(De Marcelo Oliveri)
El acta de nacimiento del lunfardo, en cuanto vocabulario empleado por los jóvenes porteños de las clases modestas, no es anterior a 1878. Ese año apareció en el diario La Prensa un suelto que se refería al lenguaje de los ladrones de Buenos Aires y lo llamaba lunfardo. Al año siguiente, en 1879, el periodista Benigno Baldomero Lugones publicó en La Nación dos extensos artículos, uno titulado “Los beduinos urbanos” y el otro “Los caballeros de la industria”. En ellos exponía el modus operandi de los ladrones que operaban en la ciudad, a veces con violencia y otras con astucia. El habla de esos ladrones incluía 56 palabras. Algunas de ellas, las usaran o no los delincuentes, circulaban ya libremente en el habla popular: chafe, estrilar, guita, toco. Si tomamos el librito Memorias de un vigilante que Fray Mocho [José S. Álvarez] publicó en 1897, entendiendo referirse a un vocabulario exclusivo de ladrones, se encontrarán otras que también se multiplicaban en boca de la gente más honesta (esquinazo, mosca, tano, tumba).
En 1894 Antonio Dellepiane publica el que consideró Diccionario Lunfardo, como complemento de su estudio sobre el idioma del delito. Son apenas más de 400 las palabras que recoge aquel famoso criminalista, precisamente porque las considera ladroniles. Las que no lo son superan en número a los falsos lunfardismos acopiados por Lugones y por Fray Mocho. Podemos llamar falsos lunfardismos a aquellas palabras que formaban parte del habla de la gente común y que, sólo por haberlas escuchado en boca de ladrones, imaginaban ellos que pertenecían a la jerga de lo que Lugones llamó Beduinos urbanos y Caballeros de industria. Entre esos falsos lunfardismos anotamos: abatatarse (avergonzarse), atorrante (vago), atorrar (dormir), atorradero (lugar de atorro), atorro (la acción y efecto de dormir), bacán (patrón), bagayo (atado de ropa u objetos diversos), batifondio (gresca), batuque (desorden), boliche (despacho de bebidas), cabrero (hombre receloso), caco (ladrón), cañón (vaso de caña), chafe (vigilante), esbirro (carcelero), estrilar (renegar), farra (distracción), gamba (pierna), jaife (lechuguino), lamentarse (requebrar), mangangá (peso de moneda nacional), pilcha (manta), refilar (dar), tumba (puchero), verde (yerba mate; ajenjo).
Por supuesto el lunfardo no se agota en el diccionario de Dellepiane, ni siquiera en el más extenso publicado en 1915 por el oficial del Servicio Penitenciario Luis Contreras Villamayor, con el título El lenguaje del bajo fondo. Este último reunió alrededor de 1.300 palabras y hoy por hoy son más de 3.000 las consideradas lunfardas. El concepto lunfardo abarca, ciertamente, los vocablos jergales traídos por la delincuencia extranjera (escruche, grilo, vento). Estos no son los más numerosos. Hay que considerar también los traídos por honestos inmigrantes e incorporados por sus hijos a su propio vocabulario. Tampoco deben descontarse las creaciones locales, que comenzaron a ser más frecuentes cuando cesó la inmigración.
Muchas de esas palabras pueden constituir lo que bien cabe denominar lunfardo antes del lunfardo, es decir, términos que ya eran lunfardos antes de que esta denominación se creara y se difundiera. Esos términos son entre otros los siguientes:
cafúa. Portugués cafúa ‘antro, cueva’, ‘cuarto en que se encierra a los alumnos castigados’. Buenos Aires, ‘cárcel’ (La polca del espiante con dirección a la cafúa. García Velloso , “Gabino el mayoral”).
cajetilla. Germanesco jaque ‘fanfarrón’, a través del aumentativo jaquetón y del probable diminutivo jaquetilla, por metátesis. En Buenos Aires, ‘petimetre’ (Un recién venido mostraba señales de desdén hacia el cajetilla. Sarmiento, “Facundo”; Un cajetilla los calzó de cross. Flores, “Corrientes y Esmeralda”).
che. Interjección castellana ce, pronunciada tse. Vocativo del pronombre personal tú (¡Quien había de creer, che, que yo estuve en la batalla de Ituzaingó! Calzadilla, “Las beldades de mi tiempo”; El alma está en orsái, che, bandoneón. Manzi, “Che, bandoneón-2).
chumbo. Portugués chumbo ‘plomo’. Proyectil de arma de fuego. Revólver (El bruto me largó un chumbo. Hernández, -2El gaucho Martín Fierro”; Lo apuntaban con sendos chumbos. Asís, “La calle de los caballos muertos”).
descangayado. Portugués descangalhado ‘quebrantado, roto’. Descuajaringado, deteriorado, desvencijado (Debían tener los huesos descangallados. Gutiérrez, “El Chacho”; Sola, fané, descangayada. Discépolo, “Esta noche me emborracho”).
