(De Miguel Ruffo)
Un episodio poco recordado de la historia de nuestra ciudad que integra la saga de acontecimientos bélicos de aquellos años de revolución.
“El 15 de julio [de 1811] –dice Abad de Santillán– cinco buques de la escuadrilla de Montevideo, a las órdenes de Michelena, bombardearon Buenos Aires durante tres horas; dispararon sin previo aviso 31 bombas y tres cañonazos de bala rasa; a la mañana siguiente desembarcó un emisario que intimó el levantamiento del sitio de Montevideo, dando dos horas para la respuesta; en caso contrario continuaría el bombardeo hasta destruir la ciudad y sus inmediaciones. El gobierno patriota respondió enérgicamente rehusando toda negociación, pero el bombardeo no se reanudó y Michelena se retiró con sus buques el 17 por la mañana”. Tal es sucintamente la descripción de una parte del hecho. Para comprenderlo en toda su dimensión debemos trascender el aspecto fáctico e internarnos en el análisis conceptual de la situación de los frentes de guerra en el Río de la Plata hacia 1811.
Después de la Revolución de Mayo, uno de los primeros problemas que tuvo que enfrentar la Junta de Buenos Aires fue que su autoridad fuese acatada en el conjunto del espacio político que constituía lo que empezaba a ser el ex-virreinato; de allí las expediciones político-militares al interior. Una de ellas es la expedición a la Banda Oriental , en la que comenzó a destacarse la figura de José Gervasio Artigas.
La Revolución de Mayo, urbana por su forma, hubo de promover en la otra banda del Plata una revolución rural, ya que Montevideo, que era una importante base naval realista y la única ciudad amurallada de la región, se había pronunciado contra la Junta de Buenos Aires y había adherido al Consejo de Regencia. Sublevada la campaña oriental, Montevideo fue sitiada por las fuerzas de Buenos Aires. Sin embargo, la neta superioridad naval de aquella ciudad expuso a la capital del ex-virreinato al bombardeo enemigo desde el río. Los buques de guerra de los realistas se aproximaban a las costas de Buenos Aires y la bombardeaban.
Entre tanto, en el frente del noroeste, la victoria de Suipacha (1810) se había diluido con la derrota de Huaqui (1811) y el norte quedó expuesto a las incursiones de los realistas. En el noreste, es decir, en el Paraguay, el revés de Belgrano en Tacuarí (1811) determinó la pérdida de esa intendencia. A esta situación crítica, desde el punto de vista militar, se le deben sumar las luchas entre morenistas y saavedristas en el frente interno, que terminarían provocando la crisis y disolución de la Junta Grande y la formación del Primer Triunvirato (septiembre de 1811), cuya personalidad dominante fue el secretario Bernardino Rivadavia. Se había ordenado a Belgrano que en el norte retrocediese hasta Córdoba; mientras una revolución en Asunción –y la consiguiente formación de una Junta– disgregó la posibilidad de que el noreste fuese también un frente de guerra. Para incrementar la complejidad de la situación militar, el imperio de Portugal-Brasil invadió la Banda Oriental para auxiliar a la sitiada ciudad de Montevideo. ¿Qué hacer ante la rebelde ciudad puerto de la otra banda del Plata?
“El 20 de octubre [de 1811] –continúa Abad de Santillán– se concertó un armisticio, que establecía, entre otras cláusulas: ‘Ambas partes (…) no reconocen ni reconocerán jamás otro soberano que el señor don Fernando VII; la Junta reconoce la unidad indivisible de la nación española; Buenos Aires remitirá a España a la mayor brevedad los socorros pecuniarios que permita el estado presente de sus rentas; las tropas de Buenos Aires desocuparán la Banda Oriental del Río de la Plata hasta el Uruguay sin que en toda ella se reconozca otra autoridad que la del virrey [se está refiriendo al último virrey del Río de la Plata, Francisco Javier de Elío, que gobernaba en Montevideo]; los pueblos de Arroyo de la China, Gualeguay y Gualeguaychú quedarán sujetos al gobierno de Elío’”.
Mientras las fuerzas de Buenos Aires se retiraban y se levantaba el primer sitio de Montevideo (1811), las de Portugal-Brasil debían evacuar los territorios ocupados en la Banda Oriental. Este armisticio, que no fue del agrado de Artigas, daría origen al exilio del pueblo oriental, que siguió a su caudillo al campamento del Ayuí en Entre Ríos. Aquí se inician las discrepancias entre Artigas y Buenos Aires. La compleja situación militar se revirtió con los triunfos de Belgrano en Tucumán (1812) y Salta (1813) y de San Martín en San Lorenzo (1813). Montevideo sería sitiada por segunda vez en 1812-1814 y su caída en el último de los años mencionados sellaría de hecho la independencia del Río de la Plata.
El bombardeo de 1811, las incursiones de fuerzas navales realistas en 1812-1813 en el río Paraná y el desembarco en costas santafesinas, derrotado por San Martín, operaron como factores que indujeron al gobierno de Buenos Aires a formar una flota patriota. Esa flota estaría comandada por el Almirante Brown, quien en el combate del Buceo (1814) derrotaría a la realista y bloquearía a la Montevideo sitiada. La caída de esta en 1814 alejaría los frentes de guerra de Buenos Aires. La ciudad capital podía respirar tranquila.
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Imagen: Plano de Azara de la ciudad de Buenos Aires (1800).
Material tomado del periódico Trascartón.