(De Enrique H. Puccia)
Había transcurrido casi una década desde el estreno de La fiesta de don Marcos, obra en la que el público pudo apreciar en todo su exacto valer la ductilidad del talentoso comediante que ya también se había lucido como autor, firmando las piezas que escribía con sus nombres completos: Abelardo Alonso Lastra.(1)
El 21 de junio de 1900, la compañía de Irene Alba y Rogelio Juárez estrenaba en el teatro "Comedia" de la calle Artes, frente al antiguo Mercado del Plata, la pieza de ambiente rosista El chiripá rojo, debida a la pluma de Enrique García Velloso, con música del maestro Antonio Reynoso. Lastra, que integraba la compañía y a quien le había correspondido el papel de sargento mazorquero, de gran gravitación en el desarrollo de la trama, se vio impedido de asistir a los ensayos, por cuanto se hallaba internado en un sanatorio, aquejado de un mal cardíaco, pero igualmente aprendió su parte "de memoria".
Tras varias alternativas y cuando todo hacía presumir que no sería de la partida, llegó la noche del estreno con Lastra en su puesto. La obra se fue desarrollando magistralmente, ante la contenida emoción de los espectadores, ganados por lo hondo del drama que se desenvolvía ante sus ojos.
El final, que culminaba con la muerte del sargento a manos de la heroína, quien le clavaba un puñal en el pecho, arrancó sostenidas ovaciones, debiendo salir varias veces autores e intérpretes a agradecer las calurosas manifestaciones. ¿Todos los intérpretes?... Todos no, puesto que Lastra permanecía echado en el mismo lugar donde había fingido matarlo la dama unitaria. Caído definitivamente el telón, los compañeros se acercaron intrigados a inquirirle sobre su extraña actitud. Pero Lastra nunca más podría contestarles. Estaba allí, muerto, vencidos por su mal y por su acendrado amor al teatro, razón de todos sus afanes en la vida.
Así se cerró la etapa de Abelardo Lastra, un actor español que fue orgullo del teatro argentino.
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(1) Ya que como actor se lo conocía con el nombre de Abelardo Lastra (N.de la R.)
Imagen: Giorgio De Chirico: La Comedia y la Tragedia, óleo, 1926.
Material tomado del libro de E. H. P. Intimidades de Buenos Aires, Corregidor, Bs. As., 1990.