(De Miguel Ruffo)
El 18 de marzo de 1865
el Paraguay de Francisco Solano López declaró la guerra a la República
Argentina. El gobierno de Bartolomé Mitre, y como parte de su estrategia para
hacer aparecer a esa nación como agresora, ocultó la declaración, mientras
continuaba hilvanando los hilos de su alianza con el Brasil para llevar
adelante la guerra contra el Paraguay.
La guerra del Paraguay tuvo su origen en el Uruguay, en el
conflicto que enfrentaba a blancos y colorados. Los blancos uruguayos fueron
tradicionales aliados de los federales argentinos, mientras que los colorados
lo fueron de los unitarios.
El Uruguay estaba gobernado hacia 1863 por un gobierno
blanco moderado cuyo presidente era Bernardo Prudencio Berro. La revolución
colorada contó con el apoyo del Brasil y la Argentina. El líder colorado
Venancio Flores salió de Buenos Aires para invadir Uruguay y levantarse en
armas contra el gobierno blanco. Brasil, que desde años atrás venía
incrementando su presencia económica en la Banda Oriental, apropiándose de
numerosas extensiones de tierras, aumentó su intervención con su presencia
militar. Paraguay consideró que estas intervenciones alteraban el equilibrio
entre las repúblicas del Plata a favor del Imperio del Brasil, con el que, por
otra parte, tenía conflictos limítrofes en la región del Matto Grosso. El apoyo
paraguayo a los blancos uruguayos y la necesidad de poner un freno al
expansionismo del Imperio llevaron a la guerra entre el Paraguay y Brasil,
mientras la Argentina de Mitre sellaba una alianza secreta con este último.
Paraguay necesitaba pasar por territorio argentino,
concretamente la provincia de Corrientes, para auxiliar a los blancos
uruguayos, que habían visto en enero de 1865 caer a la heroica Paysandú en
manos de las tropas coloradas y brasileñas. Pero Mitre, alegando una falsa
neutralidad, le negó a López ese pasaje. Ante esta situación, tras la
declaración formal de guerra en marzo de 1865, las fuerzas paraguayas
invadieron la provincia de Corrientes. Tras este acontecimiento, el liberalismo
mitrista, para llevar la guerra contra el Mariscal Francisco Solano López,
selló en mayo de 1865 una alianza con el Brasil y el Uruguay conocida como
Tratado de la Triple Alianza. En realidad se convertía en pública una alianza
que ya había sido pactada en secreto en las Puntas del Rosario el 18 de junio
de 1864.
Mitre prometió: “En 24 horas en los cuarteles, en 15 días en
Corrientes, en tres meses en Asunción”, pero la guerra duró cinco años. Al
respecto, señala Fernando Barba: “La guerra se desarrolló casi totalmente en
territorio paraguayo. Las batallas fueron sangrientas y crueles. Solo en la
acción de Curupaytí murieron unos 9.000 argentinos. En enero de 1869, Asunción
fue saqueada durante varios días por las tropas brasileñas. Al finalizar la
guerra, prácticamente toda la población masculina adulta del Paraguay había
perecido, incluyendo a su presidente Francisco Solano López, muerto en Cerro
Corá en 1870. Muchas mujeres y niños fueron vendidos como esclavos en el
Imperio, donde la esclavitud aún era un próspero comercio. Como resultado de
los tratados de paz, Paraguay perdió grandes extensiones de territorio”.
La guerra del Paraguay fue sumamente impopular en la
Argentina. Justo José de Urquiza, gobernador de Entre Ríos y jefe del partido
federal, al que había traicionado desde la batalla de Pavón en 1861, respaldó a
Mitre en su agresión al Paraguay, pero los propios campesinos y soldados
entrerrianos se amotinaron cuando se los quiso conducir al frente. En el
interior mediterráneo y bajo la conducción del caudillo Felipe Varela, las
montoneras se sublevaron contra la guerra. En su proclama, Felipe Varela
señalaba que el glorioso pabellón de Los Andes, de las campañas a Chile y Perú,
había sido mancillado por Mitre en las batallas de Estero Bellaco, Tuyutí y
Curupaytí. Llamaba a solidarizarse con Francisco Solano López y luchar contra
los porteños y liberales. Era un manifiesto por la unidad de los pueblos
americanos. Esto decía Felipe Varela: “[…] Cuando los pueblos argentinos
penetraban la política del general Mitre a través del humo y las llamas en que
se abrazaba la heroica Paysandú, derramaban lágrimas de indignación. […] Cuando
la sangre de Leandro Gómez caía derramada por las armas del crimen, y el
general Mitre pregonaba desde los balcones su gran política en tres meses a la
Asunción, la indignación de las provincias llegaba ya a su colmo y el espíritu
reaccionario germinaba en todos los corazones argentinos. Se llevó la guerra al
Paraguay. Miles de ciudadanos fueron llevados atados de cada provincia al
teatro de aquella escena de sangre. Ese número de hombres honrados perecieron
víctimas de las funestas ambiciones del general Mitre y un nuevo contingente de
víctimas pedido por segunda vez a esos pueblos infelices fue toda la cuenta que
aquel mandatario les dio de los llevados primeramente. ¡Viva la Unión
Americana!”.
