21 jul 2015

Una placa generó la polémica

 
(De Mario Tesler)

Entre los años 1811 y 1813 Luis José Chorroarín se desempeñó como segundo bibliotecario de la Biblioteca Pública de Buenos Aires, siendo designado director en 1818 y permaneció a cargo de este organismo hasta 1821; le sucedió Manuel Moreno hasta 1828.
Sobre el sepulcro de Luis José de Chorroarín, ubicado en la calle central de  Cementerio de la Recoleta, se colocó una lápida de mármol con una inscripción en latín, publicada con su traducción entre otros por Ludovico García de Loydi en Una luz en la Manzana de las Luces: Chorroarín. La lápida no había sido colocada por sus familiares y amigos, como por error dije en mi artículo publicado en La Biblioteca,  sino por las autoridades de ese entonces. La inscripción en la placa decía:

Aquí yace
don Luis Chorroarín
canónigo presbítero de la santa iglesia catedral
Rector por veinticinco años del Colegio Carolino
y fundador de la Biblioteca
Murió el día 11 de julio del año de 1823
Mil jóvenes dio él al foro, al altar, al ejército
y otras tantas lenguas agradecidas hacen que su fama sea imperecedera.

Chorroarín falleció el 11 de julio de 1823 y del texto de esta lápida, años después desaparecida de su emplazamiento, molestó que en ella se le atribuyera haber sido fundador de la Biblioteca. Una de las manifestaciones de descontento pertenece al hijo de Mariano Moreno, que también fue dependiente de la Biblioteca Pública de Buenos Aires entre los años 1824 y 1825; en cuanto a la otra, apareció firmada con el seudónimo Veritas. 
En la primera parte de la presentación de Mariano Moreno (h) ante las autoridades se lee: "Mariano Moreno ante V. E. en la forma que corresponde expongo que hacen cinco años que existe en el Cementerio público de esta ciudad una lápida destinada á conservar la memoria del finado Doctor Don  Carlos Chorroarín; yo estoy muy distante de desconocer en la carrera pública de aquel individuo servicios importantes y mérito suficiente  pa qe su memoria sea grata á sus conciudadanos; po tampoco me permiten mis deberes filiales sufrir en silencio que se le atribuya la fundación de la Biblioteca pública debida al celo y patriotismo de mi finado Padre Dr. Don Mariano Moreno; á nadie sino á él debe el país la fundación de aquel establecimiento y á él solo le corresponde el título honroso de ser fundador y protector que le acordó el Superior Gobierno, en (el decreto)  (periódico ministerial de que) adjunto que comprueban aquel hecho. Yo no he descuidado la reclamación de este ultraje a la digna memoria de mi padre, pero circunstancias imperiosas me obligaban a esperar (una)  oportunidad sin otro desahogo que lamentar en el seno de la amistad la triste situación, de que por falta de apoyo se ve imposibilitado de hacer uso de sus derechos. Yo estaba penetrado de la justicia que me asistía po qe conocía bien que sin más elementos hubiera sido emprender una lucha muy desigual ps qe mis circunstancias no eran las mismas que las del albacea del Dr. Chorroarín, y porque el Gobierno había dado pruebas de interesarse en perpetuar su memoria del modo más distinguido al paso que el nombre del benemérito Dr. Moreno estaba ya olvidado. Mas es preciso ser justos E.S. y agradecer los servicios de los buenos ciudadanos aun después de su muerte. Yo haría un agravio imperdonable á los sentimientos de la presente administración, si temiera que recibiese con frialdad mi solicitud, la considero incapaz de desatender el merito y los servicios del Patriota mas distinguido del año 10 y en esta confianza.
A V.E. pido y suplico se digne autorizarme para borrar de la lápida indicada las palabras que atacan los derechos de mi padre."
Este documento se conoció parcialmente en 1961 durante la gestión de Roberto Etchepareborda en la presidencia del Concejo Deliberante de la Ciudad de Buenos Aires, cuando se dispuso su publicación junto con otros en homenaje a Mariano Moreno, con motivo del 150 aniversario de su fallecimiento. Pero el texto completo recién aparece en el artículo Mariano Moreno y la fundación de la Biblioteca que Ricardo Caillet-Bois hizo publicar en la revista del Museo de la Casa de Gobierno.    
 hora bien, entre los años que van desde la colocación de la lápida sobre la sepultura de Chorroarín, en 1823, y la presentación de Mariano Moreno (h), cinco años después, solamente se conoce otro reclamo a favor de Mariano Moreno  (padre), como fundador de la Biblioteca Pública, que apareció bajo el epígrafe Comunicado. Éste es de autoría atribuida y presenta un primer párrafo de índole conceptual para luego ocuparse del caso en particular; dice así:"Hay un autor que recogiendo los epitafios de un cementerio de Alemania compuso un libro interesante, y lleno de reflexiones morales y profundas. Lo mismo podría hacer un viajero en otros países civilizados. Pero en el nuestro la costumbre de las inscripciones sepulcrales es demasiado nueva para que presente todavía un objeto digno de atención; y debe temerse por las que se han empezado á usar, al menos una parte de ellas, que venga á establecerse  un mal gusto, ó una vanidad incompatible con lo sagrado del lugar, y sentimientos solemnes que inspira. 
En la inscripción de la lápida del Dr. D. Luis José de Chorroarín, en el cementerio del Norte, se nota una falsedad ó un error en titularlo fundador de la Biblioteca. Esto es tan distante de lo cierto que este finado ni perteneció á la Biblioteca al tiempo de su fundación. Tiempo después fue nombrado bibliotecario, cuyo destino sirvió hasta pocos años antes de su muerte, con sueldo y casa de valde, que no han tenido otros. Fue ascendido á canónigo de esta santa iglesia Catedral; pero siempre sería tan falso llamarlo fundador de la Biblioteca, porque fue su bibliotecario, como fundador de la Catedral porque fue su canónigo. Para corregir este error (pues el fundador fue el Dr. Moreno) pueden los que lo hubieron cometido, ver el establecimiento de la Biblioteca hecha por el primer gobierno patrio, y consta en la Gaceta del 13 de septiembre de 1810. Allí verán estas palabras: nombrando desde ahora por bibliotecarios al Dr. D. Saturnino Segurola y al reverendo padre Fr. Cayetano Rodríguez, que se han prestado gustosos á dar  esta nueva prueba de su patriotismo y amor al bien público; y nombra igualmente por protector de la Biblioteca al secretario de gobierno Dr. D. Mariano Moreno. Verán también en las siguientes los donativos públicos con que se erigió y en la del quince del  mismo septiembre una carta de los comerciantes ingleses residentes en esta ciudad oblando considerables sumas, á influjo y solicitud del Dr. Moreno. Es preciso pues no usurpar nada del honor que á otros corresponde, por recargar la memoria de un muerto con una ostentación mundana de las distinciones efímeras del mundo. Menos decir, y sobre todo no decir sino la verdad, sobre esa losa fría que encubre los huesos de un mortal
 Requiescat in pace.   
Veritas

