(De Luis Alposta)
Son gentilicios los adjetivos
calificativos que señalan el lugar de donde es originaria una persona o cosa,
afirmando así su singularidad. Pueden indicar una ciudad, como rosarino, de
Rosario; un continente, como americano, de América; un país, como argentino, de
Argentina; o una región, como patagónico para el que está con los pies en la Patagonia , o
rioplatense para el que los tiene en ambas orillas del Plata. Los gentilicios
suelen formarse mediante una gran variedad de sufijos, respetando en parte el
nombre del lugar de origen.
Veamos algunas excepciones:
Suele llamársele ruso, aunque no haya nacido en Rusia, a la persona de origen
hebreo; y eso, por haber provenido la inmigración judía a la Argentina
mayoritariamente de aquel país. En este caso, el hiddish le aportó al lunfardo la palabra moishe o móishele,
diminutivo de Moisés, que, también, devino en gentilicio de judío.
Gaita, palabra lunfarda con la que llamamos al nacido en Galicia, al
igual que gallego o yoyega, extiende su significado y pasa a
ser sinónimo de español. Otro ejemplo lo encontramos en la palabra tano, que proviene del acortamiento de
napolitano, y se utiliza no sólo para designar a los de Nápoles sino a los
italianos todos.
Yoni, deformación de Johnny, Juancito, que ha pasado a ser gentilicio
de inglés, por extensión pasó a serlo también de norteamericano.
Con el gentilicio turco, por lo general, no nos referimos en exclusividad al natural
de Turquía, sino también a toda persona de ascendencia árabe o musulmana.
Y por último el che, que, debido a la frecuencia con que lo utilizamos, pasó a ser,
preferentemente en Centro América, sinónimo de argentino.
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Imagen: “Tranvía de inmigrantes”. de
Buenos Aires en 1912. Iba del embarcadero al
Hotel de Inmigrantes.
Texto y foto tomados del blog “Mosaicos
porteños”.