flameaban al viento sus lengues de color
pintaron flores en el buzón
y algunas sembraron
entre adoquín y adoquín.
Los taitas rockeros
adornaron su guitarra con una mariposa
como sacada de la etiqueta de la grapa
y vendieron sus cuchillos
en la plaza San Martín.
Gardel, Spinetta,
Bob Dylan y Villoldo.
Armónica y guitarra,
con bajo y bandoneón.
Los taitas rockeros chamuyan su lunfardo
honda no es gomera
y pucho un faso entero.
El loco es piola
pero el chabón que está de la nuca
va derechito al loquero.
Los nuevos malevos hoy se llaman: «metal»
ya no corre sangre cuando la cortás
y en el pasaje del arrabal
el puesto de la feria
vende fruta artesanal.
Los taitas rockeros
no dejaron de ser guapos
sentí hablar de uno
que mató mil.