9 feb 2011

Noticias sobre el “Tigre” Millán


(De Otto Carlos Miller)

Entre la mitología nuestra, dentro del área de Buenos Aires ciudad y provincia, no falta en la memoria colectiva la leyenda, o realidad, relativa al “Tigre” Millán. Según versiones recogidas, siempre por relatos, anécdotas o comentarios aislados, el “Tigre” Millán habría sido un entrerriano que vivía en  Pompeya, o Valentín Alsina, o el Barrio Norte, o Adrogué y siguen los barrios...
Su segmento histórico abarcaría desde principios del siglo XX hasta la década del 30.
Varias personas dicen haberlo conocido y hasta tenido diálogos con él. Como en todos los relatos y testimonios se agregan o quitan datos y se hace crecer al personaje hasta convertirlo en mito.
Hay varias Rubias Mireya, Juan Mondiola, y por lo tanto también varios “Tigre” Millán.
De lo que estamos bien seguros y documentados es del que creó Francisco Canaro.
Ahora nuevamente se presenta la duda. ¿Francisco Canaro se inspiró en un personaje real o ficticio a quien luego le dio vida, o lo inverso: cuando Pirincho lanza su tango es atribuido erróneamente a un homónimo que nada tiene que ver con el que creó Canaro? No lo sabemos y quizá nunca lo sabremos.
Los “Tigre” Millán o El “Tigre” Millán en quien se habría inspirado Canaro, si existieron ya no están y Francisco Canaro murió hace 41 años y en sus memorias nada dice del tema.

