(De. Jorge Luchetti)
Se reanudó la construcción del moderno
complejo edilicio llamado Palacio Roccatagliata. El viejo inmueble quedará
abrazado a las nuevas torres proyectadas, de 13 y 27 pisos. Después de varias
idas y vueltas, y a pesar de la ferviente oposición de los vecinos, la Justicia le puso fin al
amparo que protegía a la casona.
En los albores del siglo XX, en derredor
a la Estación Coghlan ,
se podían apreciar numerosas huertas y quintas. El barrio como tal aún no había
sido institucionalizado y sólo era conocido por su estación ferroviaria. De
todas formas, fue por aquella época, más precisamente en el año 1900, cuando el
empresario Juan Roccatagliata -dueño de la legendaria Confitería del Molino-
decidió construir una quinta en la esquina de la actual avenida Ricardo Balbín
y la calle Roosevelt.
En sus comienzos la idea fue usar la
casona para los fines de semana, pero con el transcurso de los años terminó
siendo de uso permanente. La obra fue tan singular que siempre llamó la
atención de vecinos y visitantes, transformándose en un hito urbano para los
coghlenses. La villa tiene un valor patrimonial muy significativo para la gente
del barrio, tanto por su atractivo arquitectónico como por su larga y atrapante
historia. Hoy, a más de 100 años de su construcción, se intenta rescatar al
viejo edificio del abandono y la desidia que lo afectó durante décadas
El inmueble es un ejemplo tardío de la
construcción italianizante que nació en la segunda mitad del siglo XIX en la Argentina y que se
desarrolló en forma masiva en nuestras pampas. El modelo estilístico del
edificio también es conocido como renacimiento italiano y fue tomado de las
villas renacentistas y manieristas del Quattrocento y Cinquecento, basándose
principalmente en las villas palladianas.
Actualmente, la Villa Roccatagliata ,
junto con la Villa
Vicentina (que tiene el mismo estilo pero fue transformada en
una escuela técnica), son las dos únicas construcciones de esta tipología que
permanecen estoicas ante el paso del tiempo. La fachada principal del edificio
ubicado en Coghlan está formada por la típica galería a la cual se accede a
través de una amplia escalinata, envuelta a cada lado por barandas con
balaustres. Este pórtico, con forma de recova, se apoya en columnas de distinto
tipo. La construcción ocupa unos 360 metros cuadrados
de superficie y está implantado en un terreno de 3.500 metros cuadrados .
El sector sobre el que no se construyó funcionaba como el jardín de la villa y
hoy en día es un importante espacio verde para el barrio.
La nueva propuesta edilicia tiene como
idea restaurar la vieja casona y construir alrededor dos grandes torres que de
alguna manera la envolverán. Esta forma de abordar la recuperación del espacio
es el tema de la discordia entre los vecinos y los emprendedores.
DETALLES DEL PROYECTO
Hace ya un tiempo un grupo importante de
inversores comenzó un mega proyecto inmobiliario que incluía la puesta en valor
del edificio Roccatagliata. En el lugar se erigirán dos importantes torres de
13 y 27 pisos que rodearán la antigua residencia, lo que dará una superficie
construida de un total de 45.000 metros cuadrados .
La obra contará con 349 unidades, compuestas por estudios y locales de uno,
dos, tres y cuatro habitaciones con y sin dependencia. En la propuesta se
incluyen distintos servicios, espacios de recreación y tres grandes subsuelos
destinados al estacionamiento. El proyecto está a cargo del Estudio Aisenson y
KWZ, mientras que el desarrollo está en manos de la empresa Qualis Development.
La comercialización la realiza Korn Propiedades. El emprendimiento contempla la
realización de una torre de 26 pisos sobre Roosevelt, llamada “Sky View”.
Estará destinada sólo a viviendas y quedará unida a la vieja casona: la idea es
que la antigua construcción pase a ser una suerte de club house del complejo.
Por su parte, sobre la Av. Balbín un bloque de
12 pisos denominado “Sector Palace” estará reservado al uso heterogéneo de
estudios y viviendas con unidades de 40 a 75 metros cuadrados
de superficie. Además contará con más de 2.500 metros cuadrados
de amenities, el exclusivo sky club, spa, fitness
center, un gimnasio, piscina descubierta climatizada, laundry, lavadero para autos y exclusividades como cava de vinos,
juegos para niños, guardería infantil, tres salones de usos múltiples, resto
bar, seguridad, control de acceso y otras novedades que distinguen al lugar.
