(De Roberto Jorge Santoro)
Con usted, la ciudad sentía un poco de vergüenza. Ahora
sin usted, hermano Enrique, Buenos Aires, de puta nomás,
cambió la cara.
Llegó como un gorrión
hizo la cola de la vida
le dieron un modelo de corazón que no se usaba
usted vino
puso el amor de cara a la ventana
le dio cuerda al asunto de la calle
a dios lo tuvo en jaque con un tango
le ganó todo el dolor a la baraja
grela suerte señor
qué palabrero
las mesas de café se niegan a olvidarlo
¿para qué más?
era la desnudez primera
la mano amarga
la rueda loca
el desencanto
pidió permiso
pero sacó de prepo a la esperanza de la cucha
y ya hace un tango que quiere volver
su silbido varón que no regresa
el bufoso de la muerte
se lo llevó con miedo al otro barrio
denle paso
que pase su camisa
Enrique fue la mitad
de Buenos Aires
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Dibujo: Discepolín por Hermenegildo Sábat.