NACE "EL 'TIGRE' MILLÁN” DE FRANCISCO CANARO
El 17 de marzo de 1934 se estrena en el desaparecido teatro "Sarmiento" –ubicado en la calle Cangallo (Tte. Gral Perón) entre Cerrito y Carlos Pellegrini–  espacio hoy ocupado por la avenida 9 de julio, la comedia musical La canción de los barrios. Francisco Canaro en su libro  Mis memorias. Mis bodas de oro con el tango, al referirse a esta comedia musical, creada junto a Ivo Pelay dice: Esta nueva producción de Pelay y mía fue estrenada el 17 de julio de 1934, en el teatro "Sarmiento". [...] En la nombrada comedia musical, estrené los siguientes números musicales: “La Canción de los Barrios”, marcha; “Los amores con la crisis”, ranchera; “Un jardín de ilusión””, vals; “Yo no sé por qué te quiero”, tango; “El tango de la mula”, tango humorístico; “El casamiento no me interesa”, fox trot; y “El ‘Tigre’ Millán”, que llevaba también letra mía.
No obstante la aclaración de Francisco Canaro, en algunas placas de grabaciones en discos de pasta y vinilo figura Caruso como autor de la letra.
También llama la atención la fecha de estreno que cita Francisco Canaro,  porque en el programa de La canción de los barrios, de mayo de 1934  existente en los archivos de Argentores,  se refiere al éxito y la cantidad de funciones llevadas a cabo desde su estreno el 17 de marzo de 1934. Mayo de 1934 o marzo del mismo año son anteriores al 17 de julio de 1934. Es posible que Canaro haya recurrido a su memoria y  confundido la fecha.
En ese mismo programa, que sintetiza a modo de guión el desarrollo de los 10 cuadros de La canción de los barrios, se marcan en letra destacada los temas estrenados por Canaro, pero en ninguno de los diez cuadros aparece el tema “El ‘Tigre’ Millán” ni tampoco como personaje teatral.
La primera grabación fue interpretada por el mismo Francisco Canaro, cantando Ernesto Famá el 30 de abril de 1934, o sea algo más de un mes posterior al estreno de la comedia musical.
En el año 1979 se volvió a representar esta comedia musical que sí incluye al tema, en su programa, y en un apartado que dice Show: Tango  “El ‘Tigre’Millán”.
Hasta aquí la única existencia real del personaje del tango con letra y música de Francisco Canaro. Esta misma comedia musical luego sería llevada al cine con la dirección de Luis César Amadori  y estrenada en 1941. El tema musical fue posteriormente muy difundido por grabaciones, entre ellas la muy difundida de Juan D’Arienzo cantando Alberto Echagüe.
Ahora volvamos a la génesis de la confusión de los hechos o bien al nacimiento de un mito.
Hay errores históricos originados en la transmisión oral, que se han mantenido años y hasta siglos por falta de documentos veraces.
Es posible que hayan existido personas anteriores o posteriores al estreno de La canción de los barrios con el apellido Millán y que nada tengan que ver con el personaje creado por Canaro.
Durante el siglo XIX y comienzos del XX era común el culto al coraje y moneda corriente el duelo por ofensas, a veces menores.
Citemos un caso que menciona al Tigre Millán.
En el libro Pompeya de ayer y de hoy, de Nicolás Martínez Brizuela, del año 1977 nos dice refiriéndose al barrio en 1905: El Pompeya de los tiempos viejos era así. En el boliche de la “Chancha Negra”, situado en la bajada del puente hacia la provincia , se efectuaban riñas de gallos, y a su abollado estaño iban a tomar copas “El Zurdo Ramos”, Millán “El Tigre” –a quien Canaro nombra en su tango–- y Francisco Riente “El Tuerto”. A este último tuve oportunidad de entrevistarlo en un conventillo de la calle Ferré al 1900.
[...] En el momento de la entrevista cuenta 83 años de edad. Su aspecto se muestra imponente y en cierto modo terrible. Mide 1,84 de estatura. No obstante los años y su elevado físico, se ve erecto y desconfiado. Me arroja una mirada penetrante al rostro y pregunta mi nombre. Se lo digo. Llena entonces una copa de aguardiente de la botella que tiene sobre la mesa y me convida. Acepto la invitación. Usa pañuelo blanco al cuello y su mirada se tiende de abajo hacia arriba. Una cicatriz le cruza la cara desde la oreja izquierda hasta el mentón. […] Después de una pausa dice: “Haga notar que yo no fui  jamás un asesino como me conceptuaron mis enemigos políticos. Nunca ataqué ni al caído ni al indefenso. Si logré mala fama en peleas fue porque el ambiente me puso en la alternativa de morir o defenderme. Lo mismo a mi amigo Eulogio Recarte ‘Manchota’, a quien tenían por matón. Lo provocaban a propósito y al fin el hombre tenía que pelear. Millán, ‘El Tigre’, fue mi amigo. Era un joven entrerriano muy bueno. No molestaba a nadie cuando tomaba sus copas. Solía frecuentar ‘La Blanqueada’ y ‘La Chancha Negra’. Hasta allí iban los pendencieros de siempre de aquellos tiempos a buscarle la boca. Pero Millán era corajudo de verdad y capaz. Al fin lo mataron de una puñalada por la espalda. […].
Lamentablemente en el relato no hay precisión de fechas y además surge la pregunta: ¿esta historia, que puede ser cierta, tiene relación con el tango de Canaro o a raíz del tango se le atribuyó a ese Millán el protagonismo de los hechos? O bien Canaro escuchó la historia, la elaboró y escribió el tango. No lo sabemos.

