(De Manuel J. Sumay)
¡La máquina y dos coches! Eran la maravilla
corriendo por el Bajo hasta Casa Amarilla
sobre el largo viaducto tendido sobre el río!...
Era un tren de juguete. Sobre la pasarela
de aquella tan arcaica estación Venezuela
hoy te evoco, con canas, viejo trencito mío!
Hoy el monstruo anillado, trepidante y ligero,
rubrica nuevos ciclos de civilización;
llanos, montañas, ríos, con rojo reverbero
y empenachada de humo cruza la exhalación
por las interminables paralelas de acero
conmoviendo a la tierra su enorme pulsación.
Concepción formidable de los dioses paganos,
de pujanzas futuras es simbólico augur;
han unido los rieles a los dos océanos,
las quebradas del Norte con las pampas del Sur!
Mi remoto cariño, estación Venezuela,
te ofrendaba un minuto al volver de la escuela;
casilla de tablones que cimbraba el sudeste,
estación de juguete apropiada a su tren;
estación que no existe y que nadie recuerda,
con un solo semáforo y un minúsculo andén!...
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Imagen: Viaducto del Ferrocarril Buenos Aires, ya desaparecido.