(De Luis Alposta)
Tolondro, que significa bulto o chichón
como resultado de un golpe, quiere decir, también, aturdido, desatinado, que no
tiene cuidado en lo que hace, que procede sin reflexión. De tolondro derivan
atolondrado y la voz popular tololo, con el significado de tonto. Y tonto,
designa al mentecato, al falto o escaso de entendimiento o razón. El que, si
además es alocado, pasará a ser un tontiloco, o, en caso de ser vanidoso, un
tontivano.
Tarúpido, por contracción de tarado y
estúpido, como sinónimo de tonto, es un término que fue difundido por Niní
Marshall en la década del cincuenta.
En cambio, la palabra opa (del quechua
upa, bobo, sordo), y voces como chichipío, pastenaca, chabón, boncha, chaucha,
chauchón, chauchonazo, gil, gilastro, gilimursi, fesa, otario y paparulo,
hablan más del pánfilo, del lenteja y del cándido, que del tonto a secas.
Chitrulo, que también quiere decir tonto,
bobo, iluso, es un término que, con igual significado, lo heredamos del
italiano.
El aumentativo de tonto, tontón, se ve
superado si a la palabra tonto se le antepone un adverbio de cantidad. Es
cuando decimos que alguien es medio tonto o medio turulo, queriendo dar a
entender así que es tonto del todo.
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Ilustración: Tapa de la partitura del
tango Otario, que andás penando!… de
Alberto Vacarezza y Enrique Delfino.