EL OTRO MILLÁN
En Valentín Alsina existió un Carlos Millán que fue asesinado cerca del puente y demostró una audacia y valor sin igual. De este Millán estamos seguro que no se trata, pese a que hubo quienes afirman lo contrario y hasta notas periodísticas y relatos orales que asimilan a Carlos Millán con el “Tigre” Millán. Pasemos a la historia auténtica de Carlos Millán.
Se trataba de un diariero con parada en la esquina de Valentín Alsina y Rivadavia y además  con reparto domiciliario. Su esquina era muy cotizada por la venta de diarios y como un punto ideal para levantar juego clandestino. Carlos Millán, de alrededor de veinticinco años, era un honesto trabajador y jamás pasador o levantador de juego. No estaba picao de viruela ni bastante morocho. Era rubio y nada tenía de pendenciero. Varias veces, dos hermanos matones, vinculados a políticos conservadores de esa época, quisieron quitarle la parada mediante amenazas. Carlos Millán se negó reiteradamente. Cierta vez lo apuraron entre los dos, Millán los enfrentó demostrando su valentía y coraje. Los hermanos prepotentes le juraron venganza y que se apropiarían de la esquina, agregando a la amenaza el hecho de contar con influencias políticas y arreglos con la policía. Lo cierto es que una noche se le tendió una trampa vinculándolo a una trifulca a la que Millán estaba ajeno.
Concretamente, fue asesinado.
Existen versiones, no confirmadas, que Millán se defendió y logró abatir estando herido, a sus cuatro agresores. Los hechos están perfectamente documentados en el periódico del domingo 6 de enero de 1935. Se trata del periódico La Defensa de Valentín Alsina, Castellino, Villas circunvecinas, todo el Partido de Avellaneda y Buenos Aires.
El título de la noticia publicada en La Defensa de esa fecha dice: “Hechos graves que conmueven a la población. En un recio tiroteo con la policía pereció el joven Carlos Millán y el cabo de la Subcomisaría local, Antonio Belis. Frente a la información de varios diarios, los vecinos y amigos de Carlos Millán, dieron a conocer esta declaración, adjunta: “Carlos Millán no era un delincuente como dice la policía”.
(Esta declaración vecinal tiene por fecha el 2 de enero de 1935).
El periódico La Defensa relata los hechos y luego publica la declaración firmada por una larga lista de vecinos.
Sin duda que Carlos Millán no era el “Tigre” Millán de Canaro porque el estreno de La canción de los barrios es anterior a estos hechos. Tampoco puede ser el mencionado en el libro de Nicolás Martínez Brizuela, dado que ese testimonio dice que fue asesinado con puñal y por la espalda.

En la época de oro del radioteatro, tiempos de Héctor Bates y Juan Carlos Chiappe, existió un radioteatro radiofónico titulado: El Rubio Millán. Aquí se presentaba al Millán como un hombre aguerrido y en el límite confuso entre el matón sentimental y romántico con el hombre utilizado por políticos deshonestos  donde siempre aparecía la figura femenina y traidora.
Posteriormente, ya en la década del 50, un programa cómico dominical llamado La revista dislocada creado por Delfor y con libretos de Aldo Camarota, presentaba a un personaje masculino pero feminoide y amanerado que en una comunicación telefónica equivocada siempre terminaba hablando con el “Rubio Millán”.
Tanto los radioteatros como La revista dislocada son posteriores a La canción de los barrios,  de manera que estos dos programas son derivados del personaje ya en boca de todos.
Como conclusión final podemos asegurar únicamente que hubo un Carlos Millán asesinado en diciembre de 1934, es decir anterior al estreno del tango y que nada tiene que ver en la historia. El resto puede ser visto de varias maneras: a) A raíz de la difusión del tango, a Carlos  Millán y quizá a otros del mismo apellido se los apodó “El Tigre”; b) Existió otro Millán anterior al tango que fue matado por la espalda como señala el  entrevistado señor Francisco Riente, y Canaro, en base a testimonios escribió la letra; c) El personaje de Canaro cobró vida arquetípica y hasta entró en la mitología.
Posiblemente jamás lo sabremos. O puede ser que sí.Los mitos tienen laberintos insospechados y caprichosos, y a veces, cuando creemos que la salida es imposible, caídos y aceptando la derrota, desde esa nueva posición vemos la luz que nos indica la salida que no veíamos porque estaba  junto a nosotros.
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 Bibliografía:
Canaro, Francisco: Mis Memorias. Mis bodas de oro con el tango. Corregidor 1999.
Martínez Brizuela, Nicolás: Pompeya de ayer y de hoy. Buenos Aires. 1977.
Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires: Barrios, calles y plazas de la ciudad de Buenos Aires, origen y razón de sus nombres. Buenos Aires. 1997.
Periódico La Defensa. Domingo 6 de enero de 1935.
Biblioteca de Argentores. Programas de teatro, mayo 1934.

Imagen: El "Tigre" Millán, pintura de Ricardo Carpani.