(De Luis Alposta)
Era un curda
de whisky y
blancos vinos;
de pilchas verdes
y hombros amarillos;
un curdela infernal
de escasos brillos
que se jugó
en un vaso
otros destinos.
La procesión traía
mano fuerte
y él fue
un eslabón más
de afano y
muerte,
hasta que al
fin ladró la
suerte perra.
Porque un día,
si acaso fuese
poco,
desde un balcón
y con un
pedo loco
como a Mambrú nos despachó a
la guerra.
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Imagen: Memorial de los soldados caídos en la guerra de Malvinas, en plaza San Martín, Retiro.