(De Luis León)
En un estudio sobre los oficios en que se
desempeñaban los djidiós (1) en Izmir, consigna que había entre otros: 100
albañiles, 150 vidrieros, 1.000 hojalateros, 150 fabricantes de espejos, etc.
Figuran algunos que en la
Argentina de las dos primeras décadas del siglo XX, no tenían
cabida. Como...100 trenzadores de cordones de seda y 500 fabricantes de hilos
de oro y plata. Pero es más curioso aún cuando se lee además que había 500
médicos, 50 boticarios y 700 barberos, además de 500 músicos y 10
equilibristas.
Por la falta de testimonios suficientes,
es difícil averiguar a dónde fueron esos hombres y qué sucedió con esas
actividades especializadas al dejar Turquía, además de su quehacer diario para
ganarse la vida al llegar a Buenos Aires. Sólo se recuerdan algunos oficios o
habilidades que a veces por ser curiosos, se mantuvieron en la memoria de la
generación siguiente con tanta fuerza que aún son mencionados por los
informantes.
Bardavid, se paseaba por las calles del
Villa Crespo de los inmigrantes durante carnaval, montado a una bicicleta de
una sola rueda, despertando sorpresa y admiración. En la década del 50, vivía
del oficio de pegar brillantes sobre piezas de bijouterie, con que se ganaba la vida trabajando bajo el toldo del
patio de su casa en la avenida Corrientes. Algunos recuerdan a Algranati que tocaba
alegre, sin inhibiciones, su trompeta en la feria del barrio.
...560 bordadores, ...500 sastres,
continúa la lista del mencionado estudio. Acá se recuerda con afecto a
"Misodi" Eskenazi como importante diseñadora de ropa y modista de la
esquina de Velazco y Acevedo. También a Luisa Dannon que por los años 40 vivía
en la calle Malabia. Está también en la memoria Navarro el sastre "fino",
de Gurruchaga 312, en el mismo inquilinato en que vivía Abraham Morás,
encargado de confeccionar las mortajas para el cementerio. Su mujer, con todo
cariño lo despedía todos los días en el patio frente a su habitación rogándole
que Dios le diera siempre mucho trabajo, despertando la ira de los otros
vecinos que le contestaban: Ah Dió, ¿
kualo´stás diziendo?... ¡Amudera ke te kaiga! (Ah Dios, ¿qué estás
diciendo? ¿Muda que te quedes!).
...400 herreros y 1.000 hojalateros, y
sólo el recuerdo de Mijael Carmona, el calailadjí,
oficio muy solicitado, pues era el que arreglaba y calafateaba las ollas (tendjerés y pailones) antiguas que las djudías empleaban en sus cocinas. Vivía
en Camargo junto al predio en que estaba la Kehilá (2) de Villa Crespo, y de su planta de murta (ruda) se cortaban las ramitas
que semana a semana, siguiendo la tradición, se daba a los paisanos al salir de
la sinagoga.
En la lista figuran 100 propietarios de
casas de comida. Y se recuerda a Capulla, el primero en Villa Crespo, y se dice
que en la ciudad, que comercializó el yogurt, y por supuesto a Alboger del bar “Izmir”,
o a Buchuk que reunía a los parroquianos sefaradíes del barrio del centro en la
calle 25 de Mayo.
De los 500 médicos del estudio sobre los
oficios de los judíos de Esmirna, se recuerda en Villa Crespo al Dr. Abrameto
que vivía en la esquina de Gurruchaga y Camargo, también al Dr. Levy con
consultorio en Colegiales, y a quien vivía fuera del barrio, el Dr. Sadoc Nino,
que concurría cuantas veces fuera necesario para socorrer a los (a veces
alarmistas djidiós) que lo requerían con urgencia, sin cobrarles siquiera la
visita.
A pesar de los compraventeros, y otros
oficios que eligieron desempeñar, el tiempo los integró a ellos o a la
siguiente generación en actividades y oficios adecuados a los nuevos tiempos
que corrían, ya en otro Buenos Aires diferente al que conocieron al llegar.(*) (3)
______
(*) Agradezco al Sr. Chuny Emanuel la
información aportada para la redacción de este artículo (L.L.).
Notas:
(1) Judíos.
2)
Comunidad.
Imagen: Tapa del libro: "Judíos sefardíes pioneros de la inmigración en la República Argentina" del doctor Marcos Edgardo Azerrad.
Esta nota fue tomada de la página Web SefarAires, donde su título original es: “Pequeñas historias de Villa Crespo. Oficios
de djidió”.