24 jun 2011

Crimen pasional en el hotel “Watson” de Belgrano


(De Arnaldo J. Cunietti-Ferrando)

Thomas Watson era un inglés emprendedor que fundó en la segunda mitad del siglo XIX en la recova lindera con el Iglesia de la Inmaculada Concepción y frente a la plaza, el hotel más importante existente en el entonces pueblo veraniego de Belgrano, hoy barrio de la capital. Poco es lo que se conoce de su biografía; nosotros hemos descubierto que había nacido en Londres en 1837, radicándose en la Argentina en la década de 1860 como comerciante. Aquí casó el 3 de febrero de 1868 con una dama de familia inglesa, Isabel Trevenen Knight, nacida en Buenos Aires en 1844, con la que tuvo su primer hijo, Enrique en 1868. Su hotel se estableció años antes de erigirse a su flanco la iglesia de la Inmaculada Concepción y tenía un cocinero escocés llamado Diego Gossart y mozos de origen italiano. Algunos afirman que se desempeñó algún tiempo como funcionario del ferrocarril, pero no encontramos información que lo avale. Sabemos que era comerciante y que estableció una sucursal del hotel “Watson” en el pueblo de San José de Flores, que en 1887 ofrecía además de alojamiento, un restaurante con platos selectos.
Tan importante era el Watson’s Hotel de Belgrano que durante la revolución de 1880, cuando las autoridades nacionales se establecieron en esa población, fue elegido para alojamiento del presidente de la Nación Dr. Nicolás Avellaneda, de Domingo F. Sarmiento y de otros personajes. En 1885, según cuenta Enrique Mayochi, el hotel “Watson” sirvió también de sede al Club Unión, uno de los más prestigiosos del entonces pueblo de Belgrano y más tarde, cerrado el hotel, su planta baja se convirtió en locales comerciales y los altos en viviendas y consultorios.
Inútil es tratar de rescatar, durante su período de actividad, a todos los personajes importantes que durmieron en ese emblemático edificio. Pero sí, recordar que uno de ellos, era un médico español llamado Vicente Castañeda, que se alojó allí en mayo de 1878 y que fue involuntario espectador y protagonista de un hecho pasional, que conmovió al vecindario de entonces, al punto tal que lo recompensaron con una medalla de oro, gracias a la cual podemos hoy recordarlo para la historia del barrio.
Esta pieza que hace muchos años obra en nuestra colección, nos intrigó con su enigmática leyenda: “Los vecinos de Belgrano al médico Vicente Castañeda” y en el reverso “Gratitud a sus servicios. Mayo 1878”. ¿Por qué el vecindario le otorgó esta medalla? ¿Quien era Castañeda y qué servicios había prestado?
Finalmente pudimos resolver la incógnita. Para ello debimos remontarnos al 28 de abril de 1878, cuando atracó en nuestro puerto, un buque que hacía la travesía desde Hamburgo a Buenos Aires trayendo contingentes de inmigrantes alemanes. Entre ellos se encontraba el matrimonio formado por Teresa y Carlos Scheiber con sus tres hijos de corta edad. Los acompañaba el joven Julio Rohlfs, amigo de la familia. Tanto Teresa como Julio eran jóvenes de buena presencia, de unos 25 años de edad. Desembarcados en el puerto, el matrimonio se alojó en el Hotel de Inmigrantes; Julio prefirió dirigirse a la ciudad.
Pero he aquí que dos días después, abandonando a su esposo e hijos, Teresa desapareció del hotel. Don Carlos inició averiguaciones para dar con su paradero, recorriendo en compañía de un empleado del Hotel de Inmigrantes que le hacía de intérprete, todos los hoteles o alojamientos de Buenos Aires sin lograr una pista cierta. Finalmente consiguió averiguar que su esposa había huido en compañía de su amigo Julio, que resultó ser su amante.
Los dos jóvenes alemanes salieron de incógnito de Buenos Aires y se trasladaron al pueblo de Belgrano, alojándose en el hotel de Watson, donde pensaban pasar desapercibidos. Pero no lograron despistar al marido, quien cuatro días después, el 3 de mayo, obtuvo noticias del lugar donde se refugiaban y acompañado siempre de su intérprete, se dirigió resueltamente al hotel de Belgrano. Una vez allí...
