramitación del expediente no fue una tarea fácil para la comisión, ya que
demoró tres años, pero los funcionarios se expidieron favorablemente. El
intendente municipal, Dr. Carlos Pueyrredón, aprobó el nuevo emplazamiento y la
mudanza se llevó a cabo el 30 de agosto de 1942.
Este monumento fue realizado en granito rosado entre 1936 y
1937 por el escultor argentino Pablo Tosto, quien también tuvo a su cargo el de
Bernardino Rivadavia para la
Municipalidad de Villa María, provincia de Córdoba, y la
fuente “Idilio”, colocada en la Plaza Irlanda. La obra que desde hace seis
décadas se destaca en el centro de la Plaza Echeverría
lleva esculpida en lo alto la efigie a caballo del General Justo José de
Urquiza, que sostiene con su brazo derecho la pica donde descansan el gorro
frigio y los laureles ganados en la batalla de Caseros. En la bóveda del
monumento existe una bomba elevadora de agua, cuya caída en forma de cascada
simbolizaba la corriente de los ríos Paraná y Uruguay. En la actualidad las autoridades
del Gobierno de la Ciudad
llevan a cabo obras de refacción en la inmensa pieza escultórica para recuperar
su funcionalidad.
Ajenos quizás a esta historia que ya superó con holgura la
barrera del siglo, decenas de chicos encuentran diversión en hamacas y
toboganes, las parejas se prodigan mimos en los bancos, los jubilados desafían
su tiempo libre jugando a las bochas y los perros se mueven ansiosos entre los
árboles. No hay dudas: la
Plaza Echeverría es a la vez el corazón y el alma de Villa
Urquiza.
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Imagen: Monumento a Justo José de Urquiza en la plaza
Echeverría (Foto del sitio www.claramente).
Material tomado del periódico El Barrio, Nº 9, diciembre de 1999.