(De Ricardo M. Llanes)
El primero de los monumentos ecuestres conocidos en la ciudad de Buenos Aires es el del Libertador General José de San Martín, que fue inaugurado el 13 de julio de 1862. Igualmente, en lo que corresponde al presente siglo (1), otra figura estatuaria de tal carácter, la de José Garibaldi, fue descubierta el 19 de junio de 1904. Sus autores fueron, respectivamente, los escultores Luis José Daumás (francés) y Eugenio Maccagnani (italiano).
El monumento de San Martín fue realizado, como hemos dicho, por el artista Daumás; y en su primera posición se lo veía, no señalando al Norte, como ahora, sino al Este. Por entonces se erigía sobre un sencillo pedestal de mármol blanco, encuadrado por una barandilla de reja, en cuyos ángulos se levantaban cuatro faroles. Medio siglo más tarde, por encargo de la Comisión Central del Centenario (25 de Mayo 1810-1910), reformaron su planta, pues se le colocó un nuevo basamento con grupos alegóricos y bajorrelieves, cuyas figuran rememoran el Ejército de los Andes. Todo esto es obra del escultor alemán Germán Eberlein, y fue descubierto el 14 de febrero de 1910.
Respecto a la erección del monumento a Garibaldi, debe recordarse que la hoy llamada Plaza Italia, entonces De los Portones, resultó sumamente pequeña para dar cabida a los miles de asistentes al acto, con la representación especial de todas las colectividades italianas de los pueblos limítrofes y ciudades de provincia.
Estos monumentos se levantan sobre los puntos Este y Oeste de la calle, pudiéndose decir que son las máximas figuras estatuarias de ella; sin olvidar, por supuesto, a la del negro Falucho, el soldado Antonio Ruiz, que fuera sacrificado en la fortaleza del Callao (Perú) el 7 de febrero de 1824, estatua que se encuentra desde 1913 en el pequeño espacio de forma triangular que allí conforman la avenida Santa Fe, Luis María Campos y el tramo de la calle Bonpland (2), y conviene recordar que la figura broncínea del negro inmortal, obra de Lucio Correa Morales, tuvo su primer emplazamiento al ser colocada en el mismo sitio que ahora ocupa la de Echeverría, frente a esta avenida; y eso tuvo fiesta de inauguración el 16 de mayo de 1897. Por lo demás, en la plaza, y sobre la línea de esta calle, podían verse las admirables joyas del cincel como eran Los primeros fríos de M.Blay-Fábregas, de La duda de E. Cordier y de El tambor de Tacuarí, la muy popularmente conocida obra de Luis Perlotti, la que veíamos junto al portal de entrada del Círculo Militar, Santa Fe 750 (3). Y digamos que de los días del Centenario, sólo se mantiene por allí esa expresión de nota emocional que nos trasmite El niño y la gallina del artista italiano Nicolás Gulli.
Recuérdese, asimismo, que por espacio de algunas décadas, en la plazoleta que existía en el encuentro de las hoy llamadas avenida Leandro N. Alem y calle Ricardo Rojas –comienzo ésta de Santa Fe– se encontraba el monumento de Los sirios a la Argentina,
entregado al municipio el 16 de enero de 1913. Actualmente se levanta en la esquina de Sarmiento y Bouchard.
En materia de notas ornamentales, como de fuentes públicas, tuvo esta calle, allá por los comienzos de nuestro siglo (4), una de las dos fuentes de hierro que al llegar de Francia se instalaron en la Plaza de la Victoria, a cada costado, Este y Oeste, de la Pirámide de Mayo. Esta fuente pasó para destacarse durante un largo tiempo en el encuentro de las avenidas Sarmiento y del Libertador (entonces Alvear), en el mismo sitio donde ahora tenemos el monumento de los españoles, como en el de Garibaldi.
Sí, se contó con ella en los últimos años y desapareció con el avance de la avenida 9 de Julio, pues no debemos olvidar a la plazuela “Fray Mocho”, que se había abierto en la mitad de cuadra, vereda de los impares, entre las de Carlos Pellegrini y Cerrito. Era un pequeño espacio verde destinado al juego y esparcimiento de los niños; a la vez, punto de cita y encuentro de no pocas parejas que allí invocaban a la diosa Suerte, arrojando una moneda a la que se dio en llamar La fuente de Trevi, imitándose la vieja práctica de los enamorados ante la fuente legendaria que allí, en la ciudad de Roma, los llama al encuentro de la felicidad.
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(1) Se refiere al siglo XX (N. de la R.).
(2) Actualmente ese tramo de calle de menos cincuenta metros se llama Antonio Arturo Dresco. (N. de la R.).
(3) En la actualidad se encuentra frente a la entrada de la Seccional de Policía 27, Camargo 645. (N. de la R.).
(4) Nuevamente se refiere al siglo XX (N.de la R.).
Imagen: El tambor de Tacuarí, bronce de Perlotti, en su actual emplazamiento. (Foto tomada de la página web: manuelbelgrano.gov.ar).
Nota tomada del libro: Biografìa de la avenida Santa Fe, ediciones de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, Bs. As., 1978.