(De Ricardo Llanes)
El tramo Callao-Pueyrredón guarda un historial de latifundios que fueron de Peña, de Torriente, de Cabrera, de Bustillo, de Salamona… Esas resultaron las trincheras naturales que no permitieron a las columnas del Norte, de la Segunda Invasión Inglesa, avanzar por la calle Córdoba hacia la plaza del Retiro (hoy San Martín); lo que lograron por las de Viamonte y la de Charcas. Las imágenes que conservamos de esta extensión de ocho cuadras, corresponden a unas pocas fincas residenciales; a un empedrado bastante desparejo y a la de los árboles laterales ricos de frondas y de gorriones. Las veredas anchas y tranquilas; y entre diez victorias, allá aparecía, como desorientado, un automóvil.
La vemos rodeada de silencio, pero de un silencio de seriedad conventual, a la Escuela Normal de Maestros Nº 1, actualmente llamada “Presidente Roque Sáenz Peña”, la que fuera inaugurada a fines de 1879. En esa escuela y por los días de 1885, impartía sus clases de Instrucción Cívica, Historia Argentina y Filosofía, el doctor Hipólito Yrigoyen, quien 31 años más tarde alcanzaría la primera magistratura de la Nación. Y aquí corresponde que hagamos una aclaración. Acabamos de escribir “el doctor Hipólito Yrigoyen” porque así, con tal título, lo distinguen altas personalidades a las que nosotros no podemos desmentir (1).
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(1) Lo han llamado “doctor” sus contemporáneos, entre ellos personas tan responsables como Aristóbulo del Valle, que ha tenido con él –y lo ha dicho públicamente– la mejor estima. Carlos Pellegrini, su adversario político y hombre franco hasta la rudeza, le da en una carta el título. (Tomado del libro de Manuel Gálvez Vida de Hipólito Yrigoyen, Editorial Tor, año 1945).
Imagen: Moderno planito de la Segunda Invasión Inglesa.
Tomado de Recuerdos de la ciudad porteña, Ediciones Corregidor, Bs. As., 2000.