(De Hugo Corradi)
VILLA LURO
Rivadavia, polvoriento camino a Morón entonces, luego de pasar las últimas arboledas de “La Floresta” se internaba entre solitarios campos de las estancias que rodeaban a Buenos Aires. Hasta llegar a la apartada estación de campo llamada “Liniers”, existían a su borde varias fondas y pulperías, como “La Parada” en la esquina de la actual avenida Lacarra; “El Arbolito”, en Medina; la “del Ombú”, en Pola, y “La Granja Nacional”, la más importante, cuyo edificio en parte aún se halla en pie en Rivadavia 9854/58 (1). Esta casa de ramos generales, fonda y cancha de pelota vasca que contaba con dos o tres ranchos adosados, utilizados como habitaciones anexas para los viajeros y, asimismo, como tambos, se levantaba retirada entre la tranquilidad de los potreros de las estancias “Los Remedios”, de Olivera, la de Juan Penco y “La Paz”, de doña Justa Visillac de Rodríguez, más conocida por “Estancia Rodríguez”.
Dada la gran extensión de los predios, una vez federalizado el Partido de Flores, la urbanización fue aquí más lenta.
La quinta de Juan Penco, cuyo chalet se mantuvo muchos años donde hoy se levanta la iglesia “Corpus Domini”, tomaba desde Escalada hasta Larrazábal y de Emilio Castro al camino de Gauna, y la de Rodríguez ocupaba las tierras del Norte entre las actuales calles Irigoyen y Fragueiro. Los terrenos de “La Granja Nacional”, en cambio, eran más pequeños y delimitaban por el arroyo Maldonado, las calles Irigoyen-Escalada, Juan B. Alberdi hasta la esquina que hoy forma con White, y desde allí oblicuamente hasta el arroyo. Vecina estaba una fracción de tierras de forma similar que llegaba hasta Medina-Corro y pertenecía a la Compañía de Tierras “La Territorial”. Hacia 1890 ésta pasó a manos de don Pedro Luro, quien para 1895, aproximadamente, las subdividió en parcelas de una a dos hectáreas, habilitándose algunas calles como Garibaldi (hoy White), Mazzini (actual Homero), Verdi (hoy Moreto) y –paralelas a Rivadavia– Unión y Buenos Aires (en la actualidad Ramón L. Falcón y Yerbal, respectivamente). También en esa época el Ferrocarril del Oeste construyó el ramal que, partiendo del kilómetro 9 de su línea principal, llegaba a la estación Riachuelo (después Ingeniero Brian), en reemplazo del antiguo ramal llamado de “las basuras” que corría por Loria-Oruro. Casi simultáneamente se fueron loteando parte de las tierras de los hermanos Costa y de Juan Penco, instalándose tambos, quintas de verdura y hornos de ladrillo, que subsistieron hasta el año 1911. Recién entonces se notó el incremento de la construcción de modestas casitas y chalets, con motivo de la prolongación de la línea tranviaria eléctrica a lo largo de Rivadavia, desde Lacarra hasta el límite del municipio a mediados de aquel año, y la instalación –a fines del mismo– de una estación ferroviaria en el cruce de la calle Irigoyen, bautizada “Villa Luro”, denominación que recordaba al antiguo propietario de los terrenos por los que se había tendido la parte inicial del ramal al Riachuelo, actualmente levantado y transformado en la avenida Perito Moreno.
El tranvía y el ferrocarril fueron, en esta parte del Oeste, los factores más importantes del progreso. El primero con su largo trayecto por Rivadavia hasta Plaza de Mayo y sus económicas tarifas (10 a 5 centavos), y el segundo con el establecimiento de la estación, de la cual partieron dos ramales secundarios, a parajes hasta entonces bastante despoblados: Versailles y Villa Real.
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(1) Al año de la edición de este el libro. (N. de. la R.).
Foto: La estación Villa Luro del Ferrocarril Sarmiento.
Tomado de: Guía antigua del oeste porteño; Cuadernos de Buenos Aires, vol. XXX, Bs. As., 1969.