(De Luis Alposta )
Amaro Villanueva fue el primero en asociar la palabra lunfardo con lombardo.
Leyendo Los amores de Giacumina, sainete de Agustín Fontanella, editado en 1906, y la novelita de igual nombre, de autor anónimo, escrita en cocoliche, cuya tercera edición data de 1886, él encontró en ambos textos la palabra lumbardo, en boca de un napolitano, y, según se desprende fácilmente del relato, se refiere al nativo de Lombardía.
Prosiguiendo el rastreo, éste dio sus frutos y, en el Vocabulario romanesco de Chiappini, encontró esta constancia reveladora: Lombardo con el significado de ladrón.
El señor Larousse, más explícito, es quien nos consigna que, en el medioevo, en Francia se llamó lombardos “a los financieros, cambistas, usureros, que en gran número procedían de Italia”.
La importancia de semejante testimonio no necesita comentario: había encontrado la palabra lombardo con el significado de ladrón, contando ya con el cambio a lumbardo registrado en el uso local porteño, en el que lunfardo significa, también, ladrón, y luego, por extensión, pasó a llamarse así al vocabulario de ocultación utilizado por los malvivientes.
Los pasos serían entonces: lombardo→ lumbardo→ lunfardo.
Por todo esto, es a unos antiguos lombardos, de mala reputación, que les estaríamos debiendo una palabra que mucho tiene que ver con el tango y con la parla nuestra de cada día.
______
Imagen: Dibujo tomado del libro Letras de Tango de José Gobello, Ediciones Centro Editor, Bs. As., 1197.
Nota de Mosaicos porteños, Marcelo Héctor Oliveri editor, Bs. As., 2005.