(De Luis Alposta )
El lunfardo, como se ha dicho, suele nutrirse de las distintas jergas. Y en ese sentido, una contribución muy generosa ha sido la del turf.
La jerga turfística ha suministrado voces y expresiones que han pasado al uso popular con sentido figurado. Recordemos algunas: dato, que de información reservada, sobre el posible resultado de una carrera, pasa a significar, también, información de buena fuente. Relojear, que originalmente designó el tomar el tiempo de un caballo de carrera, se ha difundido como equivalente de observar con atención o contemplar detenidamente. Apilarse, echarse el jóckey sobre el cuello de su cabalgadura, viene a significar en lunfardo acosar o requerir amorosamente a una mujer en la calle. Paponia , deformación de “papa”, que significa fija segura, pasa a significar cosa ventajosa, algo que posibilita la segura obtención de una ganancia. Batacazo, triunfo inesperado de un caballo que, por tener pocos apostadores, da un buen dividendo. Y por extensión, todo acierto, triunfo o suceso afortunado e imprevisto.
Y entre las frases de entendimiento común: poner el número, significa poner el del caballo que gana en el primer puesto del marcador. Salir de perdedor, es dejar de tener mala suerte en cualquier empresa o actividad. Clásico, con el significado de carrera importante, es utilizado, además, para ironizar sobre una mujer ligera, y decir de ella que ya ha corrido varios clásicos.
Y por último estas tres, que son descalificantes: no acertar ni una; no correr más, y no estar en carrera.
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Imagen: El Hipódromo de Palermo (Foto tomada de prensapuradigital.com.ar).
Tomado del libro: Mosaicos porteños, Marcelo Héctor Oliveri editor, Bs. As., 2005.