Pero la oposición no se limitó a las últimas montoneras
federales. Juan Bautista Alberdi, uno de los más importantes teóricos del
liberalismo argentino de los últimos decenios del siglo XIX, fue un acérrimo
crítico y opositor a la guerra contra el Paraguay. Señaló en sus escritos las causas
reales del conflicto. Lo central del problema residía en que el Brasil, dada su
condición de país tropical, necesitaba tierras templadas para la producción de
alimentos y ello lo condujo a intervenir en el Uruguay, que podía
proporcionarle esa franja de tierras, lo que en la perspectiva del Paraguay
alteraba el equilibrio del Plata. Asimismo, después de la reforma de la
Constitución en 1860 y de la batalla de Pavón en 1861, había sido revocado el
sistema institucional y económico creado por la Constitución de 1853. El
mitrismo libraba una guerra contra las montoneras federales del interior: Ángel
Vicente Peñaloza y Felipe Varela.
Consecuentemente, podemos interpretar la guerra del Paraguay
(1865-1870) como una guerra civil internacional. Fue, en el plano de una guerra
interestatal, la continuación en las relaciones internacionales de la guerra
entre las montoneras y los liberales. En su lucha contra el Paraguay de
Francisco Solano López, el partido liberal de Bartolomé Mitre, sirviendo a los
intereses del Brasil, se alió con el enemigo histórico, primero de España y
luego de las Provincias Unidas del Río de la Plata. En efecto, ¿cuál era la
fuerza social que lesionaba los intereses de España en el Plata? La respuesta
inmediata es la colonia portuguesa del Brasil. Y luego su heredero, el Imperio.
Pero ¿quién estaba detrás de Portugal primero y del Brasil después? La
respuesta inmediata: los intereses del capitalismo británico. Y son estos
mismos intereses los que se movían detrás del mitrismo, ya que este partido
representaba a la burguesía comercial importadora.
En su análisis de la historiografía anglosajona relativa a
la guerra del Paraguay, Andrés Cisneros y Carlos Escudé afirman: “F. J. Mclynn
sostiene que la causa primaria de la guerra del Paraguay fue la política del
gobierno argentino bajo la presidencia de Bartolomé Mitre […]. Sin eliminar
otras posibles explicaciones, Mclynn se centra en las acciones y políticas del
gobierno de Mitre en la Argentina para explicar la guerra de la Triple Alianza.
Lynn sostiene que Box acierta cuando coloca en su análisis causal de dicha
guerra el conflicto entre la ideología del laissez-faire del liberalismo en la
Argentina y el estatismo del Paraguay”. Pero lo que esta historiografía oculta
es que por detrás de los agresores inmediatos estaban los intereses de Gran
Bretaña, que necesitaba abrir el mercado paraguayo a sus mercancías y
empréstitos.
La penetración del capital mercantil y bancario en el Plata
no podía tolerar un régimen como el de Paraguay. El aislamiento en que esta
nación se había refugiado desde 1811 le permitió mantenerse al margen de la
circulación del capital internacional, preservar el carácter público de gran
parte de sus tierras explotadas en forma enfitéutica, y alcanzar un incipiente
desarrollo industrial: fundiciones y ferrocarril. Paraguay constituía un modelo
económico que debía ser suprimido para afianzar los intereses del capital
británico.
En el momento de su muerte, que como señalamos en párrafos
anteriores ocurrió en plena batalla, luchando, Francisco Solano López
manifestó: “Muero por mi patria”. El Paraguay nunca pudo recuperarse del golpe
que le infligió el capitalismo británico a través de sus testaferros
sudamericanos: el Imperio del Brasil, el partido liberal de Bartolomé Mitre y
los colorados del Uruguay.
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Fuentes consultadas:
Barba, F. E. “La guerra del Paraguay” en Historia visual
argentina, Buenos Aires, Biblioteca Clarín.
Cisneros, A. y Escudé, C. “Historia general de las
relaciones exteriores de la República Argentina”, Buenos Aires, Grupo Editor
Latinoamericano, 1998.
Ortega Peña, R. y Duhalde, E. L. “Felipe Varela contra el
Imperio británico”, Buenos Aires, Sudestada, 1965.
Imagen: Escena de la guerra con el Paraguay (Óleo de Cándido López)
Nota tomada del periódico barrial “Tras Cartón”