De Eduardo Parise)
La idea original era que el público lo
conociera con el estreno de “El alma del bandoneón”, la película para la que
había sido compuesto y que se proyectó en febrero de 1935. Pero Luis César
Amadori, quien conocía a Enrique Santos Discépolo, decidió otra cosa:
llevárselo a Sofía Bozán para que lo cantara por primera vez en el Teatro
Maipo. Cuando Ángel Mentasti (productor de la película) se enteró, corrió
indignado hacia la calle Esmeralda para frenar aquello. Amadori lo paró casi en
la puerta y fueron a debatir el tema a la confitería “Richmond” que estaba casi
frente al teatro. Y mientras discutían, sobre el escenario “La Negra ” Bozán estrenaba aquel
tango de Discépolo. Ocurrió a fines de 1934, la revista se titulaba “Esmeralda
al 400” y
el tango era “Cambalache”.
Convertido en un símbolo de lo que fueron
esos años de corrupción (y para muchos de otros que los siguieron), “Cambalache”
es un fiel reflejo de la poesía irónica y lacerante que Discépolo supo ponerle
a la mayoría de sus obras. Y para eso usó imágenes duras como aquellas de “la Biblia contra un calefón” o
“el que no llora no mama y el que no afana es un gil”.
Pero esta vez la intención es centrarse en los
personajes que el poeta mencionó en su letra para graficar aquella mezcla donde
“¡cualquiera es un señor!” y “¡cualquiera es un ladrón!”.
Los primeros que desfilan son Stavisky,
Don Bosco y “la Mignón ”.
La última es una imagen figurada para representar a una prostituta. Pero los
otros dos existieron e hicieron historia.
Serge Alexander Stavisky (20 de noviembre
de 1886 - 8 de enero de 1934) fue un famoso estafador. Nació en Ucrania y luego
se nacionalizó francés. Su mayor golpe fue cuando, con apoyos financieros y
hasta políticos, defraudó en más de 200 millones de francos al municipio de
Bayona. La estafa se descubrió a fines de 1933. Y cuando fueron a detenerlo, lo
encontraron muerto con un balazo en la cabeza. En cambio Juan Melchor Bosco (16
de agosto de 1815 - 31 de enero de 1888) fue todo lo contrario. Educado por su
madre en la fe, en su Italia natal y desde chico, mostró su vocación por servir
a Dios y a los humildes. Y creó una obra religiosa con contenido social que se
extendió por el mundo, incluida la
Argentina : la congregación salesiana. Conocido simplemente
como Don Bosco fue canonizado en 1934, el mismo año en que Discépolo compuso “Cambalache”.
En
la letra, también aparecen “Don Chicho y Napoleón, Carnera y San Martín”. El
emperador francés y nuestro máximo prócer son figuras a las que no se necesita
historiar. Pero, ¿quiénes son los otros dos? Don Chicho se llamaba en realidad
Juan Galiffi (9 de diciembre de 1892 - Milán, 1943). Nacido en Sicilia, había
llegado a la Argentina
en 1910. Siempre se lo acusó de ser “el Al Capone argentino”, porque dicen que
convirtió a la ciudad de Rosario en la “Chicago” del país. Él siempre negó
tener relación con la mafia. Lo conocían como “Chicho Grande” y lo deportaron
en 1933.
Por su parte, Primo Carnera (25 de
octubre de 1906 - 29 de junio de 1967) también era italiano. Había nacido en
Sequals, cerca de Udine. A los 18 años medía 2,05 metros y pesaba
125 kilos. Empezó haciendo demostraciones en un circo pero un promotor lo
convenció para que fuera boxeador. Y aunque no era brillante, en 1933 llegó a
campeón mundial de los pesos pesados. Tras su retiro, terminó haciendo peleas
de catch (incluso estuvo en la Argentina ) y hasta
papeles breves en películas de Hollywood.
La
difusión de “Cambalache” muchas veces fue prohibida por los censores de turno.
Y el tango también generó debate por su temática similar a la de “Al mundo le
falta un tornillo”, obra que Enrique Cadícamo hizo en 1933. Los defensores de
Discépolo dicen que otro tema suyo titulado “¡Qué sapa, Señor!”, fue escrito en
1931. Y ya estaba en esa misma línea. La polémica está abierta. Pero esa es
otra historia.
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Imagen: Evocación de Discépolo, obra del
artista plástico Jorge Cosenza. (Tomado de www.kp1.net)
Material tomado de "Ciudades", clarin.com del 6/8/2012.