Este reclamo, reivindicando a Mariano Moreno como fundador de la Biblioteca Pública apareció en el número 80 de El Argos (Buenos Aires) de 1823 medio periodístico en el cual Manuel Moreno cierto es que era uno de los redactores.
Sobre la firma Veritas, Gustavo Martínez Zuviría en el polémico libro Año X  estima que el autor se escondía detrás de un seudónimo, suponiendo que su firma no agregaría autoridad a la protesta y opina que: la precaución resulta inútil, porque lo apasionado del tono y los giros del lenguaje delatan que “Veritas” es Manuel Moreno, Director en ese tiempo de la Biblioteca.
Ricardo Caillet-Bois en el citado artículo, publicado en la revista Mayo, corroboró así esta atribución de Martínez Zuviría en Año X sobre la identidad del firmante de este reclamo: Manuel Moreno, hermano de Mariano, no permaneció indiferente ante lo que consideraba un despojo de la legítima gloria de su hermano. Y,  como es conocido, bajo el seudónimo de Veritas publica en El Argos de Buenos Aires (4 octubre de 1823) un comunicado […].
También Horacio González coincide con Martínez Zuviría que la protesta enfática contra esa atribución a Chorroarín, sin duda, manifiesta en Historia de la Biblioteca Nacional, corresponde a la autoría de Manuel Moreno, hermano de Mariano.
El antecedente que se toma para señalar a Manuel Moreno como presunto responsable de lo publicado en El Argos es ser autor de la primera biografía, Vida y Memorias de Mariano Moreno, publicada en Londres en 1812, donde le adjudica a su hermano tener la gloria de ser el fundador de una Biblioteca pública en Buenos Ayres.
En el libro sobre el pensamiento político de Mariano Moreno que le dedicó Enrique de Gandía en 1968, éste se ocupa de la atribución de Martínez Zuviría a Manuel Moreno respecto a lo publicado con el seudónimo Veritas, pero no vierte opinión alguna.
Tres libros sobre el ocultamiento autoral en nuestro país dan a Veritas como uno de los seudónimos usados por Manuel Moreno: Diccionario de alfónimos y seudónimos de la Argentina (1800-1930). Buenos Aires, Elche, 1962; Diccionario argentino de Seudónimos. Buenos Aires, Galerna, 1991; y Autores y Seudónimos porteños. Buenos Aires, Dunken, 2007. 
Cotejando los textos de la presentación de Mariano Moreno (h), ante las autoridades de gobierno, y el reclamo publicado por Manuel Moreno, en El Argos de Buenos Aires, podría replantearse el interrogante sobre quién fue realmente Veritas en esa oportunidad. 
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Ilustración: Retrato de Luis José Chorroarín.