formar. Castellano formar ‘colocarse una persona en una formación o cortejo’. Pagar.
fulo. Portugués del Brasil fulo de raiva ‘pálido de ira’, por la tez pálida de los esclavos fulos (Fulo y mordiendo con rabioso diente. Echeverría, “Avellaneda”; Y si alguno que anda fulo madrugarme al cuete espera. Fernández, “Versos rantifusos”).
jabón. Modismo español dar un jabón ‘tratar a alguien ásperamente’. Miedo (No soy manco pa la guerra pero tuve mi jabón. Hernández, “El gaucho Martín Fierro”; La mina se escabullía de jabón al bacanazo. Fernández, “Versos rantifusos”).
julepe. Americanismo julepear ‘asustar’. Miedo.
malevo. Castellano malévolo ‘inclinado al mal’. Maleante, maligno, matón, pendenciero (Barajo…si nos trataban como se trata a malevos. Hernández, “El gaucho Martín Fierro”; Era un malevo buen mozo de melena recortada. Bayón Herrera, “El taita del arrabal”).
marimba. Afronegrismo marimba ‘cierto instrumento músico de percusión’. Golpiza, paliza, zurra.
mora. Castellano mora ‘fruto del moral, fruto de la morera’. Proyectil de arma de fuego. (Porque una mora fría me sacó una achura me creen en la sepultura. Ascasubi , “Paulino Lucero”; Y en el monte meterle una mora. Villamayor, “La muerte del pibe Oscar”).
morlaco. Americanismo morlaco ‘peso, unidad monetaria’. Peso, unidad monetaria (Donde casi pierdo el cuero y los morlacos dejé. Lussich, “Tres gauchos orientales”; Los morlacos del otario los jugás a la marchanta. Flores , “Mano a mano”).
naco. (Portugués naco ‘pedazo, trozo’ –especialmente de tabaco trenzado –. Trozo de tabaco trenzado (Ahí tiene, contra el recao, cuchillo, papel y un naco. Del Campo, “Fausto”). / 2. Peso, unidad monetaria (Pedía un par de nacos para la catrera. Lima , “Con los ‘Nueve’”…).
papa. Castellano papa -voz infantil- ‘comida’. Cosa hermosa, favorable, conveniente (El programa es una papa de internacionalismo. Arlt, “Aguafuertes porteñas”). / 2. Hermoso, hermosa (Con un vestuario papa. Fernández, “Versos rantifusos”).
pierna. Argentinismo pierna ‘jugador que en una mesa de juego completa el número de participantes’. Persona dispuesta a cooperar; persona avispada (Más tardaron en llegar los jugadores, las piernas. Mansilla, “Entre nos”; Es pierna y muy superior, güen gaucho al par del mejor. Lussich, “Tres gauchos orientales”; Sus mejores detectives, los más piernas. Lima, Con los “Nueve”…; Y no es de hombre pierna ir a trabajar. Trongé, “Seguí mi consejo”).
pedo. Castellano antiguo embebedarse ‘embriagarse’. Embriaguez (Y aquel beber tan prolijo que en el rico es alegría y en el pobre es pedo fijo. Hidalgo, “Cielito”; Un tape vino en pedo. “Paulino Lucero”, 73).
quilombo. Afronegrismo brasileño quilombo ‘refugio de los negros cimarrones’. Prostíbulo (Sabía llegar de lo más paquete al quilombo. Borges, “Historia universal de la infamia”). / 2. Desorden, alboroto.
taita. Castellano taita ‘padre de prostíbulo’. Hombre audaz y valeroso (He sido y siempre seré el taita de aquellos pagos. Lussich, “Tres gauchos orientales”; Cuántos taitas envidiaron mi fama de gigoló. Flores, “Viejo smocking”).
tamango. Portugués tamancos ‘zuecos’. Bota de potro; calzado rústico (Corcobió el de los tamangos. Hernández, “El gaucho Martín Fierro”; Cuando rajés los tamangos buscando ese mango que te haga morfar. Discépolo, “Yira…yira…”).
taura. Castellano tahur ‘jugador fullero’, por paragoge. Hombre audaz y valeroso (Cae otro taura a la fiesta. Lussich , “Tres gauchos orientales”; Donde al más taura le dan de chanta. Fernández, “Versos rantifusos”).
vichar. Portugués vigiar ‘vigilar’. Observar con disimulo, espiar; mirar de soslayo (En esto un catre viché. Hidalgo, “Relación”; Eso no. ¿Qué iría a pasar si nos vichara mi hermano? González Castillo, “Entre bueyes no hay cornadas”).
viola. Portugués viola ‘tipo de guitarra’. Guitarra.
yapa. Quechua yápa ‘lo que se añade o se agrega’. Añadidura gratuita a la mercadería adquirida; añadidura en general. Yapar ‘añadir’.
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Imagen: Logotipo de la Academia Porteña del Lunfardo.
Tomado del libro del autor de próxima aparición: El lunfardo en la cultura porteña.