Los proyectistas afirman que el
desarrollo de este emprendimiento aspira a transformar un lugar que hasta hoy
estaba abandonado y con futuro poco feliz en una armonización entre el pasado y
el presente. Para ello se está trabajando en la puesta en valor del edificio.
La finalización e inauguración del complejo está prevista para el año 2016. Si
bien aseguran que todo el proceso fue aprobado de acuerdo con las leyes
vigentes, la discusión sobre el espíritu de las intervenciones que afecta a
obras que se encuentran catalogadas dentro de un mismo patrimonio porteño
mantiene abierto el debate.
PATRIMONIO HISTÓRICO
Más allá de la clara idea de conservar en
su totalidad al viejo edificio y el compromiso de la empresa de mantener el
estilo lo más original posible, no caben dudas de que la gran parte del terreno
será avasallado por las nuevas construcciones. Las principales críticas que surgen
al ver la propuesta es la pérdida de la escala, además de la afectación del
paisaje urbano. La torre más alta se ubicará sobre Roosevelt, que es la calle
más angosta, lo que sin dudas proyectará grandes planos de sombra sobre la
vereda opuesta.
Cuando nos referimos a conservación del
patrimonio arquitectónico debemos saber que no sólo es cuestión de resguardar
el edificio existente y darle una función decorosa, sino también mantener una
relación armónica con su entorno, principalmente respetando las escalas
existentes del lugar. En alguna oportunidad hemos hecho referencia a ejemplos
de edificios reciclados que, a nuestro modo de entender, terminaron siendo
verdaderos pastiches urbanos. Esto sucede con el Palacio Alzaga Unzué,
fusionado al Four Seasons Hotel Buenos Aires, o con el Palacio Duhau, también
anclado a otra famosa hostería internacional. En los dos casos las viejas
casonas quedaron reducidas a maquetas.
A lo largo de su historia la villa ha
pasado por distintos avatares, pero fue en estas últimas décadas cuando su
destino se hizo más cierto. Por largo tiempo el fantasma de la demolición
rondaba en el lugar. Recordemos también que en los años 90 el espacio de los
jardines fue ocupado por una estación de servicio, que utilizó al viejo
edificio como drugstore y baño. A pesar de las reformas hechas y de algunos
agregados desafortunados, sumados a la falta de mantenimiento, la construcción
nunca perdió su valor patrimonial de origen y conservó su estructura intacta.
En 2009 la Villa
Roccatagliata quedó incorporada en el catálogo preventivo por
resolución, con nivel de protección cautelar: por lo tanto, no puede ser
demolida.
POSICIONES CONTRAPUESTAS
“Creemos que la Villa Roccatagliata
es el corazón de esta obra y el leitmotiv del proyecto. De ahí la importancia
que le otorgamos preservándola y transformándola en el icono que es para el
barrio”, detalla la arquitecta María Hojman, socia del Estudio Aisenson. Ahora
bien, la preservación del patrimonio arquitectónico es mucho más que intentar
rescatar una obra en forma aislada. La puesta en valor debe vislumbrar su
relación y armonía con su entorno. Una buena refuncionalización debe hacer lo
posible por conservar la memoria visual, emotiva y cultural de un lugar.
El desarrollo de este complejo ha
despertado la polémica entre los vecinos del barrio, quienes temen que la
histórica construcción quede afectada por el nuevo proyecto. Vale agregar que
la forma de encarar la conservación patrimonial de la villa generó diferencias
sustanciales entre proyectistas y la gente del barrio. En el caso de
Roccatagliata, lo que más temen, probablemente, sea el impacto ambiental que
pueda generar una obra de más de 43.000 metros cuadrados .
La construcción del mega proyecto estuvo
suspendida por la Justicia
desde sus principios debido a que vecinos de la zona se opusieron. Ellos creen
que perjudicará al barrio y presentaron un recurso de amparo. Ahora, un nuevo
fallo terminó con todos los obstáculos que se les presentaron a los inversores.
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Fotografía: Frente de la Villa Roccatagliata.
Nota e ilustración tomadas del periódico
barrial “El Barrio”.