Pero dejemos que un ignoto periodista de la época nos cuente cómo continúa la historia: “Carlos penetró resueltamente al interior de las piezas ocupadas por Teresa y Julio. Teresa estaba en una pequeña salita y al ver a su marido se sintió dominada por el terror. Carlos, con voz firme y serena, le pidió que lo acompañase, a lo que iba a acceder Teresa, penetrando a la otra pieza para recoger una gorra. Pero no bien hubo entrado se sintieron dos detonaciones, una en pos de la otra. Julio, el amante de Teresa acababa de descerrajarle un tiro en la sien, pegándose el otro en el mismo sitio.
“Al ruido producido por las detonaciones acudió el Señor Watson y penetraron todos al lugar donde se desarrollaba el sangriento drama. Los dos amantes yacían tendidos por el suelo, cubiertos de sangre y agitándose ya en los dolores de una cruel agonía. La infeliz esposa estaba embarazada de un niño de ocho meses, según los informes recogidos. Mientras la madre agonizaba, el inocente hijo se agitaba en sus entrañas.
“¿Por qué la muerte había de envolver también a aquella infeliz criatura? Los momentos eran supremos y angustiosos. Fue entonces cuando el médico doctor Castañeda decidió intervenir, acometiendo con fe la noble empresa de arrancar esa víctima pura e inofensiva de las garras inexorables de la muerte.
“La madre ha muerto: su hijo vive. Los espectadores volvían la vista de aquel cuadro conmovedor, apretándose el corazón. Inmediatamente el cura bautizó a aquel desgraciado, que a falta de regazo maternal al venir a la vida, había encontrado personas extrañas que con piedad cristiana lo estrecharon con caridad en sus brazos. El joven Julio expiró un cuarto de hora antes que su infortunada compañera. Para concluir diremos que Carlos y su intérprete fueron detenidos por la autoridad hasta el completo esclarecimiento de este trágico suceso”.
El diario La Nación del 4 de mayo, señala que fueron rectificados algunos detalles de la narración anterior y “parece que fue mal informado el colega de La Prensa al dar cuenta ayer de este suceso, en la parte que se refiere al autor de los asesinatos”.
El mismo periódico informa que el recién nacido por medio de una cesárea, murió ayer temprano, siendo piadosamente sepultados los tres cadáveres en el cementerio local. “El amante de Teresa dejó una carta, como asimismo deja otra Teresa. Aquel dispone el reparto de sus bienes y esta pide perdón al cielo por haber abandonado a su esposo, con quien se casó sin tenerle cariño. Se ve pues, que estos infelices tenían ya la idea de quitarse la vida y que Julio aprovechó la presencia de Carlos para poner fin a sus días y a la de su concubina.”
A continuación el diario reproducen las dos cartas de los amantes:
“TESTAMENTO. Obligado por las circunstancias y voluntariamente no hay nada que me pueda convencer de seguir sufriendo esta vida penosa, desde que lo mas querido en el mundo me lo quieren arrebatar. Al que lea estos renglones le ruego encarecidamente los entregue al Cónsul Alemán de aquí, para que éste dé noticias mías a mis parientes en Tismach y para que les comunique mis últimas disposiciones. Yo nada he hecho que se me pueda reprochar. No he hecho sino lo que hubiera hecho cualquier hombre honesto, quitando al tirano la víctima, a la que durante seis años la hizo una vida de penas, siendo la criatura más paciente. Encomiendo mi alma a Dios, a quien pido me perdone mis pecados.   Julio Rohlfs.”
La carta de la joven Teresa dice así:
“Señor Augusto Schafft Walterhansen.
“Estoy cansada de vivir por el tratamiento que me ha cabido por parte de mi marido. Mas vale morir, que seguir en esta vida. ¡Querido padre! Te ruego cuides a mis hijos que dejo de tan mala gana. No puedo de otro modo. A mas no tengo nada para mi marido y al que me amaba me lo quieren quitar! Por eso más vale que muramos juntos! Les mando todavía a todos mis parientes mis últimos recuerdos. ¡Adiós a todos! Teresa Echeiber.”
Y para finalizar, acotaremos que el doctor Vicente Castañeda se dedicó a la profesión radicándose en la ciudad de Córdoba; fue un destacado profesional de la medicina y en esa ciudad viven todavía sus descendientes. Ahora por fin, como se consigna apretadamente en la medalla, pudimos saber cuáles fueron los meritorios servicios prestados por este destacado médico, al vecindario de Belgrano.
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Fotografía: Medalla acuñada al doctor Vicente Castañeda.